Deja de negar lo evidente: el reguetón la está rompiendo

Por Andrea Paz

Estamos a nada de terminar la década; pronto veremos recuentos de los fenómenos más relevantes de los últimos años y, sí o sí, entre los géneros musicales mencionados una y otra vez estará el reguetón.

Apenas en 2017, el hip hop terminó de imponerse sobre el rock como el género más consumido en Estados Unidos, pero mientras eso ocurría en norteamérica, el sonido latinoamericano del reguetón se convirtió en fenómeno sociocultural que marcó la industria musical. Si el mundo pide perreo, ¿por qué no dárselo?

De este ritmo pueden decirse muchas cosas. Con letras en español, rompió barreras culturales y fronteras. Dotó a la identidad latina de una visibilidad abrumadora. En resumen: puso a perrear al planeta.

El fin de semana pasado, el reguetón lo volvió a hacer, ahora en México. En apenas su tercera edición, el Coca-Cola Flow Fest reunió a más de 75 mil personas, cuando hace un par de años, la cifra rondaba los 48 mil asistentes.

Quiero bailar

La escena musical está cambiando y se nota. En contraste con años anteriores, en esta ocasión las mujeres se apoderaron no sólo del espacio, sino del público y el flow del festival. Cazzu, Ms nina y La Flaca del Bronx reventaron los escenarios con propuestas 100% para bailar sin fuegos artificiales: su voz bastó para incendiarlo todo.

Una crítica común al reguetón es el papel de las mujeres en el género, pero al menos en este fin de semana, la presencia femenina se hizo respetar por sí sola. Verlas nos volvió testigos de la libertad en todas sus formas tal y como lo hizo la diva, la potra, la caballota: Ivy Queen, una leyenda que nos regaló “Quiero Bailar”, una pieza que desde 2013 se convirtió en himno feminista.

Después de vivir de inicio a fin un festival de esta naturaleza, es complicado no pensar que el reguetón lo ha trastocado todo, aun cuando haya miles de personas que —sí, todavía— dedican sus posts de Facebook y Twitter a negar la relevancia de este género.

Quizá estos haters no logran encontrar en el reguetón poesía, estructura ni alta cultura. OK, ¿pero esos son los únicos valores que cuentan? El reguetón es calle, sabor y va de frente, mezcla sonidos, culturas, colores de piel, educación y clases sociales.

¿En el reguetón hay espacio para el romanticismo? Por supuesto. Apenas hay que escuchar la voz de Danny Ocean para desear ser la babylon girl, aunque sin duda el favorito en ese territorio es el negro de ojo claro, Ozuna. El puertorriqueño literalmente desbordó el escenario, con arreglos de música en vivo, visuales dignos de headliner y una confianza que lo hizo alargar su set casi una hora más.

¿Lo malo? Borró del mapa a C Tangana, quien se quedó con tiempo para sólo tres temas, entre ellos “Rucón”, que compartió con el mexicano Alemán.

Para Annuel AA no fue difícil el horario casi estelar. Su grito de guerra, “Bebecita”, fue lo suficientemente poderoso para sostener a quienes esperaban al headliner: J Balvin.

El niño de Medellín terminó en México su gira 2019 y para el Coca-Cola Flow Fest trajo parte del histórico show de Coachella: nubes que bailan, flores, criaturas de play-doh, Cardi B y Bad Bunny con cabezas enormes... es decir, un live act impecable.

El mensaje de José a través de la música es simple: ser felices, nos hacernos conscientes y responsables de las realidades que estamos viviendo. Quizá su lucha social no deviene en un papel político o revolucionario, pero eso no está mal, nadie puede estar con las manos en todas las luchas que tenemos que librar en conjunto. Eso sí, pone sobre la mesa temas importantísimos para nuestra generación como la ansiedad y depresión que tienen que ser visibilizadas, la salud mental y la empatía con el de al lado.

Es uno de los artistas que ha puesto a Latinoamérica frente a los reflectores como referente de música urbana, uno de los responsables de generar esta escena que promete conquistarlo todo, pues con innumerables colaboraciones y distintas expresiones artísticas ha alimentado un movimiento con fans leales. No basta con tener sencillos que funcionan: Balvin se ha encargado de conceptualizar el arte, la moda, la multiculturalidad y la música como uno mismo, de abrir el panorama para otras voces y otros estilos.

Como todo fenómeno musical mundial, el reguetón sigue forjándose como cultura pop; la estética y el sonido son cada vez más consumidos y abrazados sin importar de dónde venga o vaya quien lo escucha. Para el Coca-Cola Flow Fest no hubo coronas de flores, chamarras de piel ni outfits planeados de más. El swag latino no sabe de distinción entre unos y otros, la música no segrega, al contrario, nos hace uno, nos representa.

Y en una época que va más rápido que nosotros, se siente bien adoptar nuevas formas, se siente bien ser parte de las distintas maneras de reinventar el mercado musical; se siente bien saber que, cuando miles de personas corean “Mi gente”, están hablando de ti.