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Desmontamos con datos el artículo de Idealista que niega la burbuja inmobiliaria

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¿Burbuja? ¿Qué es eso?

anna pacheco

11 Enero 2019 11:58

“Los números evidencian lo que venimos diciendo desde idealista hace tiempo: no hay burbuja de alquiler. Y de haberla habido los datos demuestran que se está deshinchando”. Un artículo que contiene esta frase no anticipa nada bueno. De hecho, si la lees en voz alta, imaginas a un mono con corbata —corbatas verde de inmobiliaria— sacándose de un cajón datos inventados, sin pertinencia y relevancia, picando en el teclado y agitando la cabeza de un lado al otro como un auténtico chiflado. Al mono le da igual lo que escriba porque lo que quiere decir es que no hay ninguna burbuja inmobiliaria. Y si la hubiera habido, tampoco importa porque el mono seguirá escribiendo que no hay burbuja inmobiliaria. No existe. Qué es eso. De qué me hablas. Pero no confundamos, el mono no es bobo: el mono es poderosísimo, propaganda neoliberal que sirve de bálsamo para el resto de la gente que hacemos lo que podemos —y, a veces, ni con eso basta— para vivir dignamente y comer algo y vivir debajo de un techo. (Debajo de un techo interior de 26 metros cuadrados con la cama al lado del retrete y por el que te piden dos de fianza, uno en curso y otro de agencia, con mucho encanto).

El artículo “promete desmontar la teoría de la burbuja”, así que nosotras te proponemos desmontar el propio artículo con ayuda de datos:

“Los precios han subido en el conjunto del estado en 2018 pero este crecimiento está ya muy lejano de los de ejercicios anteriores”.

El significado mismo de burbuja ya es exactamente eso: el hecho de que en algunas ciudades se haya tocado techo o se hayan estancado se explica por el mismo ciclo especulativo. Si los precios del alquiler han encontrado un tope es porque la gente ya no puede pagarlos, o se niega a hacerlo. En ese sentido, Jaime Palomera, del Sindicato de Inquilinos de Barcelona, cree que el hecho de que los precios suban y bajen “depende en última instancia de hasta dónde está dispuesto a sacrificarse el inquilino”. Desde el sindicato, han comprobado que en los últimos meses, bien porque la gente ya no puede “sacrificarse más”, bien por una “cuestión de dignidad”, cada vez hay más gente dispuesta a luchar y a pelear por alquileres justos por iniciativa propia. Eso, cuenta el activista, hace dos años era “impensable”.

Javier Gil, activista del Sindicato de Inquilinos de Madrid, se muestra tajante: "El objetivo de negar la burbuja es invisibilizar que los precios actuales dependen de políticas concretas y que políticamente se pueden revertir. El objetivo de negar la burbuja es que esta siga creciendo y que la población no haga nada al respecto".

“En los próximos meses veremos cómo los precios del alquiler se estabilizan”. Esta frase es la construcción larga de “los alquileres se regulan solos, el mercado se regula solo”. Pero lo cierto es que no. La situación actual del alquiler no se debe a unas inercias mercantiles incontrolables y arbitrarias, sino que se ha generado “políticamente” desde las instituciones. Por ejemplo, dando vía libre a las famosas SOCIMIS entre 2012 y 2013, sociedades de inversión que tributan con condiciones extremadamente favorables; por ejemplo, penalizando la vivienda en alquiler con la reforma de la Ley de Arrendamiento (LAU de 2013) haciéndolo una alternativa habitacional insegura e incierta.

¿A qué puedes llamar estabilización cuando las subidas acumuladas son, en algunos casos, del 40% en los últimos cinco años? (Jaime Palomera, Sindicato de Inquilinos)

Palomera puntualiza: "Además, ¿a qué puedes llamar estabilización cuando las subidas acumuladas son, en algunos casos, del 40% en los últimos cinco años? Esas subidas acumuladas son desproporcionadas en relación a los ingresos, por lo tanto habría que hablar de un descenso del precio de, al menos, un 60% para hablar de estabilidad'". Estabilización, dice, “debería ser sinónimo de que el precio de la vivienda ya no está desvinculado con los ingresos de la ciudadanía”. Pero eso aún está lejos de ser así.

Según la OCDE, España es uno de los países donde el alquiler se come un mayor porcentaje de los ingresos familiares. Gastan, de media, el 50% de su sueldo a pagar el alquiler, 10 puntos por encima de la medida europea.

“(En los próximos años también veremos como los precios del alquiler también) entran en una fase de mesetización o incluso más caídas” .
Aquí, de nuevo, Palomera tiene algo que agregar: “¿Mesetización? ¿De meseta?. Oigo una ligera risa. “La trampa del argumento es pretender legitimar que los precios se mantengan, pero no estamos en una meseta, qué va, estamos en los Pirineos. Estamos en una pirineización de los precios. Y lo que hay que hacer es bajar a la playa”. Se disculpa por la metáfora, pero ambos acordamos que es lo bastante ilustrativa.

"No estamos en una meseta, estamos en los Pirineos. Estamos en una pirineización de los precios. Y lo que hay que hacer es bajar a la playa"

“En algunos barrios puede haber aún tensión en los precios pero estará basada en una alta demanda que choca con una escasa oferta en esas calles”. La tensión de precios no viene estimulada por una alta demanda. La tensión de precios, nuevamente, ha sido imbuida “políticamente”, cree Palomera. Los alquileres, hasta ahora de tres años, amparados por ley, han facilitado que se expulse a inquilinos de sus casas para realquilar más caro. Por lo tanto, “no es tanto que haya un aumento de la demanda a partir de 2013, con la reforma de la LAU, sino que al terminarse los contratos tan rápidos, y en un escenario con las expectativas especulativas tan altas, mucha gente fue expulsada del mercado de forma artificial”. Toda esa rotación también explica esta tensión de precios. Ni los salarios ni las reformas de las casas justifican las alzas de precios asfixiantes que, en algunas ciudades, ha superado el 47% en los últimos cinco años.

Además, conviene subrayar que la tensión de precios es un problema cada vez más global. En ciudades como Barcelona ya se han superado los precios máximos del boom del alquiler de 2007. Y este proceso ha producido lo que técnicamente denominan “marca de aceite”. Los altos alquileres ya no son exclusivos de grandes ciudades, sino también de la periferia y ciudades medianas. Rubí fue el sexto municipio español con mayor variación anual de precios de vivienda con un aumento de más del 19%, según datos de Fotocasa. Rubí se encuentra a unos 30 km de Barcelona.

Para Gil también es "mentira" que sea la demanda la que empuja los precios. "La demanda es artificial porque son inversores internacionales quienes invierten en vivienda para que suban los precios. Por lo tanto, los precios son ficticios, no son precios reales, son precios burbuja". Gil incide: "Son precios burbuja que si se mantienen en el tiempo van a destrozar a millones de familias".

"La demanda es artificial porque son inversores internacionales quienes invierten en vivienda para que suban los precios. Por lo tanto, los precios son ficticios, no son precios reales, son precios burbuja" (Javier Gil, Sindicato de Inquilinos de Madrid)

¿Hay realmente un problema de oferta y demanda?. Palomera recupera aquí el informe del relator especial de la ONU, de 2008, que dejó claro que en España no hay un problema de escasez y oferta, y que hay más de 3 millones de casas vacías. Pero hay “un aterrizaje de fondos de inversión que están recalentando los precios”.

¿Entonces, hay burbuja o no hay burbuja? Palomera se refiere al concepto de burbuja para hablar de la “desproporción entre ingresos de la ciudadanía y precios, justificado por el intervencionismo político”. Se utiliza esa palabra para “problemizar” este desequilibrio. También considera que vincular burbuja exclusivamente a la burbuja hipotecaria “es una mirada muy estrecha”.

Portales inmobiliarios que sacan datos. En España no disponemos de ningún portal u organismo oficial e independiente que se encargue de recabar datos fiables sobre el alquiler y la compra-venta de pisos, por lo que la información que nos llega siempre es a través de los mismos portales que intentarán endosarnos zulos a 1000. euros. En España, "el INE no hace su labor. Hay una opacidad absoluta, este espacio lo copan intermediarios que no se rigen por criterios científicos, ni de independencia, sino que participan del propio sector, como Idealista", explica Palomera. Así que, por defecto, desconfía.

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