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"Hago vino desdoblando el camino a base de hostias”

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@robertentenublo
 

¿Qué ocurre cuando si quieres recuperar vinos perdidos en el pasado y la manera de producirlo va en contra de las normas? “Cualquier idiota hace vino con viña vieja”

Marc Casanovas

31 Mayo 2018 11:12

Masterclass express de cómo emprender con éxito en el mundo del vino. Pequeño spoiler: el "Yo" se impone donde siempre gana el "Nosotros".

Lección 1: “Yo vivo en un pueblo que no existe”.

El autor de la frase es Roberto Oliván (Tentenublo Wines) y el pueblo al que hace referencia es Viñaspre, una pedanía en la Rioja alavesa de 35 habitantes que sería algo así como la aldea de Astérix para los romanos.

Lección 2: “Yo no hablo mucho en Logroño”.

Es cierto que habla poco y menos en su tierra. En primer lugar, porque prefiere que sus vinos lo hagan en su nombre y, en segundo lugar, porque cuando habla, el precio del pan y, sobretodo del vino, sube de un porrazo.

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Lección 3: “Yo voy mucho a los bares”

Es en un bar de siempre donde hojea el Diario La Rioja. Entre noticias de la decimotercera del Real Madrid y la moción de censura leyó que 40 bodegas gestionan el 80% del vino que se hace en La Rioja. Y, de esas 40, 15 manejan el 50% del volumen de ventas. Una noticia seria y tristemente simbólica porque era una prueba material de que cada vez hay más hectáreas, pero cada vez menos viticultores: "Esto significa que el oficio de viticultor está desapareciendo y con ellos una forma de vida. Y aquí en La Rioja la noticia pasará como si nada”.

El oficio de viticultor está desapareciendo y con ellos una forma de vida. Y aquí en la Rioja la noticia pasará como si nada.

Roberto Oliván, Tentenublo Wines

Roberto Oliván explicó en Conversaciones Heladas, cita ineludible de la comunicación gastronómica en España, que lleva ocho años a la caza de vinos libres para dejar marca en la tierra con más litros de vino que personas. Pero no ha tardado mucho en ganarse enemigos vestidos con traje y corbata y algún que otro disgusto. No debe ser agradable recibir amenazas y menos aún en tu propia casa: “Yo escuchaba poco. Empecé a escuchar a gente que llevaba 70 años haciendo vino y a su vez me di cuenta que esa gente ya había escuchado a otros hace 140 años”.

Hace 140 años no había normas, consejos reguladores ni multas para nada ni nadie. Había buenos o malos vinos. Que no es poco. Y esa es la manera de producir vino para Roberto y su mujer. Nunca entenderá que tenga problemas si su vino no es “de color amarillo pajizo con ribetes verde limón” y que, en cambio, no sea un obstáculo añadir aromas de piña cuando está claro que no es una fruta autóctona de la zona. Es el peaje que hay que pagar si se quiere lucir la palabra “Rioja” en la etiqueta de la botella. Afortunadamente el viento sopla de cara y la convivencia entre todos los agentes implicados es más amigable.

Su historia personal empieza en 2011 cuando heredó un terruño de 6 hectáreas y media de su madre: “Vivía muy cómodo vendiendo mis uvas. Pero, de la noche a la mañana, el mercado me decía que mis uvas ya no valían 40 céntimos”. Se dio cuenta de que si vendía por menos tendría que cerrar el chiringuito y decidió embotellar por su propia cuenta. 3.500 botellas invirtiendo 12 mil euros. “Dio la jodida casualidad de que funcionó muy bien”. Aquel primer vino blanco fue un Rioja moderno y lo vendió en un plis plas. Pero quería más y se hizo un pregunta que le cambió la vida: “¿Qué vino se hacía antes de que yo existiera en mi casa?”. Mirar hacia atrás le dio las 3 claves de un vino de éxito para saber a qué Rioja quería pertenecer:

De la noche a la mañana, el mercado me decía que mis uvas ya no valían 40 céntimos.

Roberto Oliván, Tentenublo Wines

1. Unidad

Un emprendedor sabe que tiene que ir encontrar soluciones a salto de mata. Cuando Roberto se dio cuenta del tope de botellas que podía producir, la mayoría de problemas se desvanecieron por arte de magia. 50 mil botellas era su unidad. Ni más ni menos. Era una cantidad pequeña, pero suficiente. "Si muchas bodegas de antaño vivían con 30 mil kilos de uva al año, ¿por qué no podía vivir con esto? Es lo mismo que tenía mi abuelo. Sólo con un poquito más porque los gastos fijos en 2018 son más grandes. Somos de los que menos produce en la Rioja, pero vivimos dignamente”.

Lo que dice entre líneas es que todo lo que produce lo vende al precio que marca. Una utopía en el sector. “Ahora los viticultores no negocian el precio con las bodegas porque son las bodegas quienes marcan el precio”. Imagina no marcar el precio de tu producto. Dile a un restaurador que no depende de él el precio de sus platos. O a un heladero que se vaya olvidando de poner el precio a sus helados.

2. Multivarietal

Se puede producir de muchas maneras, pero Roberto solo entiende una basada en la viticultura de la observación. Eso significa simple y llanamente mirar alrededor y adaptarse al terreno: “Hago vino desdoblando el camino a base de hostias”. Y es que son unos cuantos tortazos los que se ha llevado. Por ejemplo, después de arrasar con su vino blanco de 2011 se plantó en 2012 con año muy seco y entre agobios y noches sin dormir tuvo que asumir que no podría hacer el mismo vino con el que triunfó: “No me daba cuenta que tenía todas las respuestas al alcance de mi mano”. La respuesta que buscaba era vendimiar todas las variedades de uva a la vez buscando un ensamblaje aparentemente imposible porque tendría uvas más maduras y otras más tiesas en el mismo saco.

Mi tío me decía que por qué compraba esa mierda que no valía nada y mi suegro que me llamarían tonto en todos los corrillos.

Roberto Oliván, Tentenublo Wines

Por eso empezó a comprar tierras de una manera diferente. “A comprar sin dinero” como le decían. "Se me presenta gente a casa para venderme fincas y te das cuenta que hay muchos buitres en la viticultura". Pese a los buitres hambrientos pasó de 6 a 10 hectáreas, pero no valía cualquier tierra ni valía comprarla a cualquier precio: “Compraba joyas olvidadas. Mi tío me llegó a decir que por qué compraba esa mierda que no valía nada y mi suegro me decía que me llamarían tonto en todos los corrillos”. Pero de tonto nada. En tiempo récord recuperó esa Rioja blanca de años atrás produciendo vinos tintos y blancos finísimos que salen igual de redondos en años secos o lluviosos. Vinos libres e independientes de lo que marca la policía del vino, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja: “Cualquier idiota hace un vino de viña vieja. Es fácil pillarles el truco. Son vinos que se hacen con menos dificultades porque los taninos se pulen antes y todo está más equilibrado. Lo difícil es es volver a poner en circulación terrenos que no quería nadie".

Como a Roberto las cosas fáciles no le van, todas sus parcelas son multivarietales excepto una. Tierras que transmiten mucho y que estaban en el olvido esperando a que alguien las reclamara: “Si fuera por el Consejo Regulador tendríamos problemas, pero esta tierra existía mucho antes que cualquier normativa”.

3. Revisitar el pasado

Roberto no pensaba si estaba aplicando todas las leyes a raja tabla o si se estaba saltando la normativa. Su obsesión era y sigue siendo dejar un legado a los suyos y para hacer las cosas bien aprendió a revisitar el pasado para que el choque generacional no le pillase a contrapié: “Ahora me toca a mi crear todo aquello que mis hijos van a tener que reinventar”.

Con casi todas sus botellas vendidas antes de embotellarlas, con los precios marcados en un mercado donde la competencia aprieta, Roberto se ha detenido para imaginar cómo serán los viñedos de sus hijos. Esos mismos viñedos que ahora, temporalmente, son suyos: “Sólo quiero poder seguir viviendo de esto y que mis hijos también puedan hacerlo. Para mi depender de tu propio material es como tener un cheque en blanco. Sólo quiero conservar todo lo que otros hicieron tan bien aquí”. Eso es, cuando nadie de nosotros estaba y el vino ahora perdido era el vino común para todos.

Si fuera por el Consejo Regulador tendríamos problemas, pero esta tierra existía mucho antes que cualquier normativa.

Roberto Oliván, Tentenublo Wines

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