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Festivales
Nuestra experiencia en la novena edición del festival de referencia de artes digitales MIRA de Barcelona
15 Noviembre 2019 17:24
¿Estamos acabando con nuestra propia existencia, o avanzando hacia un nuevo génesis? Bajo el concepto Destruction ¤ Genesis esta es la cuestión que ha contextualizado la última edición del MIRA¤SON Estrella Galicia y de la que se dio respuesta durante más de 50 actividades en una programación de shows audiovisuales, instalaciones de arte inmersivo de gran formato, proyecciones 360º en la cúpula MIRA Dome by Adidas Originals, DJ sets, conferencias y workshops.
MIRA 2019 ha cerrado su novena edición posicionándose como festival de referencia en artes digitales y con la mayor afluencia de público de su historia (unas 10.000 personas). Muy a nuestro pesar, se trata de la última edición que se celebra en el espacio de Fabra i Coats de Barcelona. El recinto cultural dedicado a la creación que ha sido durante estos años uno de los grandes atractivos del MIRA por sus dimensiones y la preservación de su estructura industrial.
Dos días después de que el festival se pusiera en marcha situando sus tentáculos en otros emplazamientos de la ciudad, la primera jornada en Fabra i Coats tuvo lugar el pasado jueves 6 de noviembre y decidimos empezar allí nuestro propio itinerario visitando las instalaciones de arte inmersivo.
Nada más entrar, nos enteramos de que había una actuación sorpresa en una instalación artística de gran formato. La organización se supo guardar un as bajo la manga y pudimos asistir a una performance inesperada y extraoficial de Arca en la instalación 'Dualismo' de Carlos Sáez, un encuentro entre el cuerpo y la máquina, una fusión entre lo real y lo virtual que utiliza el láser como principal elemento virtual. La performer creó un mágico ambiente de estridencia y desconcierto con gritos evocadores con un atuendo que sacaba un láser de su ojo y convergía con la instalación de Sáez.
El plato fuerte del jueves sabíamos que era Floating Points así que nos dirigimos a la Main Room (que era la destinada a los shows audiovisuales), donde junto al dúo de artistas visuales Hamill industries el británico presentó en un live audiovisual su nuevo álbum 'Crush'. Es considerado uno de los discos más épicos y trascendentales de este año, y pudimos apreciar sus temas (momentazo cuando tocó Les Alpx) con elementos de improvisación en un act que encerró una espiral de experimentos rítmicos de ciencia ficción.
Sam Shepherd (aka Floating Points) lleva desde 2015 desarrollando con Hamill Industries un sistema que responde a la música que hace en todo momento y mostraron en su show A/V que también reaccionan al comportamiento del público, traduciéndolo en imágenes e iluminación.
El jueves fue cerrado por Rally, el colectivo de música acelerada inspirada en demoliciones, platos rotos y Mad Max. Más que sonidos rotos eran sonidos triturados, y Arca fue la guinda del fin de la primera jornada en la fábrica con una aclamada irrupción al escenario que esta vez sí estaba programada.
El segundo día vino cargado de sensaciones fuertes, empezando por el live de Alessandro Cortini en el que presentó su recién estrenado álbum VOLUME MASSIMO con una majestuosidad libre de elementos sobrantes y superfluos. El italiano, maestro de los sintetizadores modulares y las texturas, logró su propósito de sumergirnos en otro lugar dejándonos guiar por nosotros mismos en colaboración con su show audiovisual. Dejó el espacio en un estado etéreo de abstracción y satisfacción.
El dúo Smerz formado por las noruegas Catharina Stoltenberg y Henriette Motzfeldt conforman un proyecto con un sonido perfilado por trazos de R&B bizarro, neopop, slow techno y sonidos rotos. En su live tocaron temas de repertorio propio y no pudo faltar No Harm del álbum 'Have Fun'. Utilizaron gear electrónico, teclado y violín además de sus dos voces compenetradas en directo.
Llegó la hora de B12 y activamos el modo club para prepararnos para lo que fue el gran momento en cuanto a música de baile. Los pioneros en techno británico e IDM nos regalaron un insólito y renovador live que entró con un rollo más ambiental y terminó reinterpretando su dilatada obra con una atmósfera rebosante de beats que dejó el listón por las nubes.
Nos quedamos en Espai Zero, donde Giant Swan cuestionaron todo lo que sabíamos sobre música extrema. El dúo de Bristol formado por Robin Stewart y Harry Wright celebró su álbum homónimo lanzado ese mismo día. Colocados uno frente al otro sobre la misma mesa, ejecutaron su extremado techno punk experimental con el que nos explotó la cabeza. Nos regalaron uno de los momentos más locos de la noche.
Tras Giant Swan, pasamos a la sala principal para ver a otro británico, de hecho uno de los artistas más aguardados de todo el festival. Clark nos dejó sin palabras tras presentar el que fue un live revelador que contó con el trabajo visual de la artista eslovaca Evelyn Bencicova. Su enorme directo lleno de texturas desde melódicas a ritmos hardcore duros y pulsantes estuvo más que a la altura, lo que era de esperar de un pionero de la escena electrónica contemporánea.
Skee Mask cerró la Main Room con un ecléctico DJ set acompañado del set visual de Judel Marcella. La sorpresa ininterrumpida fue lo que definió esa hora y media de música de club con géneros dispares entretejidos con una visión frenética. Dubstep, breakbeats con adornos melódicos, garage, drum&bass, old school house, disco, y un largo etcétera. No paró. Había que estar con la mente alerta porque la cosa giraba hacia otro lado a la que te despistabas.
Seguimos con la tercera jornada del sábado. Lo de DJ Marcelle en Espai Zero fue un espectáculo. La productora y DJ holandesa Marcelle van Hoof nos ofreció pinchando a tres platos una extravagante sesión de mucho drum&bass mezclado a la perfección con todo tipo de estilos: dubstep, hip hop, música caribeña, ritmos orientales y africanos, y sin dejar de olvidar la música electrónica en todo momento. Demostró ser una de las selectoras más curtidas del panorama europeo, se nota que su variadísima colección de discos supera los 20.000.
Dos alquimistas; uno sónico ( Vessel ) y otro visual (Pedro Maia), se unieron en la sala principal para regalarnos un show muy conectado a la voluntad de exploración de la condición humana. Nos sumió en un viaje audiovisual exótico acompañado por la silueta agitada y liberada de un descalzo y danzante Vessel como elemento vigorizante.
Nos hipnotizaron a todos los niveles. La paleta de sonidos exploraba tonos entre lo orgánico y lo industrial con composiciones inmersivas muy leftfield que junto a los visuales de Pedro Maia, tan crudos y radicales, consiguieron un lenguaje experimental que invita a reflexionar sobre dualidades.
Batu condujo con precisión un rítmico DJ set de techno breakbeat heredado del dubstep, jungle y grime. Supo crear una atmósfera de pasmo ideal para concluir el festival en la que el público se volvió loco y salió con la sensación de haber escuchado algo nuevo, interesante, cautivador e imaginativo.
Nos despedimos con buen sabor de boca del espacio Fabra i Coats mientras nos dirigíamos al after oficial en la sala Razzmatazz y nos preguntábamos qué recinto estará a la altura para que se celebre el décimo aniversario de este acontecimiento ya necesario para todo interesado en las artes digitales. Desde discípulos simpatizantes a profesionales e incondicionales de la inmersión multisensorial.
Se agradece que un festival en formato agradable y mesurado nos ofrezca experimentación, baile, exploración y originalidad con además un público respetuoso y agradecido, genuinamente interesado en cada pieza. No es de extrañar que el MIRA se haya convertido en menos de una década en el epicentro del panorama vanguardista del arte digital y la electrónica experimental.
Todas las fotos: Alba Rupérez i Xarlene
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