Los ciudadanos de la ciudad canadiense Windsor, en la provincia de Ontario, no paran de escuchar un zumbido persistente. Dicen que es igual que el motor de un camión en ralentí o de un trueno lejano. Pero nunca se apaga, siempre está sonando como si estuviera detrás de sus puertas.
Desde que comenzó a reportarse en 2011, el ruido ha sido investigado por el Gobierno canadiense, por la Universidad de Western Ontario, la Universidad de Windsor y por activistas. Conocido como el zumbido Windsor, los residentes de una urbe de 220.000 junto al río Detroit, informaron que a veces hasta los objetos de sus casas tiemblan, los huevos de la compra se les rompen y sus mascotas se asustan. A algunos habitantes les genera insomnio, dolores de cabeza e incluso depresión. Ya casi no existe el silencio. El ruido no se restringe solo a Windsor, se ha reportado también en un pueblo a 32 kilómetros hacia el sur y en el este de Cleveland, a 140 kilómetros de distancia.
Aunque se desconoce el origen, muchos señalan a la isla Zug, llamada el Área 51 de Detroit. A 7,5 kilómetros de Detroit (EEUU) se ubica unas instalaciones que impiden el acceso a cualquier persona sin autorización. La isla Zug acoge a la compañía United States Steel Corporation (U.S. Steel) que se encarga de la producción y el almacenamiento de acero. Sin embargo, la falta de transparencia en la información de sus actividades ha llevado a especular que los zumbidos podrían provenir de allí. La ciudad de Windsor se encuentra en la otra orilla del río.
“Es como si tuvieras una manguera de incendios moviéndose hacia adelante y hacia atrás y las personas que tienen el agua cayendo sobre ellos escuchan el ruido, pero si estás fuera de esa corriente, ya no lo escuchas”, dijo al New York Times Tim Carpenter, un ingeniero consultor jubilado que administra la página de Facebook en la que se denuncia el zumbido.
Algo parecido al sonido Windsor se ha reportado en una docena de ciudades de países todo el mundo como en Australia, Inglaterra o Estados Unidos. Igual de extraño es el caso de la denuncia de diplómaticos de EEUU y Canadá en Cuba, supuestas víctimas de una ataque acústico del que siguen sin conocer la causa.