Un mes sin depilarnos es suficiente para cabrear a todos los machistas de Twitter
Amiga, compañera, persona que le está leyendo el móvil a la persona de al lado en el metro ¿eres de las que ha dejado de hacerse propósitos de año nuevo porque estás harta de sentirte un despropósito cada vez que llega junio y te das cuenta de que todos tus vicios solo han ido a peor? ¿Necesitas un objetivo a corto plazo para encontrarle un sentido a este frío enero?
Pues estás de suerte porque te traigo dos soluciones en una: este mes se celebra el mes #Januhairy (lo que viene a ser “enero peludo”). La idea es no depilarse en todo el mes para naturalizar nuestro propio cuerpo, ser conscientes de hasta qué punto nos influye la presión por estar depiladas, tratar de sentirnos cómodas con nuestro vello (y como propina estar un poco más abrigadas, que siempre cunde).
Para sorpresa de nadie son precisamente los señores que dicen que ya no hay machismo, que mal están en otros países pero que aquí las mujeres tienen más privilegios que el hombre etc. han sido los primeros en escandalizarse muchísimo por todo esto.
Efectivamente, Santiago, te llamamos machista porque los pelos que lleven las mujeres en su sobaco no son de tu incumbencia y te crees con derecho a decirles que son asquerosas por tener algo que tú también tienes.
Es divertido también ver como todos hacen la bromita de que se van a colgar el cinturón de castidad un mes. Claro, colega, seguro que el mes pasado arrasaste por la vida. Campeón. Figura. Fiera. Que te sobran las pitiquis, que se te nota en la mirada.
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Flipao.
No podía faltar el típico “Las mujeres eh’que son muy malas entre ellas” adaptado a los tiempos de Twitter: “El peor enemigo de una feminista es otra feminista”. En serio, pavo, ¿a qué viene este drama si estamos hablando de unos pelos en las piernas? ¿Quién es el exagerado en esta peli?
Y cómo no el que viene a dar lecciones de qué es y qué no es feminismo. Seguro que es de los que opina que “feministas eran las de antes”. Gracias, figura.
Claro, Damián, porque seguro que una feminista está deseando que le fecunde un machito como tú.
Si en algún momento sientes algún arrebato de este tipo y presientes que vas a hacer comentarios como los de Raúl, intentando ridiculizar una acción feminista por falta de coherencia, no eres tú, es tu machismo. Recuerda, las mujeres deberían poder hacer lo que les dé la gana con su cuerpo, incluyendo llevar las cejas perfiladas con escuadra y cartabón y el coño justamente como les crezca.
No seas como Raúl y cierra Twitter antes de acabar en un artículo recopilatorio de machirulos ridículos.
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