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Artículo Kelly Marie Tran, de ‘Star Wars’, revienta contra el acoso racista Culture

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Kelly Marie Tran, de ‘Star Wars’, revienta contra el acoso racista

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“Puede que me conozcas como Kelly. Soy la primera mujer racializada en tener un papel principal en una película de Star Wars. Soy la primera mujer de ascendencia asiática en aparecer en la portada de la revista Vanity Fair. Mi nombre verdadero es Loan. Y solo acabo de empezar”

Elena Rue Morgue

22 Agosto 2018 16:34

Espero que los fans de La Guerra de las Galaxias no se me pongan ahora en plan “Not all men” pero en versión “Not all Star Wars fans”, pero creo que todos los que tenemos un amigo, familiar o pareja seguidor de la saga podemos confirmar que esta gente tiende a ser un poquito radical con lo suyo.

O sea, yo he hecho chistes sobre abortos y otras cosas horribles delante de colegas míos fans de Star Wars y ni pestañear, pero como les digas “Pues a mi Star Wars me parece un coñazo”, ay señor, más te vale correr.

Kelly Marie Tan interpretando a Rose en Star Wars.

Muchos son bastante conservadores, y no les suele gustar que les toquen lo suyo, como ya se intuyó con las críticas tras el devenir feminista de la saga. Pero en algunos casos, el conservadurismo ha ido más allá. Tanto es así que la actriz estadounidense de ascendencia vietnamita, Kelly Marie Tran, se vio asediada por comentarios racistas tras su debut en junio en Star Wars: Los últimos Jedi.

Tran acabó tan harta del acoso que decidió directamente borrar todas las publicaciones de su Instagram dejando un mensaje en su descripción: “Asustada, pero lo haré igualmente 🦁”.

Ahora Kelly Marie ha querido hablar en primera persona de lo vivido en una columna en primera persona escrita de su puño y letra para The New York Times.

“No fueron sus palabras, sino el hecho de que comencé a creer lo que decían”

Así comienza su carta Tran.

“Lo que decían parecía confirmar lo que ya había interiorizado como mujer y persona no blanca: que pertenezco a los márgenes y a los espacios laterales, que solo valgo como un personaje menor en sus vidas y en sus historias”.

Según explica en esta carta abierta, esas palabras despertaron en Kelly Marie un sentimiento que ella creía enterrado.

“Esas palabras despertaron en mí un sentimiento que pensé que había dejado atrás. El mismo que tuve a los 9, cuando dejé de hablar vietnamita por completo porque estaba cansada de escuchar cómo se burlaban de mí los otros niños. O a los 17, cuando salí a cenar con mi novio y su familia y la camarera, al escucharme ordenar mi comida con un inglés sin acento, dijo: “¡Wow! Qué lindo que vinieron con una estudiante de intercambio”.

Los insultos, muchos de ellos probablemente por parte de trolls a los que simplemente les importa un pimiento todo, hicieron daño a Tran. Volvieron a sacar a la luz las inseguridades de aquella niña a la que trataban de forma diferente solo por sus rasgos.

“Las palabras reforzaron lo que había escuchado toda mi vida, que yo era “lo otro”, que no pertenecía, que no era suficientemente buena solo porque no era como ellos. Y ese sentimiento, ahora me doy cuenta, era y es la vergüenza por aquello que me hace distinta, por la cultura de la que provengo. Y para mí, lo más decepcionante de todo es que sintiera esa vergüenza”.

Lo más duro, como bien explica ella es que por mucho tiempo se creyó a todos aquellos que se dedicaban a ponerle palos en las ruedas.


“Creí esas palabras y esas historias, cuidadosamente elaboradas por una sociedad construida para enaltecer el poder de un tipo de persona: un sexo, un color de piel, una existencia”.

Y se culpó por no ser la “persona que debería”.



“Y, aunque odio tener que admitirlo, me culpé a mí misma. Pensé: “Ah, quizá si fuera más delgada” o “Tal vez si me dejara más largo el cabello” y, lo que es peor, “Quizá si no fuera asiática”. Durante meses estuve en una espiral de odio a mí misma; en las partes más recónditas de mi mente me destrozaba y ponía sus palabras por encima de mi valoración personal”.



Hasta el momento en el que se dio cuenta de que le habían mentido.


“Me habían lavado el cerebro para que creyera que mi existencia estaba restringida a los límites de la aprobación de otros. Me habían engañado al hacerme pensar que mi cuerpo no era mío y que era bello solamente si alguien más creía que lo era, sin importar cuál fuera mi opinión. Todos me lo habían dicho y vuelto a decir: los medios, Hollywood, las empresas que consiguen sus ganancias a partir de mis inseguridades, que me manipulaban para que comprara su ropa, su maquillaje, sus zapatos; todo para llenar un vacío que ellos mismos habían creado y perpetuado.

Sí, me mintieron. A todos nos mintieron.

Y fue con ese descubrimiento que sentí una vergüenza distinta: no por quién soy, sino por el mundo en el que crecí y por cómo ese mundo trata a quien es diferente”.

Ahora tiene claro que el problema no es ella, sino un mundo en el que los niños racializados se pasan la vida deseando ser blancos, en el que las mujeres están sometidas, en el que la diferencia puede poner a algunos directamente y sin mediación en la categoría de ciudadanos de segunda; y que ella va a hacer todo lo posible por cambiar esto.

“Puede que me conozcas como Kelly.

Soy la primera mujer racializada en tener un papel principal en una película de La guerra de las galaxias.

Soy la primera mujer de ascendencia asiática en aparecer en la portada de la revista Vanity Fair.

Mi nombre verdadero es Loan. Y solo acabo de empezar”.

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