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Jirafa Rey: el twerk mató a la estrella de la poesía

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Palabras clave: Jirafa Rey. Afro. Kuduro. Poesía. Empoderamiento femenino. Cultura basura. Filosofía. Twerk. Juegos de rol. Mente colmena. Dancehall queen. First Dates.

víctor parkas

25 Octubre 2017 06:00

Se define como “artista transdisciplinar”. Creció escribiendo poemas, se graduó en filosofía y ha terminado haciendo espectáculos de twerk con su prima Pili. Esa, sin embargo, no es su principal ocupación: Alejandro Robles, bajo la máscara de Jirafa Rey, practica una mezcla inaudita entre el urban de corte kuduro y el gamberrismo intelectual de Astrud.

Canciones como Pussy Fire no solo avalan ese juicio: también te ponen a bailar como si estuvieran disparándote a pies y rodillas.

Una de las voces más potentes invitadas a la última edición del Festival de poesía Irreconciliables —vía performance, alternó sus temas con versiones afro-trap de Como yo te amo o Bandido—, Jirafa Rey es, sin importar la disciplina en la que intentes encajar su trabajo, una absoluta rara avis. “No soy cantante, ni rapero; no soy bailarín”, me dice. “Poeta a lo mejor sí he sido, pero nunca más”.

Nuestra conversación sigue así:

Una de las cosas que me aburren del urban español —trap, dancehall, regetón mutado— es el exceso de testosterona que respiran letras y vídeos. ¿Jirafa Rey viene a romper con eso?

Claro: el norte de los temas musicales que llevo publicados hasta la fecha es, precisamente, el empoderamiento femenino desde un cuerpo masculino; el mío. Pero, más allá de la testosterona, lo que no me interesa nada es la estandarización general de los videoclips. Yo quiero hacer cosas al margen de esa estandarización. Algo personal, original y que no encaje muy bien con el resto.

Creo que parte de esa ruptura surge al mezclar afro y kuduro con el espíritu gamberro de grupos como Putilatex o Ultraplayback. ¿Te consideras fan?

Sí, me mola ese rollo. O el de Hidrogenesse. Son grupos tan outsider que encajan bien con la cultura basura a la que a veces me gusta apelar. En mi primer concierto, por ejemplo, hice una versión de El Marido de la Carnicera de Rakel Winchester.

Lo que haces como Jirafa Rey no puede abordarse solo desde la música. ¿Qué otras manifestaciones artísticas dirías que te han influido como artista?

A parte de la danza urbana, yo diría que los juegos de rol. Estuve dos años desarrollando uno, y mi trabajo final de máster fue sobre los manuales de rol como nuevo texto; un tipo de texto no lineal. Descubrir los juegos de rol me supuso romper del todo con el texto lineal clásico, y eso ocurrió a la vez que empezaba a interesarme por el empoderamiento a través del baile. El rol hizo que dejase de lado la poesía y que explorase nuevas maneras de presentar las cosas. En cada vídeo, por ejemplo, interpreto a un personaje diferente.

El rol hizo que dejase de lado la poesía. En cada vídeo, por ejemplo, interpreto a un personaje diferente

¿Qué otros puntos en común tienen tus canciones con el rol?

En cada tema intento entrar en un mundo nuevo; ir más allá del “cuando yo te bailo, tú te vuelves loco”. Me interesaba trasladar ese narratología de los juegos de rol a mis canciones. Luego, en cuanto a estructura, el manual de rol es un texto no lineal: no es un libro que empieces y acabes, sino que cada partida depende completamente de lo que aportan a ella los jugadores. De la misma forma que una campaña de rol no sale de una mente individual, el mundo simbólico de mis vídeos tampoco: éstos son el resultado de un juego que yo propongo, tanto a mi equipo como a la rapera con la que colaboro en cada canción.

Eso último es una de tus constantes: casi todos tus temas tienen featuring femenino. ¿Era uno de tus planteamientos iniciales? ¿Con qué otras chicas te gustaría colaborar en un futuro?

Para mí eso es muy importante. Siempre he consumido rap hecho por mujeres; es lo que me gusta. Mi rap, aunque lo cante yo, a nivel de letras y planteamiento tiende más a la perspectiva femenina. El año que viene sacaré un nuevo EP, y ya tengo cerradas bastantes colaboraciones con otras cuatro o cinco mujeres. ¿Con quién me gustaría colaborar en el futuro? Las Bistecs: sus vídeos son una delicia, y el nivel de su discurso, cuando las entrevistan, hace que se me caiga la baba.

Hablabas antes sobre interpretar diferentes personajes en tus creaciones. Estos personajes, ¿son invenciones originales o proyecciones de tu propia personalidad?

Tienen que ver con facetas de mi vida en las que he invertido mucho tiempo. Jaleo Real nace de La Colmena, un grupo de teatro no lineal del que soy miembro. Meteora es el juego de rol del que te hablaba antes, el que desarrollé. Casualmente, había un personaje en el juego que se llamaba como la rapera con la que acabé haciendo el tema: Úrsula. En el vídeo, ella interpreta a la Virgen de Montserrat, y yo al Niño Jesús.

Al ver 'Meteora' me chocó mucho veros haciendo blackface. ¿Es una licencia que te permite el articular tus vídeos a través, precisamente, del juego de rol?

Yo, al grabar el vídeo, no sabía hasta qué punto el blackface era fundacional dentro del apropiacionismo cultural. Hubo colectivos afrofeministas que nos atacaron por ello, y la polémica hizo que me plantease muchas cosas. En cualquier caso, mi intención no era promover ningún estereotipo que genere opresión: Meteora no está haciendo referencia a personajes de raza negra, sino a figuras policromadas en negro.

Tu primer directo fue en el Irreconciliables, un festival de poesía. ¿Qué relación mantienes con esta disciplina?

Estuve escribiendo y publicando poesía de los 14 hasta los 24 años, de manera muy intensa, con una línea súper seria y filosófica; realismo sucio y tal. Esa línea, súper oscura, cambia en 2015, cuando empiezo a bailar twerk y a inclinarme hacia la producción de cosas agradables y divertidas. Aquello fue un hara-kiri a mi 'yo' poeta. La poesía es un ejercicio individual, y ahora me interesa mucho más la idea de mente colmena; hacer cosas de las que no tenga únicamente yo el crédito. La poesía convencional, ahora mismo, no me interesa nada.

Ya que comentas cómo el twerk lo cambió todo: tienes un proyecto paralelo de twerking, ¿no?

Glitch Gyals. La idea del proyecto es romper con el purismo de la danza urbana mezclándola con lenguaje escénico. En uno de nuestros últimos shows, Así nos ven los hombres, nos conectábamos a Chatroulette a través de un proyector, con la cámara de tal manera que se no se viera al público. Bailábamos para la gente que se conectaba a la página, y alguno incluso se nos unió. Glitch Gyals somos yo y mi prima Pili.

La poesía es un ejercicio individual, y ahora me interesa mucho más la idea de mente colmena

¿La Pili es tu prima? ¿La de 'Cómeme el Donut'?

Sí, en los vídeos trabajamos codo con codo también. Es, por otra parte, estilista y coreógrafa de Bejo, Locoplaya o Nathy Peluso. En general trabaja con gente muy guay: Rossy de Palma, Miren Ibarguren, Vinila Von Bismark...

Ya veo. Por cierto: hay división de opiniones (dos) sobre qué es exactamente “el donut”.

Hay partes de África y el Caribe en las que existen reticencias por parte de los hombres a practicar el cunnilingus, porque entienden que supone transferirle el poder a la mujer. Así, la canción es una oda al cunnilingus, pero entiendo que haya desavenencia entre si la canción habla de mi donut o del del la Pili. Ya las hubo en First Dates, cuando presenté la canción.

¿Presentaste 'Cómeme el donut' en First Dates?

Sí, fui dos veces al programa. La primera vez acabé haciendo twerk, y hasta puse a Carlos Sobera a bailar. La segunda fui a cantar, y fue entonces cuando presenté Cómeme el donut. En ambos casos, tuve una cita, pero ninguna de las dos salió bien: el primer chico no me gustó y el segundo sí, pero la cosa no tuvo continuidad.

Además de bailar twerk en First Dates, también lo hiciste en la televisión pública vasca. ¿Es fácil abrirse camino en la escena twerk siendo chico?

Hombres que practiquen twerking hay bastantes. Lo que cuesta encontrar son hombres bailando dancehall, y menos aún haciendo el rollo dancehall queen. En España, exceptuándome a mí, no conozco ninguno, por lo menos. En ese sentido sí he sido punta de lanza, para lo bueno y para lo malo –hay algunos círculos de mujeres dentro del dancehall que me han dicho de todo por definirme como 'dancehall queen'.

¿Por qué crees que existen esas reticencias a ver a un hombre identificándose y bailando como una dancehall queen?

Jamaica, que es de dónde viene el dancehall, es un país muy homófobo. La posición desde la que se me ataca tiene un discurso integrista que le compra esa homofobia implícita al dancehall y a sus orígenes jamaicanos. Hay quién me lo ha comparado con el flamenco. “Los hombres no se ponen traje de gitana para bailar y tienen un baile diferente al de ellas”. Y no es cierto: sí hay hombres que se ponen el traje de flamenca para bailar.

Tú mismo vistes etiqueta femenina, ¿no?

Ahora mismo me apetece vestir ropa un poco más normal, pero no mucho, no te creas. A lo que me refiero es que ya no me paso a la etiqueta femenina todos los días, llevando crop top y pantalones por encima del ombligo. Pero sigue siendo algo que me gusta, y aprovecho contextos en los que puedo hacerlo, las piezas de baile, los directos, porque lo disfruto muchísimo. Y es algo real, nada que ver con ningún personaje.

Hay algunos círculos de mujeres dentro del dancehall que me han dicho de todo

Recogiendo eso último que dices, y teniendo en cuenta que lo que hacéis ambos se enmarca en el urban, ¿cuál es tu opinión sobre C. Tangana declarándose “trans” en una entrevista?

Hay que respetar la sátira. Creo que es fundamental, porque es muy complicado hacerla, y a lo largo de la Historia han muerto muchos bufones. C. Tanaga, en muchas ocasiones, entiendo que habla desde una posición satírica. En general, me parece alguien interesante en tanto a que tiene una actitud de apertura disciplinar y de oposición al estancamiento. Su propuesta cambia continuamente, de un punto a otro. Ésa es la forma en la que tiene que trabajar un artista.

¿Esa fluctuación es algo que eches en falta en la escena musical española? ¿Qué elementos no te gustan dentro del urban hecho aquí?

Creo que hay una gran cantidad de canciones que se hacen sin ton ni son. Yo, para hacer un tema, puedo estar dos meses dándole vueltas, aunque luego solo tenga mil views, porque quiero que la idea a explorar sea interesante. En la mayoría de canciones no veo idea ni sentido alguno. Quizás tengan un nivel técnico genial, pero no me dicen nada. Ese insistir en la banalidad me aburre. Me gustaría ver más personalidad y menos repetir patrones por el mero hecho de que éstos funcionen. Hay cientos de personas haciendo copias que, sí, suenan genial. Pero no tienen nada de contenido.

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