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El partido Pacma se ha visto envuelto en una polémica en los últimos días al ser señalado por el presentador de televisión y activista Frank Cuesta en uno de sus posts de Facebook.
Pacma compartió en su Twitter un vídeo previamente difundido por la página Cultura Inquieta en el que explicaban la supuesta historia de Romsai, un elefante ciego al que el pianista Paul Barton le toca música para ayudarle.
Supuesta porque, según dijo Frank en su respuesta al tuit, este cuento idílico de conexión entre especies es un invent como la copa de un pino:
“Romsai vive en kanchanaburi, donde todos los días esta expuesto a turistas.ciego de UN ojo como muchos elefantes.Semental para que nazcan nuevos en cautividad. Más que santuario...negocio!!! Me ha dado VERGŪENZA ver vuestro post”
Desde Pacma se apresuraron a borrar la publicación, aunque la respuesta de Frank sigue disponible en su muro. En ella ha añadido este vídeo de hace un par de años en el que explica la situación de estos elefantes, y habla del pianista en cuestión, con el que por lo visto ya ha tenido algún encontronazo.
“Es un tipo que yo conozco, porque me he peleado con él alguna vez aquí, en Tailandia. Viene a Tailandia y hace la tontería de que toca el piano para los elefantes, va de un sitio a otro para los turistas. Le pagan, claro, le pagan pasta, luego pone los vídeos en YouTube, y cobra más pasta. Pero lo que está haciendo es abusar de los animales”.
Frank pone un ejemplo de un vídeo en el que los animales están siendo sostenidos por terceros, que los mantienen en el lugar amenazándoles con palos con pinchos o sosteniéndoles de las orejas, y reta: "¿Por qué no se pone el tipo con el piano solo con 5 elefantes en frente, sin ningún paisano alrededor, si les calma tanto?”.
Es cierto que el hombre tiene en su canal vídeos en los que se le ve con un elefante a solas, sin que este parezca estar coaccionado ni encadenado de ninguna manera.
Pero sabiendo el tipo de explotación en el que participa activamente este hombre de forma reiterada, las imágenes son poco sospechosas de que su música está haciendo ningún tipo de bien al animal. Como bien dice Cuesta, los animales salvajes no conectan con la música. Eso es cosa nuestra, y humanizarlos solo lleva a que pasemos por alto una y otra vez situaciones de abuso y maltrato sin darnos cuenta.
Los elefantes son elefantes, y ni les gusta Beethoven ni pintar cuadros. Lo que les gusta es que les dejemos vivir en paz, y cualquier actividad turística o situación compartida en las redes en las que los animales tengan conductas que no parecen propias de animales es, casi al 100% una situación de abuso físico y psicológico.
