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Artículo Hablé con un psicólogo musical sobre los suicidios del K - Pop (y acabé hablando de mí) Culture

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Hablé con un psicólogo musical sobre los suicidios del K - Pop (y acabé hablando de mí)

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Papá, no sigas leyendo.

David Romera

03 Febrero 2020 09:50

Escribí el borrador de un artículo llamado "Lo que esconden los suicidios del K - Pop" pero era basura. Lo mandé directo a la papelera e hice lo que se supone que se debe hacer: hablar con un profesional.

Hola, ¿qué tal?

Me presento. Soy David Romera (@ciegoconpistola). Madrileño, del 87. Early millennial. Fui, soy, músico, escribo...blablablá... ya está. Ciao. Se fue. Bueno, el caso, que te tengo aquí, conmigo. Y te necesito, muy fuerte. Porque quiero compartir contigo dudas, terrores, lo que me perturba... pensamientos que puede que tengas tú también, no sé, seguramente no, pero que quiero hablar de ello, NE-CE-SI-TO hablar de ello. Esto no sé si es un artículo, una columna de opinión, un grito de de socorro, intrusismo laboral o todo a la vez. El caso, que quería que hablásemos o, en honor a la verdad, que hablase yo y tú, gentil, me escuchases.

Me preocupan cosas

Te cuento. A finales de 2019, durante los últimos cuatro meses, cuatro estrellas del K - Pop (género musical surcoreano donde triunfan chavales jóvenes, muy jóvenes y obscenamente jóvenes, dependiendo el público al que vayan dirigido) se quitaron la vida. Cuatro. No uno, ni dos, ni tres... CUA-TRO. Pero que no quede en número, que tienen nombres, que son personas, que se llaman Cho Jin-ri, Goo Hara, Lee Jae-ho y Woo Hye Mi, conocidos a nivel mundial como Sulli, Hara, Cha In-ha y Miwoo respectivamente. Pues eso; que son jóvenes, que están muertos. Que necesito entender, si es que puede llegar a entenderse, tal hecho. ¿Por qué se suicidan los músicos? ¿Por qué esta gente que yo presumo acomodada, exitosa, decide poner fin al sueño que tantos desean? ¿Son sus problemas más importantes que los míos, que los de cualquiera? ¿Qué les pasa? Quiero abrazar a cada uno de los cantantes de K - Pop que han puesto fin a su vida y no puedo, quiero abrazar a todos los músicos del mundo (menos a los que hacen post-rock), a todas las personas, pero no puedo. Será por eso que estoy escribiendo esto. Para que después de que me escuches gentilmente, decidas si soy digno, o no, de tu abrazo.

Basura

No te miento. Intenté hacer esto antes pero no salió bien. Probé a escribir un artículo haciendo hincapié en cada una de las muertes de los artistas del K - Pop, con sus historias, sus supuestas "razones", de un modo informativo, pero no...me di cuenta de que no, que había escrito basura. Para eso hay periodistas de verdad que escriben artículos mucho más precisos e interesantes como este de Monica Zas. Léelo, por favor. Y si te queda alguna duda del estado emocional que sienten las estrellas del K - Pop, escucha este desgarrador tema de la tristemente fallecida Miwoo.

Ya está. Ellas lo han dicho todo. ¿Qué puedo aportar yo, escritor wannabe, músico wannabe a la materia? Seguramente nada, salvo esta preocupación personal, egoísta, narcisista que pulula por encima de mi cabeza: ¿tienen salvación los músicos? ¿pueden llegar a ser felices o están sentenciados a vivir una vida miserable? Total, que he empezado 2020, sin saber cómo ni por qué, con la misma ansiedad que Lisa al descubrir que irremediablemente desarrollará el gen Simpson. Entenderás entonces que necesitaba (urgentemente) hablar con un profesional. Y hoy me he dado cuenta de que realmente necesitaba hablar con él para poder luego contártelo a ti.

It´s all about SEO

Escribí en el buscador de Google "psicólogo de músicos" y ahí estaba. Guillermo Dalia, psicólogo especializado en músicos. Viva el SEO. Me acabé por decidir cuando vi que había publicado un libro llamado Cómo ser feliz si eres músico o tienes uno cerca , (Idea Books, 2008). Sin duda, era mi hombre.

feliz-musico-cerca

Repite conmigo: BAJA - TOLERANCIA - AL - FRACASO

Llamé a Guillermo a la hora acordada repetidas veces y él no cogió el teléfono. Cuando me devolvió la llamada me preguntó: ¿Quién eres? Le contesté y él se disculpó. Se había olvidado completamente de nuestra cita telefónica, lo que me hizo pensar, una vez más, que a lo mejor, este artículo, también tendría como irremediable destinatario la papelera.

Al rato, cuando Guillermo volvió de la compra, me llamó él. Entonces sí. Empezó la entrevista.

D.R: Hola Guillermo. ¿por qué no somos felices los músicos?

G.D. : Un momento. Ponme un poco en situación, David. ¿De qué va esto? No recuerdo lo que me dijiste ni...

D.R.: Ok, te cuento. No problem. Quería escribir sobre los suicidios del K - Pop. Entonces, claro, me puse a escribir sobre eso pero cuando acabé el artículo me dí cuenta de que no decía absolutamente nada nuevo. Ahí pensé que necesitaba hablar con un profesional, contigo. Quiero que me cuentes, Guillermo, porque lo necesito, por qué crees que puede tener lugar algo así. Por qué cuatro músicos jóvenes surcoreanos de éxito han decidido mandar todo a la mierda.

G.D.: A ver, lo primero, lo de que no son felices los músicos... Esa afirmación es muy exagerada. Hay músicos que son muy felices, mucho más felices que tú y que yo… lo que tenemos que ver es que los músicos se mueven en un terreno donde es muy probable no ser felices, mejor decir eso. Están en un terreno donde son muy vulnerables a la frustración, a la ansiedad, a que las cosas vayan mal, sí hay razones.

D.R.: Claro, pero una cosa es no ser feliz y otra mandarlo todo a la mierda, como han hecho en Corea del Sur.

G.D.: Entiende que no conozco el caso como para darte una respuesta. Es otra cultura completamente distinta. Sí puedo lanzar una hipótesis.

D.R.: Lánzala, por favor te lo pido.

G.D.: Igual hay un nexo entre lo que yo conozco (músicos de conservatorio) y los músicos del rock, del pop, del rap... y es lo que en psicología definimos como “baja tolerancia a la frustración”.

D.R.: Ahora mismo siento como si acabases de poner nombre a mi hijo.

G.D.: (Risas) Porque te suena, claro que te suena. Es un problema que deriva de las sensibilidad de los músicos, de los creadores, los artistas... son, sois, terriblemente permeables a lo bueno, pero desgraciadamente, también a lo malo. Por tanto, psicológicamente, sois mucho más vulnerables. Te pueden romper. Está bien que un artista sea sensible, lo necesita para interpretar, pero esa sensibilidad no debe asimilar de la misma manera lo malo (la frustración, la presión) porque es lo que provoca, por ejemplo, que os fustiguéis por un fallo del que nadie se ha enterado en un concierto. ¿Y qué pasa si se entera alguien? Nada, un fallo es un fallo y ya está.

D.R.: ¿Por qué nos fustigamos tanto entonces? ¿Qué pasa? ¿Qué les pasa? ¿Qué nos pasa?

G.D.: Que tenéis una sensación constante de querer agradar, de quedar bien ante los demás, esto inevitablemente genera ansiedad. Hay que tocar para uno mismo, para disfrutar y los demás, si quieren, que se enganchen a lo que haces. Pero si estamos pendientes del público, de la crítica, de cómo suena, llega un momento en que eso no tiene nada que ver con la música, es otra cosa...esto requeriría muchas sesiones de terapia para explicarlo bien…

D.R.: Pero, entonces, entiendo, no podemos, como se asegura en internet, explicar las muertes de los músicos del K - Pop aplicando una relación directa entre ser músico y sufrir trastorno mental...

G.D.: Nada, nada. No. Eso no es verdad. Que el sabio sea despistado no quiere decir que el despistado sea sabio. No hay una causa efecto. Hay investigaciones que demuestran que no es así. Además, no hablaría tanto de trastornos mentales sino de trastornos conductuales, como la depresión, derivado de la constante dedicación, la exposición al público, a la crítica constante, a la prensa… Es falso que haya una relación entre ser músico y tener problemas mentales. Pero cuéntame tú, ¿tu banda era de rock?

Papá, ahora sí que sí, no sigas leyendo

D.R.: Sí, nos llamábamos Yakuzas, ganamos el Villa de Madrid...hay pruebas.

G.D. :¿Ese es el festival famoso de los 80 que ganaron los de qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?

D.R.: Sí, lo ganaron Polanski y el ardor, Obús,…. era famoso en los 80. Cuando lo ganamos nosotros en 2012 no tanto, la verdad. Aun así, en nuestras cabezas todo encajaba. Ya fantaseábamos con un contrato discográfico, con una gira por todo el país, con tocar en todos los festivales, sonar en todas las radios...y luego, aunque es cierto que hicimos lo nuestro, no cumplimos, sobre todo, con las expectativas de los que teníamos alrededor.

G.D.: (Risas) Este problema lo tienes tú y la mayoría de músicos de conservatorio que trato. Las fantasías son peligrosas. Tengo pacientes, por ejemplo, que empiezan a fantasear desde una edad muy temprana, y mucho. Esto está bien y está mal. Ellos cuando empiezan no quieren ser músicos, quieren ser solistas en la filarmónica de Berlín. Claro, cuando luego ven que de cada cinco mil, solo uno llega a ser solista de una gran orquesta, se frustran. No ven cumplidas sus expectativas. Hay quien no asume eso, y es peligroso.

D.R.: Y luego está , entiendo, la mochila que traigamos cada uno de casa.

G.D.: Ten en cuenta que la música es un amplificador, gente que venga de entornos complicados, baja autoestima, problemas emocionales...esto es un caldo de cultivo para que la sensibilidad musical lo amplifique, claro.

D.R.: Y la clase social. Las oportunidades que el tiempo y el dinero nos permitan tener. No todos tenemos las mismas.

G.D.: Por supuesto. Está claro. Cuanto menos recursos tienes, más probabilidades hay de pasarlo mal. Es difícil que con un disco pase nada extraordinario. No suele ocurrir. Esto es un maratón. No hay solo un primer disco, debe haber un segundo, un tercero, y, evidentemente, quien dispone de menos recursos, más posibilidades tiene de perderse por el camino…Me tengo que ir David, lo siento...

D.R.: Sí, sí, Guillermo, acabamos ya. Simplemente, quería preguntarte una inquietud personal, ya que es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar con un psicólogo de músicos. No te voy a mentir, puede que sea la razón de esta entrevista. En fin, que voy. Siento que muchas veces tenemos que lidiar tanto con nuestras expectativas como con las de nuestros padres. Me explico. Además de tocar, escribo. Y tengo la sensación de que mi padre, hasta que no vea en una serie el letrero “Guionista: David Romera”, no considerará que soy guionista, escritor. Me jode un poco la verdad. Me duele. Seguramente sea la razón por la que me considero escritor wannabe, músico wannabe.

G.D.: Esto lo veo mucho en los pacientes. Pero ahí el trabajo tiene que ser tuyo, no de tu padre. Tu padre tiene todo el “derecho” (derecho entre comillas, importante) a equivocarse, presionarte y a decir estupideces o cosas irracionales incluso…. ahora, si te afecta a ti, en este momento, la responsabilidad es tuya, no de tu padre. Tenlo claro. Ahí eres tú el que tienes que disponer de los recursos emocionales para que no te afecte la presión de tu padre.Lo que no debes buscar es que tu padre cambie su postura. La responsabilidad es tuya. No debe afectarte lo que digan tus padres. A los padres hay que darles disgustos de vez en cuando. Y no pasa nada.

D.R.: Gracias por la entrevista, Guillermo.

G.D.: A ti.

D.R.: Gracias por la terapia.

G.D.: Cuando quieras. ¿Cuándo sale la entrevista?

D.R.: No te voy a mentir, seguramente nunca.

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