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Artículo Descorazonador: “Miro porno de incesto, probablemente porque abusaron de mí de niña” Culture

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Descorazonador: “Miro porno de incesto, probablemente porque abusaron de mí de niña”

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Emilia Fart nos hace reír al mismo tiempo que nos acerca el dolor, incomodando a la sociedad desde su mundo patas arriba

Elena Rue Morgue

07 Diciembre 2018 11:35

Para lo que se considera socialmente aceptable en una mujer, Emilia Fart se pasa de la raya básicamente en todo. Su aspecto, su peso, su actitud, su forma de hablar y sobre todo, las cosas de las que habla.

#how #to #do #laundry

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Es complicado encajar su canal en ningún subgénero youtuber porque es difícil encajarla a ella en ninguna parte. Porque, por muy “personaje” que resulte, Emilia es probablemente la persona más real que he encontrado en Internet. No es un canal de humor como tal, ni de estilo de vida, ni de vlogs. Creo que es más que todas esas cosas juntas.

El canal de Emilia Fart es para mí una jodida obra de arte. Un espacio en el que vemos y escuchamos todas las cosas que se supone que las mujeres no podemos mostrar, ni decir. Todas las cosas que las mujeres no podemos ser.

“Miro porno sobre incesto, probablemente porque abusaron de mí de niña”.

Emilia habla de cosas que nadie quiere escuchar, demasiado trágicas o soeces o ambas. Y consigue que en un mismo vídeo nos riamos con ella y al segundo siguiente partirnos el alma con una de sus confesiones.

Incomodar socialmente es una forma muy clara de señalar dónde están los problemas, y ella lo sabe. Por eso Emilia cuando se expresa, bien sea meneando hipnóticamente el culo o hablando de trastornos alimenticios, abuso sexual, la necesidad horrible de encajar, el miedo a no merecer nunca que nadie te quiera.

“Cuando tenía 16 años le hice una mamada a un tío en el jardín de sus padres mientras sus amigos miraban”.

No solo está soltando lastre. No solo está buscando su sitio en el mundo: está ayudándonos a quienes la miramos a encontrar el nuestro. A cuestionarnos, a entendernos, a dejar de avergonzarnos y, sobre todo, a perder el miedo a sentirnos y mostrarnos vulnerables.

#how #to #flirt

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¿Cómo coño se encuentra un equilibrio en el que puedes ser tú misma, compartiendo tus traumas, inseguridades y desgracias y sin dejar de reírte? ¿Cómo se hace para no dejar que la mierda te coma sin negarla? ¿Cómo reírte de todas estas cosas para no caer en un puto pozo sin llegar a ser una jodida cínica?

No hay una fórmula concreta, pero Emilia claramente ha encontrado la suya. Puede que parezca una jodida tarada y se comporte como una jodida tarada porque, como todos, tiene que vivir con sus taras. La diferencia es que ella, con su pelo verde, su túnica y su boa de plumas no pretende esconderlo.

Emilia no ha superado todas sus mierdas. No ha superado los abusos sexuales por los que pasó, ya que en uno de sus vídeos confesó que nunca ha tenido un orgasmo con nadie. Que nunca ha disfrutado de que nadie la tocara. Tampoco se ha ido del todo el fantasma de los trastornos alimenticios. Ya no se mata de hambre, ni vomita, pero cubre su papada porque le acompleja y dice cosas horribles de su físico, como: “Puedo confirmar que mi cuerpo parece un chicle masticado”.

Hay quien la cruza nada más verla, que la tacha de “loca” y de “attention whore” sin pararse un segundo a ver todo lo que hay detrás de tanta purpurina y mamarracheo. Puede que Emilia, efectivamente, se comporte como una “loca”, pero aun así es mucho más honesta, lúcida y autoconsciente comiendo pizza y gusanitos metida con ropa en su bañera que todos aquellos que la critican.

#cloned @jonas.a.gilbert

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“Amo mis sueños y mi inconsciente, aunque me hagan tener sueños sexuales con mi padre de vez en cuando”.

Hasta hace no tanto tiempo mis amigas y yo dábamos por hecho que nuestra capacidad de hacer bromas sobre las cosas más dolorosas que han ido arrasando nuestras vidas era sinónimo de que habíamos procesado y asumido esos traumas. Humor negro para demostrar que lo tienes superado. Aunque sin tener muy claro si pretendes demostrárselo a los demás o a ti mismo, y sin darte cuenta de que solo estás poniendo una tirita y que las heridas se curan al aire.

El canal de Emilia y monólogos como el de Nanette de Hannah Gadsby o los dos especiales de Daniel Sloss en Netflix me han hecho ver que no, que tenemos que trabajar nuestra propia vulnerabilidad sin renunciar a las risas.

Que las risas sean una muleta, pero no las convirtamos en un escudo.

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