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Dejad de negar que eran pareja

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Imagen: Barrio Sésamo
 

Dejad de negar que eran pareja

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/OPINIÓN/ “Contar al mundo que Epi y Blas son gais no es un ataque contra los recuerdos de la infancia ni contra la heterosexualidad. Queremos reclamar nuestra identidad en un espacio que también nos pertenece” #CuántaPluma

Era algo que todos intuíamos pero también algo que muchos necesitábamos escuchar: Epi y Blas eran pareja. Así lo ha confirmado Mark Saltzman, uno de los guionistas de Barrio Sésamo, en una entrevista. Como muchos de nosotros, los famosos personajes de ficción han tardado años en salir del armario por miedo al rechazo. Pero ya era hora de que asumiéramos su sexualidad en libertad, le pese a quien le pese.

La confirmación de Saltzman alegró a muchos, pero también ha traído polémica, y no sólo en la profundidad de las redes. A pesar de la afirmación del guionista, tanto su marionetista y co-creador, Frank Oz, como la organización que produce Barrio Sésamo, han intentado desmentir que Epi y Blas estuvieran románticamente juntos. “Eran como mejores amigos. Siguen siendo marionetas y las marionetas no tienen orientación sexual”, han afirmado en un comunicado. Es una lástima que los responsables del programa desconozcan la importancia que supone representar a dos personajes homosexuales. Si desde pequeños no vemos personajes LTGB+, pensaremos que no existen y los niños gais, lesbianas, bisexuales y trans pensarán que son raros, empezarán a interiorizar vergüenza de sí mismos y verán su diferencia como algo negativo. Por eso, obviar la diversidad sexual en la pantalla supone reafirmar que sólo la heterosexualidad es válida.

Contar al mundo que Epi y Blas son gais no es un ataque contra los recuerdos de la infancia ni contra la heterosexualidad. Queremos reclamar nuestra identidad en un espacio que también nos pertenece.

A nadie le molesta la heterosexualidad de la rana Gustavo y la cerdita Peggy, dos muñecos también de Barrio Sésamo que llegaron incluso a divorciarse. Tampoco nos molesta la heterosexualidad de Shin Chan, ni la de Nobita o ni la de los protagonistas de Digimon. Pero en cambio nos echamos las manos a la cabeza con la posible orientación sexual Epi y Blas, Tinky Winky o Bob Esponja.

Contarle al mundo que dos figuras míticas de televisión son homosexuales no supone atentar contra vuestra infancia ni tampoco lanzar un ataque contra la heterosexualidad. Simplemente, queremos reclamar nuestra identidad en la esfera pública, un espacio que también nos pertenece. Si antes no lo hemos hecho era porque preferíamos callarnos y porque la estructura social nos había hecho creer que nuestro lugar estaba en la sombra.

Pero eso forma parte del pasado: las nuevas generaciones están alzando la voz para reclamar la inclusión de realidades LGTB+, como lo demuestra la petición a favor de que Elsa de Frozen tenga novia. Además, recientemente hemos visto como Marceline y la princesa chicle de Hora de aventuras han hecho pública su relación, Steven Universe celebró una histórica boda entre dos mujeres y Star vs the Forces of Evil emitió el primer beso gay en una serie animada de Disney. Hemos salido de nuestro escondite y lo hemos hecho para quedarnos.

Como dijo Hartmut Schrewe, creador del movimiento #MeQueer, “mi marido es mi marido, no mi amigo”, pues Epi y Blas eran pareja, no “mejores amigos”.

Basta de negarlo.

Estamos aquí.

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