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Este futbolista arriesgó su carrera para poder usar cannabis medicinal

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Desde este año, el CBD no forma parte de la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje, pero para futbolistas como el argentino Leonardo Di Lorenzo, esto apenas es el comienzo de una lucha

Emilia Erbetta

04 Febrero 2020 19:35

Junto con el THC, el CBD es uno de los dos componentes más importantes de la planta de cannabis. Son moléculas: el THC es el que “pega”, el que nos hace viajar. Entre sus efectos psicoactivos, altera la memoria y la percepción y nos cambia el estado de ánimo.

El CBD no. No deja de ser un psicotrópico, porque actúa sobre el sistema nervioso central, pero no modifica la percepción e incluso controla algunos de los efectos del THC. Es el cannabinoide al que se le conocen más propiedades terapéuticas: es analgésico, anti-inflamatorio, ansiolítico, anticonvulsionante, etcétera. Según la OMS, no tiene efectos negativos ni genera dependencia.

Antes de que la WADA (por World Anti-Doping Agency) lo sacara de la lista de sustancias prohibidas (como excepción, porque el resto de los cannabinoides sigue ahí), ningún deportista profesional podía consumirlo —en aceites, vaporizador o cualquier otra forma— sin arriesgarse a un doping positivo que, en la mayoría de los casos, podía significar el fin de su carrera.

Asumir los riesgos

El futbolista argentino Leonardo Di Lorenzo sabía lo que ponía en juego cuando un día, después de un partido, se acercó a su entrenador y al médico del equipo en el que jugaba y les dijo que pensaba tomar aceite de CBD para controlar el dolor de la lesión de rodilla que se había hecho hacía unos meses. Ya había tomado anti inflamatorios, se había infiltrado y nada servía, solo calmaban el dolor por unas semanas y después volvía a aparecer.

Leonardo había conseguido unas gotas de aceite de CBD para un familiar que tenía artritis y dolor en las piernas. Como vio que lo ayudó, se animó a probarlo: el dolor empezó a calmarse hasta que desapareció.

Siguió usándolo mientras entrenaba hasta que su equipo, Temperley, llegó a semifinales de la Copa Argentina. “Mira es muy probable que en la semifinal haya controles antidoping. Yo pararía de tomarlas y después vemos”, le dijo el médico del club.

Acá es importante hacer una aclaración: Leonardo no obtenía ninguna ventaja deportiva por tomar CBD. El aceite solo calmaba su dolor.

leo di lorenzo - temperley
Leonardo Di Lorenzo en un entrenamiento / Foto: Club Atlético Temperley

De todos modos, 10 días antes de la semifinal suspendió las gotas. El partido fue una tortura y no pudo terminarlo en la cancha. Ahí tomó una decisión: iba a tomar las gotas e iba a hacerse cargo de los riesgos. “Si me hacen el control y me da positivo yo me hago cargo”, les dijo ese día en el vestuario.

Para él, los pros del CBD eran mucho más que los contra. Su experiencia con los anti-inflamatorios y las infiltraciones no era nada buena. “El anti-inflamatorio llega un momento que empieza a hacerte mal. Muchas veces tuve que tomar algo para para recubrir el estómago para que no me lo dañe porque tenía unos dolores muy fuertes”, cuenta a PlayGround.

“Las infiltraciones te calman el dolor pero es como una anestesia: vos seguís seguís entrenando y exigiendo el lugar y te podés seguir lastimando. Lo único que te cortan es el dolor. El cannabis te va disminuyendo el dolor y la inflamación. A mí me terminó curando las dos lesiones, no tuve un problema nunca más con ninguna ninguna de las dos”.

Leonardo sabe que pudo hacerlo porque tenía 37 años (ahora tiene 39) y estaba muy cerca del fin de su carrera como futbolista profesional. “Yo siempre aclaro que era un riesgo que decidí tomar no por ser un valiente ni nada parecido, sino porque no me funcionaba otra cosa y porque tenía muchísimo menos para perder que un chico de 26 años que si le sale en doping positivo prácticamente se arruina la carrera”.

Por eso, aunque piensa que la decisión de WADA es una gran noticia cree que “todavía falta muchísimo”. Es que en Argentina, aunque el uso medicinal del cannabis es legal desde 2017, el acceso sigue siendo casi imposible, porque no hay producción local, no se autoriza el autocultivo y sólo pueden comprar aceite de cannabis los pacientes con epilepsia refractaria después de un trámite muy engorroso.

Esto hace que conseguir aceite puro de CBD en el país sea muy difícil (en general, o viene de Uruguay o lo elaboran cultivadores particulares, por lo que no pasa por controles de calidad ni de pureza).

“Además no se sabe muy bien lo que estás tomando porque no hay ninguna regulación”, nos explica. “Entonces yo no le puedo recomendar un pibe de 25 años que está en un momento pleno de su carrera que trate una lesión con gotas de CBD porque no sé si no tiene THC”.

Es que, todavía hoy, si tiene THC: game over.

Leonardo también plantea lo absurdo de separar de un equipo o sacar de competencia a un deportista por consumir drogas que no mejoran su rendimiento. Y se ilusiona con que esta decisión de la WADA sea el primer paso hacia un cambio de paradigma frente al uso recreativo: “Creo que es muy injusto que un pibe que sale en su día libre y se fuma un porro con los amigos si le da positivo se le termine la carrera. Me parece una injusticia total, algo primitivo, que ya no tiene sentido”.

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