Lo que está pasando con el feminismo en Argentina es histórico, aunque más histórico será lo que pueda pasar cuando después de las protestas el aborto se despenalice por fin
Lo escribió la novelista Sally Rooney: las campañas antiabortistas son aquellas que intentan demostrar que las vidas de las mujeres no son importantes. Aquellas que intentan que el feto —y la fe, y la desigualdad, y la opinión de otros— valga más que la mujer. Aquellas que destrozan, insultan y ponen en peligro la vida de las ciudadanas.
Rooney pronunció algunas de estas palabras en su carta abierta para London Review of Books en los días previos a la celebración del referéndum en Irlanda para despenalizar el aborto. El sí gano finalmente en aquella votación histórica, demostrando que los argumentos retrógrados que hasta entonces habían impuesto las leyes en el país no tenían validez en una sociedad moderna y feminista como la que merecemos.
De demostraciones históricas y antimachistas, de hecho, saben mucho las mujeres argentinas. Levantadas a las armas, llevan años dando lecciones al feminismo de combate, con su grito de Ni Una Menos, con sus pioneros sindicatos de trabajadoras sexuales y ahora con su lucha de mareas verdes a favor de un aborto despenalizado en su país y en otros de América Latina. En Argentina se registran alrededor de 400.000 interrupciones de embarazo cada año según el Ministerio de Salud. En 2016, además, 10.000 gestantes tuvieron complicaciones y se registraron más de 40 muertes. Porque el derecho al aborto —dicen, y repiten, y chillan desde los colectivos feministas— es nuestro verdadero derecho a la vida.
Y entre esos gritos y esas mareas, también las artistas y dibujantes ponen sus granos de arena con viñetas, carteles e ilustraciones en apoyo de la causa, como esta de @todomuyduro, que nos hace reír y también llorar, porque lo que retrata a la perfección es ese discurso de quienes demonizan a las mujeres que sólo reclaman su libertad.
@todomuyduro
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