Encuentran muerta a Sulli, la estrella que desafió a la industria del K-pop

Sulli se ha convertido en la última víctima del K-pop. El cuerpo sin vida de la cantante de 25 años fue encontrado ayer por su agente en su casa de Seongnam, al sur de Seúl, tras dos días intentando localizarla.

Desde el primer momento la policía ha considerado el suicidio como principal hipótesis. Una tesis reforzada por el hecho de que la estrella sufría depresión y había sido víctima de un duro ciberacoso en las últimas semanas. La policía encontró una carta en su domicilio que posiblemente escribió antes de morir pero que no tenía nada que ver con un comunicado suicida. Por este motivo de momento no se descarta ninguna hipótesis.

A falta de que se esclarezca la causa de su muerte, no hay duda que su exposición pública y la presión a la que se había visto sometida a lo largo de su carrera la habían llevado a un lugar oscuro. Algo que, tristemente es habitual en la despiadada industria del K-pop.

De nombre real Choi Jin-ri, debutó como actriz con solo 11 años. Pero fue en 2009 cuando, ya convertida en Sulli, saltó a la fama como componente de la banda femenina f(x). Durante años fue una de las grandes estrellas del Hallyu -el termino con el que se conoce la ola de cultura pop coreana que ha conquistado el mundo en los últimos años-. De puertas afuera había logrado lo que muchos adolescentes coreanos anhelan: ser cantantes de éxito y tener legiones de fans. Pero la realidad de su vida era más mucho más complicada.

En 2014 Sulli decidió abandonar la formación. Declaró sentirse “agotada física y mentalmente” y necesitar darse “un respiro” del K-pop. Pero el motivo de su retirada fue, en gran parte, las continuas críticas que recibía en los medios de comunicación y las redes sociales. Ese año había recibido ataques furibundos en la red tras revelarse que mantenía una relación sentimental con un rapero mayor que ella. Lejos de esconderse, admitió la relación públicamente, algo muy extraño en la industria del K-pop, en la que se presiona a las estrellas a no tener pareja para no desilusionar a sus seguidores.

Tras un parón de dos años, en 2017 regresó a la vida pública, esta vez más centrada en su trabajo como actriz. Pero las críticas no cesaron.

Sulli era un espíritu libre en una industria que controla sus productos hasta el último detalle. En Corea las estrellas del K-pop están sometidas a un escrutinio constante. No solo se cuida su aspecto físico y vestuario, sino que sus hábitos, conductas y vida sentimental están dirigidas por productores y agentes con una diligencia asfixiante. Cualquier cosa que se aleje de la perfección inmaculada es inaceptable y puede comportar incluso la expulsión de la industria. En el K-pop importan más los fans que los ídolos, y no se permite nada que pueda alienarlos. Algo que Sulli nunca llevó bien.

"Fue uno de los ídolos que decidió vivir su vida como ella quería y eso no siempre le sentó bien al público en general", escribe la periodista británica especialista en música Taylor Glasby en la BBC. “Para los ídolos, todo se trata de la apariencia, todo está bastante monitoreado y ella simplemente no cuidaba su contenido. Ella era ella misma".

Su carácter independiente la llevó a ser una figura controvertida, con tantos seguidores como detractores. Defensora del feminismo, solía aparecer en actos públicos sin sujetador. Ella decía que lo hacía sencillamente porque le resultaba más confortable, pero muchas mujeres coreanas la criticaron con dureza por ello. La última vez que su nombre copó titulares fue, de hecho, por este motivo. A finales del mes pasado, la cantante mostró un pezón por accidente durante una retransmisión en vivo en Instagram, lo que provocó un nuevo escándalo.

Sulli también desafió las nociones de cómo debe comportarse una estrella del K-pop de otra manera: hablando abiertamente de su problemas de salud mental. Sufría de fobia social y trastornos de pánico desde pequeña, y nunca lo ocultó. De confirmarse que se ha quitado la vida, se trataría de una prueba más de las enormes presiones que sufren las estrellas del K-pop por parte de las compañías que gestionan sus carreras y los fanáticos que las aúpan.

A finales de 2017, Jonghyun, cantante de la banda SHINee e íntimo amigo de Sulli, fue hallado muerto en su apartamento de Seúl tras suicidarse por inhalación de monóxido de carbono. “Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado, y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele. Nadie está más atormentado ni debilitado que yo”, escribió en una nota de despedida. Hace siete meses el líder de la banda 100% Seo Min-woo murió de un infarto con solo 33 años. Algunos lo achacaron al enorme estrés a los que están sometidos los ídolos del K-pop.

La muerte de Sulli es un nuevo capítulo en la historia luctuosa del K-pop, una industria que ella trató de cambiar desde dentro. Pero que la acabó engullendo sin piedad.