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Que las palabras “contenido sexualmente explícito” siguieran a “Harry Potter” era algo con lo que todos los fans habíamos soñado. Que la tensión sexual que existía en el triángulo Harry-Ron-Hermione terminara por explotar de verdad, y no simplemente en forma de pequeñas tramas amorosas que J.K. Rowling iba deslizando entre las historias principales. Que explotara de verdad.
Y esto es precisamente lo que ofrece Potterotica: un catálogo con las fantasías adolescentes que ahora, veinte años después del lanzamiento de los libros, sus lectores siguen anhelando e imaginando. Allie Lefevere, Lyndsat Rush, Danny Capman han creado un podcast destinado a la difusión de la fanfiction erótica sobre la saga que puede encontrarse en internet. En cada capítulo se dedican a narrar algunos de los relatos con aquellas escenas con otro tipo de magia, aquellas que siempre quisimos leer y que ahora, en la vastedad de internet, alguien ha escrito.
Descripciones de cuerpos entrelazados, metáforas algo confusas para hablar de los genitales, fluidos mezclándose y títulos que recuerdan el peor imaginario pornográfico: "El intruso", "Una conversación cándida", "Quid pro quo". Se trata de rebasar todos los límites que uno pudiera imaginar, desvelando la cara más sucia de Hogwarts.
Las líneas argumentales no se reducen a un conjunto de ficciones monográficas sobre el trio protagonista, sino que el abanico de posibilidades se extiende a los demás habitantes del universo Harry Potter, incluyendo por supuesto encuentros sexuales que escapan a lo heteronormativo (corrigiendo preventivamente la supuesta homofobia de J.K. Rowling) y sí, también, a las criaturas fantásticas.
Por supuesto, no es la primera vez que las fantasías eróticas de los fans manchan el imaginario puro e inocente de la saga. La fotógrafa Sarah Hester ya imaginó otro tipo de Harry Potter, encarnado en el modelo Zachary Howell, y facilitó que los lectores pensarán también en la otra "varita" del mago.
Pero que nadie se asuste. Potterotica no es un canal pornográfico destinado a fans parafílicos. Es principalmente un espacio en el que aprovechar lo ridículo de la hipersexualización de la saga y echarse unas risas con las posibilidades que ofrece este juego: dobles sentidos, lenguaje soez y ambigüedades curiosas.
Aunque, eso sí, ahora el Beso del Dementor sonará mucho más inquietante.
