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Artículo El aperitivo de ‘Los Increíbles 2’ se llama ‘Bao’ y es el corto más oscuro de Pixar Culture

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El aperitivo de ‘Los Increíbles 2’ se llama ‘Bao’ y es el corto más oscuro de Pixar

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La historia de un dumpling que nos habla de crecer siendo hija única

víctor parkas

27 Junio 2018 11:49

El comedor de Pixar, en San Francisco, es un espacio diáfano, a obra vista. De sus paredes, cuelgan cuadros de Coco que te hacen salivar pensando en tacos, nachos, quesadillas. Los empleados guardan cola, esperando que el equipo de cocineros llene los huecos de sus bandejas con los platos del día. Sostener una bandeja en un comedor tras pasar el día dibujando: yo hace 20 años que no puedo resumir así mi jornada diaria. Sí: supongo que eso que me recorre el espinazo es envidia.

Imagina cualquier bebida no-alcohólica; el comedor de Pixar tiene un expendedor de ello. Tomo un vaso de cartón y lo empujo, primero, contra la lengüeta del hielo. Inmediatamente después, contra la de Sprite. Me siento a beber el refresco en una de las mesas de madera pulida donde tantas veces Domee Shi habló a sus allegados, entre bocado y bocado, de Bao. “Era mi proyecto personal”, me contará más tarde la directora, “pero no podía evitar, en los descansos, hablar de él a mis compañeros en el estudio”.

Hay confidencias de comedor que fracasan en su única empresa: quedarse, por siempre, en el comedor. Bao, la historia de un dumpling japonés que cobra vida, también fue haciéndose más y más grande para su creadora: Peter Docter, para el que Shi dibujó story-boards en Inside Out, se enamoró del proyecto e insistió a Domee para que presentara el la idea al estudio. “Docter me dio el arrojo necesario para atreverme a hacer un pitching en Pixar y Bao, que era mi proyecto de fin de semana, terminó convirtiéndose en el próximo corto para cines de la compañía”.

¿Película a la que Bao servirá de aperitivo? Los Increíbles 2.

Bao nos presenta a una madre china que, con su hijo habiendo abandonado la morada familiar, sufre el llamado síndrome del nido vacío. Su instinto maternal volverá a despertarse con el gimoteo de uno de sus dumplings: al pequeño bollo al vapor le están creciendo cuatro extremidades, y necesita de alimento y cuidados. La mujer estará encantada adoptándolo, aunque los problemas aparecerán según el bao empiece a crecer y demandar autonomía. “Bao, en chino, además de su significado gastronómico, también se usa para referirse a algo precioso; a un tesoro a preservar”.

“El primer ingrediente para que me surgiese esta idea vino de mi amor a la comida, mi segunda pasión después del dibujo, pero el segundo fue mi propia experiencia personal de crecer siendo hija única”, me explica Shi. “Mamá, siempre preocupada de que estuviese a salvo, me trataba como si fuera su pequeño y precioso dumpling. Mi familia había migrado de China a Toronto y, como mi padre trabajaba mucho, la mayor parte de tiempo la pasaba con mi madre: íbamos juntas a la escuela, hacíamos juntas los deberes, pasábamos las vacaciones juntas…”.

Bao (Domee Shi, 2018)

“Cuando empecé a crecer”, añade, “la notaba tan presente en mi vida que me resultó sofocante”.

“¡Ojalá pudiera volver a meterte en mi estómago!”, le repetía Ningsha Zhong a su hija Domee. “Es ese tipo de amor de madre, dulce y malrollero a la vez, el que quise trasladar al corto”.

La señora Zhong no sólo inspiraría Bao, sino que también sería parte del equipo del corto. “Integré a mamá al máximo en la producción”, explica Shi, que trajo a su madre consigo para que pasara un día en los Pixar Studios. “Dio una master-class de cómo hacer dumplings a todo el equipo. Consideré importante hacer esta formación a los animadores, para que tuvieran claras todas las técnicas que más tarde plasmaríamos en pantalla. Y mi madre, encantada al verse en los créditos como consultora cultural”, bromea la directora.

Bao (Domee Shi, 2018)

“El corto, en su gran mayoría, son planos donde la protagonista absoluta es la comida, con lo que tenía sentido hacer todo lo posible para que estos instantes quedasen perfectos. Había que poner atención al detalle: ¿De qué forma se debe cortar la cebolla que va en el relleno? ¿Cuánta agua hay que vertir para preparar la masa de los dumplings? Si la comida, que es la representación del amor materno, no tenía una pinta estupenda, nos arriesgábamos a que el espectador desconectase de la historia que le estábamos contando”, señala Domee.

“Recrear comida por ordenador es un gran desafío para un animador”, nos confiesa Shi. “Los ordenadores son buenos a la hora de recrear cosas duras, simétricas, mientras que la comida suele ser algo blando y de textura irregular, en lo que la luz incide de una forma muy concreta. Nuestros responsables de efectos especiales son capaces de generar accidentes de coche en los que saltan chispas, cielos con millones de fuegos artificiales, océanos con grandes olas. ¿Qué los puso a prueba de verdad? El relleno de cerdo”.

Bao (Domee Shi, 2018)

Domee Shi, que actualmente prepara su salto al largo, no niega que bajo su superficie kwai de Bao late una historia con cierto aire macabro. “Siempre me han gustado los cuentos de hadas clásicos y su forma de jugar con aspectos luminosos y oscuros del ser humano”, contesta Shi. “No creo que mi cortometraje sea más traumático que el principio de Bambi”. Tampoco más que un cuadro de Goya muy concreto, del que mejor obviar el título para obviar, de rebote, el spoiler. “Lo importante es el mensaje final: la comida mantiene a la familia unida”.

Deudor, no de la animación americana, sino de animes como One Piece, Ponyo o Mis vecinos los Yamada, Bao no sólo es el primer corto de Pixar en adoptar un vibe oriental, sino también el primer título de la compañía dirigido por una mujer. “Cada vez hay más chicas trabajando en el sector, y en las escuela de animación la proporción fácilmente alcanza la paridad total”, declara la directora. “La animación ha sido una industria tradicionalmente dominada por el hombre”, concluye, “pero poco a poco se está feminizando”.

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