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Artículo Adiós a otro bar histórico de Barcelona Food

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Adiós a otro bar histórico de Barcelona

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La presión inmobiliaria fuerza el cierre del Cosmos en las Ramblas

R.M.T

18 Enero 2019 13:12

Cuando cierra un bar mítico, se pierde una parte de la ciudad. Todo él, todo lo que allí dentro pasaba será imposible de replicar en otro lugar. Pero seguirán pasando cosas, claro que sí, en los otros bares barceloneses que se mantienen fieles desde el principio a lo que son, resistiendo el embate de la especulación inmobiliaria, uno de sus principales enemigos

El último en hacerlo ha sido el bar Cosmos, ubicado en La Rambla, concretamente, en la Plaça del Teatre, ante la escultura a Federic Soler, más conocido como Pitarra, el prolífico dramaturgo que animó tantas noches de la Barcelona de finales del XIX.

El Cosmos, con su letrero rojo de neones, fue muchas cosas. Fue abrevadero de la Sexta Flota estadounidense, que entre 1951 y 1987 desembarcaron en la ciudad en busca de fiesta después de pasar medio año en alta mar. Por ello también fue un bar donde las prostitutas y los chaperos buscaban clientes (¿No recordaba la tipografía de su cartel a la de la Sala Bagdad?). Así mismo, fue el lugar donde los dibujantes y pintores de La Rambla se resguardaban de una jornada en la calle con un café o lo que se terciara.

Más tarde, cuando la Universitat Pompeu Fabra ocupó el edificio vecino en 1991, su terraza y su barra en forma de U, que recuerda a la del Portomarín de la Plaza de Lavapiés, en Madrid, se llenaron de profesores y estudiantes.

Hoy la nostalgia se apodera de los que allí pasaron un rato y de los que no, pero se arrepienten de la pérdida de un local mítico más por culpa de la presión inmobiliaria. No es otro el motivo de su cierre: los trabajadores, que eran inquilinos en cooperativa, han considerado imposible sacar adelante el negocio con la subida del alquiler. De hecho, los apartamentos turísticos que se ubicaban encima del bar, ya han sido desalojados para dar paso a la completa remodelación del edificio, por órdenes del propietario.

Para algunos se va la barra que tantas veces les sostuvo el codo. Pero otros son indiferentes a su marcha: son los que lo recuerdan como un antro degradado, de ambiente deprimente, en un edificio que parecía salir de la peor época del ladrillo en Benidorm, regentado por unos camareros cuyo nivel de borderío era histórico. Siempre habrá unas cuantas visiones de los hechos. Lo innegable es que el Cosmos hizo historia. Y ya es historia.

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