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El NO de Argentina a Israel: ganadores y perdedores de una decisión histórica

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4 ganadores. 4 perdedores. 0 neutralidad

Ignacio Pato

06 Junio 2018 13:06

Amistoso e Israel son dos palabras que no encajan para muchas personas, palestinas o no. Ayer tampoco lo hizo para los jugadores de la selección argentina, que forzaron la suspensión del partido que tenían que jugar este sábado en Jerusalén contra la selección del país hebreo.

Hoy son varios los titulares y contenidos que culpan a las campañas de grupos en defensa de los derechos del pueblo palestino. Sacan a relucir que ayer, en un acto de protesta en Barcelona, se pudo ver una "camiseta de Messi ensangrentada" y citan presiones de la federación palestina. La federación palestina, por cierto, nació en 1928, Israel la convirtió en la suya tras la creación de su estado y Palestina tuvo que fundar otra en 1952 que no fue reconocida por la FIFA hasta 1998. El diario más leído, Israel Hayom -cuyo máximo accionista es Sheldon Adelson, mecenas del partido derechista Likud y de los republicanos estadounidenses- titula hoy a toda portada sobre los jugadores argentinos: "Se han rendido al terror".

Solo cabían dos opciones, jugar o no jugar. El "no" es una decisión histórica. Y deja una historia en la que hay ganadores o perdedores.

Ganadores

— La movilización ciudadana. El posicionamiento, la protesta sirve. A las cartas de niños y peticiones desde la sociedad palestina se han sumado dos actos fundamentales para entender la suspensión del partido. El primero fue la campaña "Argentina no vayas", el segundo tuvo lugar ayer y fue bastante más físico. Los jugadores argentinos que entrenaban ayer en Barcelona pudieron escuchar gritos como "¡Messi, no vayas!", "¡No laven la imagen de Israel!" o "¡Como dijo Maradona, la pelota no se mancha!". Este clima provocó que los jugadores hablasen entre ellos tras la sesión de entrenamiento. Ahí se gestó la negativa a viajar y jugar en Jerusalén.


— El colectivo. El plantel de Argentina sale reforzadísimo de esta decisión. "Se escuchaba clarito, y el 10 se puso mal", dijo alguno de los jugadores a La Nación en referencia a la protesta. La plantilla se reunió y tomó una posición colectiva: no iban a ir. No es que Messi, o que Mascherano, o que Banega, no fueran a ir, es que un grupo que representa a la nación argentina y que es seguido por millones de personas, muchas de ellas muy jóvenes, rechazaba una imposición política. La dimensión de la decisión crece si tenemos en cuenta tres ejes. El primero, el de la mencionada logística política, que tiene mucho más que ver con una asamblea que con la decisión individual de un actor, actriz o cantante, como comentábamos aquí comparando el margen de actuación de Messi con el de Natalie Portman, Lorde o Gilberto Gil. El segundo, el de los contratos publicitarios y la presión de las marcas. Esta suspensión no se puede monetizar. El tercer eje es el de las presiones políticas: 23 chicos, muchos de ellos con origen en los barrios populares, en los márgenes del país, han contradicho el mandato del presidente de la nación.


— Gonzalo Higuaín. Fue el primero que salió a hablar anoche, para ESPN. El primero que puso cara y voz a la decisión. Lo hizo con elegancia y sin abrir la puerta a ningún malentendido. "Primero está la salud y el sentido común. Se pudo hacer lo correcto, y lo correcto era no ir", dijo. Con más voces que nunca en su contra por su juego, ayer el de la Juventus se confirmó como uno de los líderes de la albiceleste sin necesidad de marcar goles.


— Jorge Sampaoli. El seleccionador gana, sobre todo, tiempo y tranquilidad. Era vox populi que el cuerpo técnico y los jugadores no eran favorables a un partido que incluía un viaje y actos oficiales en Jerusalén, en mitad de un clima de estrés por la seguridad de los futbolistas -recordemos otra vez que la foto de Messi junto a Netanyahu iba a ser una de las presas del año- a solo una semana de que Argentina debute contra Islandia en Moscú. Ahora la albiceleste busca rival para un amistoso en Barcelona, quizá San Marino, Malta o Moldavia.


Perdedores

— Benjamin Netanyahu. El presidente israelí llamó anoche a Macri para que mediase contra los jugadores. Ni consiguió eso ni un partido que estaba llamado a ser parte del festejo del 70º aniversario de la creación del estado de Israel. Posiblemente, junto a la victoria de Netta en Eurovisión hace un mes, el símbolo de mayor proyección internacional de la Hasbará, el término hebreo que designa las ideas y actos dirigidos a explicar hacia fuera las políticas del estado de Israel.


Miri Regev. La oposición israelí ha llamado a esto "espectacular gol en propia meta" de la ministra de Cultura y Deporte Miri Regev. Los laboristas han pedido una investigación sobre una presunta corrupción de Regev en relación a las entradas del partido. Lejos de la autocrítica, la ministra ha hablado de "caballos de Troya" dentro del parlamento que boicotean al estado hebreo. Según medios israelíes, fue de Regev una idea que ha podido desencadenar este final: el cambio de sede del partido de Haifa al estadio Teddy de Jerusalén. Jugar en la ciudad santa, ocupada parcialmente por el estado de Israel, tras el reconocimiento de Trump moviendo allí su embajada desde Tel Aviv, ha sido un órdago de propaganda política que el gobierno ha perdido clamorosamente.


— Mauricio Macri. Macri iba a ir al partido, recibió la llamada de Netanyahu ayer, intentó mediar con la federación argentina pero no pudo hacer nada. Macri ha realizado la política exterior de acercamiento a Israel más intensa desde Menem. Y este partido no era idea de quienes lo iban a jugar, sino del triángulo de poder entre ambos gobiernos -al calor de la visita del premier israelí a Buenos Aires en septiembre pasado que cerró varios acuerdos bilaterales- y la AFA.


— AFA. La federación post-Grondona que preside Chiqui Tapia, después de una colección de calamidades, heredadas y propias, de toda índole, ha tenido un papel mediocre en este episodio. Tirando hacia adelante un partido contra la voluntad de los jugadores que le proporcionan beneficios, encaminándolos a un callejón sin salida en el que han decidido detenerse y dar media vuelta a muy pocos días con el consiguiente revuelo mediático sobre cómo se han hecho las cosas. Ningún dirigente, ninguna persona con un mínimo conocimiento del mundo que vive, puede suponer que un partido, nada menos que de la Argentina del mejor jugador del mundo, puede llevarse a cabo sin contratiempos en territorios ocupados, a pocos metros de las matanzas de Gaza. De momento, tienen que devolver unos 2 millones de dólares cobrados por un partido que no se celebrará.

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