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Reportaje
11 Octubre 2019 02:19
Sónar lo volvió a hacer. La meca por excelencia de la música avanzada y la innovación digital debutó el pasado 5 de octubre en la Ciudad de México con una excitante fusión de sonidos vanguardistas y una geometría visual envolvente. En su ambición por renovarse constantemente, el festival se convirtió de nuevo en un hub creativo multidisciplinario que atrae a las tendencias más relevantes, demostrando ser un encuentro que va más allá del mero desmadre.
Con una programación muy equilibrada, Sónar México actuó como ese altavoz que hace eco y presume de un cautivador talento local, a la vez que destacó a algunos de los nombres más importantes de la escena internacional. Nos sumergió en una utopía sonora de alto voltaje que probablemente se quedará enganchada a nuestro hipotálamo en loop infinito.
Aquí van algunos de los momentos más épicos:
En su primera visita a la Ciudad de México, BADBADNOTGOOD interpretó una actuación incontestable. Su cuidada apuesta visual escoltó un concierto lleno de melodías experimentales y sobrecogedoras, que zigzaguean hipnóticamente entre la realidad y lo abstracto. ¿La batería? Algo sobresaliente. Como invitada de honor, Charlotte Day Wilson nos erizó la piel con un “In Your Eyes” de lo más sentimental.
El festival reafirmó su compromiso por la inclusividad escogiendo a headliners como Charlotte De Witte, quien con apenas 27 años destaca en la escena del techno belga, a menudo castigada por la misoginia. La artista inundó el escenario SonarLab con beats oscuros y contundentes que reafirmaron su madurez en el panorama electrónico mundial.
Flohio también reventó cualquier expectativa con su poesía musical radical y frenética, y vino a dejar clarísimos los méritos que la han hecho protagonista de uno de los carteles más codiciados a nivel internacional.
Uno de los momentos de mayor plenitud sonora vino marcado por Bonobo, quien resplandeció en un set épico de casi hora y media en el que combinó algunos de sus temas más emblemáticos como “Kerala” o “Linked”, su lanzamiento más reciente. El músico creó un viaje sensorial armónico respaldado por una interesante propuesta lumínica.
“Skepta mamó”, se oía tras una de las actuaciones más esperadas del evento. El rey del grime apareció vestido con el icónico traje de La Casa de Papel y nos fundió en un directo inmersivo ultra dinámico cargado del clásico hip hop que lo ha llevado a lo más alto.
Representando a la delegación mexicana, LAO revolucionó la pista de baile deconstruyendo la música club con una paleta propia de breaks extravagantes, ritmos crudos y folk latino. En sintonía con lo que está pegando fuerte en Latinoamérica, Kidd Keo prendió al público con su trap insolente en un concierto lleno de guiños a algunos de los ‘pecados más oscuros’ del Cielo y de la Tierra. El español invitó al rapero nacional por excelencia, Alemán, a cantar juntos su hit “Touchdown”. Ya se pueden imaginar el éxtasis del público.
Las últimas horas de la noche vinieron marcadas por la reproducción sin freno del techno rompepistas de Sita Abellán —quien protagonizó un directo de lo más futurista— o el CLOSE live de Richie Hawtin, que nos dio una lección de cómo mezclar música y tecnología. El que ha sido una de las figuras más influyentes del techno de Detroit, se ha convertido en una leyenda para el evento y lo ha acompañado en varias de sus ediciones.
Como no podía ser de otro modo, Sónar México también vivió algunos momentos insólitos, como la manifestación espontánea para denunciar las injusticias sociales provocadas por el capitalismo; por su parte, Jesse Baez hizo un necesario homenaje a los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014; también presenciamos —y protagonizamos— la locura desatada por “Gasolina” de Daddy Yankee, tema icónico del reguetón que se coló a propósito en el set de Timbalerx —lo cual sólo se explica por el boom del talento latino en el festival y en todo el mundo.
En definitiva, Sónar hizo latente que la Ciudad de México quiere y necesita encuentros como este, que promuevan una escena musical diversa e inclusiva y enriquezcan nuestra visión del mundo. Como se despediría el propio festival, ¡Gracias! Nos vemos en 2020.
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