De tu talla no tengo: Argentina apuesta por medidas realistas de ropa

El 69 % de las argentinas y los argentinos tiene problemas para encontrar ropa de su talla. Cuando van a una tienda de ropa, encuentran que lo que en una es M, en otra es L y en otra puede ser S.

Muchas marcas sólo trabajan “talle único” en sus prendas. Por eso, después de recorrer tiendas sin encontrar lo que quieren, el 51% se siente frustrado con su cuerpo.

Estos datos son el resultado de una encuesta que hizo el año pasado la ONG AnyBody Argentina, sede local de la organización Endangered Bodies, que también trabaja en Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda, entre otros países, promoviendo la moda sin estereotipos.

Pero esta situación está a punto de cambiar.

AnyBody, fundada en Buenos Aires por la activista canadiense Sharon Haywood, es una de las principales impulsoras de la Ley de Talles nacional que el congreso argentino acaba de aprobar y que crea el SUNITI, el Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria.

La ley no obliga a las marcas a tener todas sus prendas en todos los talles (porque es imposible de controlar), pero sí establece medidas estándar que todas deberán respetar: desde ahora, en Argentina un pantalón o una camisa talle 38 deberá tener el mismo tamaño en todas las marcas.

Lo más interesante es que este sistema de talles ya no será arbitrario ni va a estar hecho con base en medidas estándar de otros países (como sucede ahora) sino a partir de las medidas reales de los y las argentinas.

Para conocer cómo son los cuerpos de los que viven en el país, desde 2014 el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) desarrolla un estudio antropométrico. Aunque suene raro, hasta ahora, los talles argentinos se calculaban con parámetros europeos.

¿Qué es un estudio antropométrico? Un relevamiento de entre 12 y 15 mil muestras de todo el país que deberá actualizarse cada 10 años para tener en cuenta los cambios alimentarios en la población, los avances generacionales y las oleadas migratorias que impactan en las curvas de talles.

Es un procedimiento de cuatro pasos: primero se toman los datos personales (sexo, edad, región, alimentación y condiciones socioeconómicas); después miden la altura sin calzado; después se toma el peso en la balanza y, por último, la persona pasa a un escáner corporal 3D que con sensores infrarrojos capta de 300 a 400 puntos del cuerpo​, como el contorno de la cintura, los bíceps y las rodillas.

Cuando estén los resultados -la ley exige que sea en menos de un año- sabremos de verdad cómo son los cuerpos de quiénes viven en Argentina.

El fin del tallé único

Cualquier que estuvo de compras en Argentina escuchó alguna vez las frase: “eso viene en talle único” o “ese pantalón es un L pero chiquito”. En el país, el culto a la delgadez parece ser más fuerte que en otros: la industria de la dieta está súper desarrollada y las mujeres argentinas que pueden hacerlo invierten muchísimo dinero en mantenerse delgadas.

Haywood lo notó enseguida cuando se instaló en Buenos Aires. “Acá la discriminación de peso es más fuerte. No podemos negar que debido a la práctica argentina de vender ropa principalmente para personas flacas, existe una capa extra de discriminación que no veo en otras partes del mundo”, contó una entrevista con el medio Infobae.

La gordofobia está instalada en la publicidad, en los medios y en la calle. El año pasado, una chica de 25 años denunció que no la dejaron entrar en una discoteca de Buenos Aires "por ser gorda".

Por eso, en Argentina la cuestión de las tallas va mucho más allá de la moda.

Un estudio de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) reveló que el 30% de los adolescentes que viven en Buenos Aires tienen algún transtorno alimentario, y el 45 % de las causas de bullying contra niñas y adolescentes están relacionadas con la belleza, según la organización Bullying sin fronteras.

Que la ropa sea más pequeña de lo que debería ser sólo agrava la situación: imaginemos por un segundo qué pasa por la cabeza de una niña de 12 o 14 años que recorre tienda tras tienda sin encontrar nada que se adapte a la forma natural de su cuerpo.