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“No está mal para una chica”. Pues claro que no está mal, gilipollas

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Imagen: Refocus
 

Acoso, comentarios denigrantes, menosprecio por el simple hecho de ser mujeres… Pero eso se acabó, porque las grafiteras de Francia se han unido en un libro que denuncia el profundo sexismo que hay en el arte urbano

Luna Miguel

15 Junio 2018 11:59

“No está mal para una chica”.

Ese es el comentario que le han hecho en más de una ocasión a Élise Clerc. Ella, junto con la también ex-grafitera Audrey Derquenne, ha lanzado un libro, Graffeuses, que pretende dar voz a todas aquellas mujeres del mundo del arte callejero en Francia, poniendo foco no sólo en las situaciones de discriminación que han vivido, sino sobre todo en la reivindicación de su arte.

Por desgracia, las casi cincuenta mujeres aquí recopiladas han vivido mucho más de lo primero que de lo segundo. En una entrevista con Cheek Magazine, Clerc ha contado que evidentemente el desprecio a las grafiteras tiene que ver con muchos factores: por un lado, una sociedad que no entiende que a las mujeres les pueda interesar este tipo de arte; por el otro con unos compañeros de causa que en vez de trabajar codo con codo con ellas, las trataban mal.

Graffeuses se centra en la cultura del grafiti de los últimos casi 30 años.

De los 90 hasta el día de hoy, Clerc y Derquenne hacen un repaso a los estilos y a las firmas que han estado presentes en las distintas épocas y olas. Desde aquellas mujeres que se colaban en las vías de tren para dejar su marca en los vagones de metro de las periferias parisinas, hasta esas otras que hoy visibilizan su trabajo a través de Instagram.

Todas han tenido que soportar historias delirantes: compañeros babosos que las asaltaban de noche mientras pintaban, transeúntes que emitían juicios sexistas sobre sus obras, marcas que les piden “ir monas” o “ponerse minifalda” mientras pintaban para que su trabajo resultara más atractivo, etcétera.

Clerc no se ha cansado de señalar lo difícil que ha sido para las más veteranas abrirse un camino profesional y reconocible. Estos constantes problemas hacían que muchas mujeres abandonaran y se dedicaran a otra cosa.

“No está mal para una chica”, le dijeron una y mil veces.

“Pues claro que no está mal, gilipollas”, respondió, finalmente, con este libro.

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