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Lit
El confinamiento está planteando un conflicto a muchos introvertidos que se sienten más cómodos con la distancia social que en situaciones normales. Ahora, algunos temen que lo que de verdad les cueste sea volver a la normalidad... #FICCIÓN
25 Marzo 2020 17:15
- Acaban de decirlo: como mínimo 15 días más.
- Bueno, ¿bien, no?
- ¿Cómo qué bien? Esto es un desastre.
- Pero si llevas toda la vida esperando esto. A mí no me engañas.
- ¿De qué hablas? ¿Por quién me tomas?
- No me refiero al virus... me refiero a esta situación, a estar todo el día en casa, sin hacer vida social.
- Lo de trabajar en casa está muy bien sí...
- ...y lo de no tener que ir al cumpleaños de María este fin de semana, y lo de poder pasar de ese concierto que en realidad te daba tanto palo...
- No tener que poner excusas para estar solo es un alivio, sí. Pero me siento culpable por estar disfrutando un poco de esto.
- ¿A caso alguien se siente mal por tu ansiedad social? Disfruta de tú momento.
- Es un poco complicado disfrutar cuando el mundo se va a la mierda. Estamos jodidos y todavía falta lo peor...
- No hace falta que disimules...
- No me importaría que esto se alargara un poco más. Pero las consecuencias son horribles
- Piénsalo de otro modo: por primera vez el mundo parece diseñado a medida de los introvertidos. Normalmente son los extrovertidos los que juegan con ventaja. Deberías estar aprovechando toda esta energía.
- Esto que dices sobre que la situación actual favorece a los introvertidos no es del todo cierto. En realidad, seguimos teniendo que adaptarnos a los extrovertidos.
- ¿A qué te refieres?
- Me refiero a qué nunca había tenido que rechazar tantas llamadas. Gente a la que nunca veo en persona de pronto quiere hacer videollamadas. Cada día hay algún plan... “birras virtuales”, “yoga virtual”, “vermut virtual”. Incluso Netflix ha sacado una aplicación para que la gente vea series junta a través de internet. ¿Y sabes por qué?
- Cuéntame...
- Porque los extrovertidos no son capaces de estar solos consigo mismos. ¿No les basta con coger un libro y leer? Que aprendan a coser. O a hacer pan de masa madre. Pero que lo hagan solos.
- A tus amigos les sabría mal escuchar esto.
- Amo a mis amigos. Y me gusta hacer planes con ellos. No se trata de esto. De hecho estoy haciendo todo lo que puedo para ayudarles. Si fuera por mí no hubiera cogido ninguna de esas videollamadas, lo hago por ellos.
- Bueno es que los extrovertidos son los que peor lo pasan en estas condiciones. Se alimentan de la energía de los demás.
- Claro claro. Pero, ¿quién se preocupa por nosotros en condiciones normales? Cuando todo vuelva a la normalidad dudo que ellos tengan esta consideración. Nosotros estamos obligados a adaptarnos a la fuerza a mundo diseñado para los extrovertidos.
- La capacidad de adaptación es nuestra mayor ventaja evolutiva.
- Cierto. Ahora que lo dices... Creo que el problema es que me estoy adaptando demasiado bien al aislamiento.
- Lo que te decía...
- Tengo miedo de que luego me cueste adaptarme a la vida social de nuevo.
- Tranquilo que tendrás tiempo para volver a acostumbrarte. Me temo que la vuelta a la normalidad será lenta. Y es posible que algunas cosas no vuelvan ser como antes. Incluida nuestra vida social.
- Es probable. Pero el mundo seguirá estando hecho a medida de los extrovertidos. La oficina seguirá sin tener paredes.
- Se supone que esto estimula la creatividad. Hablar con los demás te da ideas.
- Los brainstormings son una farsa. A mí lo que me inspira es la soledad. Estoy siendo mucho más productivo desde que trabajo desde casa.
- No te veo muy productivo... llevas rato divagando contigo mismo sobre lo mal que lo tienen los introvertidos mientras ahí fuera hay gente que lo está pasando mal de verdad.
- No me hagas sentir más culpable todavía. Lo único que digo es que espero que esta crisis sirva para que cuando hagas teletrabajo no te traten como si te estuvieras escaqueando. ¡Pero si trabajo mejor así!
- Olvídalo. Con todas las crisis pasa lo mismo: decimos que hemos aprendido pero acabamos repitiendo los mismos errores.
- Claro. No hace falta ni que pase la crisis. Nos dijimos a nosotros mismos que la cuarentena era lo que necesitábamos para bajar el ritmo, pero al tercer día ya nos faltaba tiempo para hacer todo lo queríamos. Incluso encerrados en casa la necesidad de acción le gana la partida a la contemplación...
- Ha sido así desde tiempos de los romanos.
- El problema es que al final siempre son los extrovertidos los que acaban mandando. Y lo que hacen es imponer lo que a ellos les funciona. Si incluso en tiempo de cuarentena se las arreglan para que el mundo siga girando a su alrededor.
- Tienes razón. ¿Pero sabes por qué creo que es?
- Por qué los extrovertidos no pasan tanto tiempo hablando consigo mismos.
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