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¿Nunca habéis sentido una especie de impulso muy fuerte de comer algo que sabéis perfectamente que no se puede comer solo porque tiene aspecto de estar bueno, o un olor rico?
Cuando iba al instituto me pasaba constantemente con algunas vaselinas, cacaos o brillos de labios. Joder, olían tan bien que daban ganas de probarlos. Alguna vez lo hice, y puedo desmentir sin miedo a equivocarme el clásico dicho de abuelo, “si bien huele, mejor sabrá” Pues NO.
Hasta hace unos años este tipo de impulsos solían mantenerse en secreto por el temor a sonar como un loco, pero en la fascinante capacidad de Internet de unir a la gente en sus fascinaciones más absurdas, la peña comenzó hace un tiempo a compartir la fijación por unas pastillas de detergente llamadas Tide Pods.
Como sucede con la paranoia al encerrar a un grupo de gente en una supuesta casa embrujada, en internet la broma puede generar una histeria colectiva en la que la gente acaba por perder cualquier tipo de noción del peligro a cambio de unos likes.
Los millennials se han obsesionado con comer esta marca de pastillas de detergente. Lo llaman “la fruta prohibida”.
"Hey, @TheRealAsswolf ¿quieres un poco de pizza de fruta prohibida? Pista: no es piña".
El meme se ha ido tanto de las manos que varias cadenas de supermercados estadounidenses han optado por guardar los Tide Pods bajo llave para evitar dramas.
y’all really joked around so much that tide put their tide pods in plastic boxes...smh pic.twitter.com/Z44efALcX5
"Habéis hecho tantas bromas sobre los Tide Pods que los han metido en bolsas de plástico".
Sí, es hardcore. Hay tanta gente llegando a los hospitales con intoxicaciones y quemaduras producidas por darle un tiento a una pastilla de detergente que algunos establecimientos que han preferido curarse en salud y evitar que nadie pueda coger una caja de Tide Pods supervisión de los empleados.
