Si queremos encontrar un ejemplo claro de la crueldad que implica la domesticación y la explotación de otras especies por parte de los seres humanos probablemente el burro sea el caso más simbólico.
Ahora que ya “no nos sirven para nada” los burros se extinguen a la velocidad de la luz, y en los lugares en los que todavía hay presencia de estos animales el abuso que se realiza sobre ellos remueve las tripas a cualquiera con un mínimo de sensibilidad hacia los animales.
Burro con la espalda completamente deformada tras años de explotación haciéndole llevar grandes cargas de peso.
Aunque por suerte cada vez hay más santuarios que se dedican a recoger y darles una vida digna, el ejemplo de los burros de Santorini deja claro que aún estamos bastante lejos de llegar a la regulación legal y la concienciación social necesaria para acabar con el maltrato a estos animales.
Los turistas que acuden a la isla griega hacen su tour turístico a lomos de estos pobres animales. Según explican desde la organización Help the Santorini Donkeys, los asnos son obligados a recorrer grandes distancias sin descansos, agua ni comida y a temperaturas muy elevadas transportando a personas que, en muchos casos, tienen sobrepeso.
Como explican en este post en su página de Facebook, “si no puedes caminar por ti mismo, ¡quédate en el barco!”.
La asociación también creado una petición en la que necesitan recoger 75.000 firmas para tratar de acabar con esta vergonzosa atracción turística.
“Los burros son obligados a recorrer la isla bajo el rayo del sol con turistas en sus lomos. Incluso los que ya son viejos siguen haciéndolo. Puedes ver la tristeza en sus ojos. Los animales no están a nuestra disposición ni son para nuestro uso", aseguran en la petición.
Este trabajo excesivo les provoca con frecuencia heridas severas y lesiones de gravedad en sus lomos, problemas que en ocasiones los llevan a una lenta y dolorosa muerte. Por suerte Help the Santorini Donkeys cuenta con un refugio para salvar a todos los ejemplares posibles.
El principal problema que veo yo ante estos casos es que, ¿cómo hacer que muchos vean mal pegarse “un paseíto” en burro cuando la equitación sigue sin considerarse por la mayoría como un acto de explotación animal?
¿Cómo hacer que la sociedad se oponga a montar en elefante, camello o burro cuando se va de vacaciones si montar a caballo sigue siendo por estos lares un “deporte”, algo elegante y propio de la gente guay?
Ningún animal ha nacido con la vocación de llevarte a ti ni a nadie de paseo en la chepa, y si defiendes lo contrario tu argumento es tan absurdo como el de un taurino defendiendo que el toro disfruta en la plaza.
Si quieres dar un paseo por el campo, tienes pies para hacerlo. deja a los animales en paz.
