Camellos, mapaches, cebras, elefantes… aproximadamente 19 animales se encuentran atrapados en alguno de los circos ambulantes que recorren Inglaterra, según informes del RSPCA. Muchos de estos animales salvajes son maltratados y obligados a vivir en condiciones precarias con una pobre alimentación. Una situación de maltrato animal que Escocia prohibió a finales del año pasado y que ahora puede replicarse, por fin, en otras partes de Reino Unido.
Recientemente, una consulta pública determinó que el 94,5% de la población en Inglaterra apoyaría la prohibición de los animales salvajes en los circos. Tras los abrumadores resultados, un portavoz del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Agricultura declaró a The Independent que “el Gobierno quiere que se ponga fin al uso de animales salvajes en los circos ambulantes y legislará para una prohibición tan pronto como lo permita el tiempo parlamentario”.
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Conviene recordar que el debate sobre la prohibición del uso de animales salvajes en espectáculos circenses no viene de ahora. Ya en 2011, el entonces primer ministro David Cameron, prometió que se prohibiría este tipo de maltrato animal. El Gobierno de Cameron introdujo el proyecto de ley que acabó cayendo tras las elecciones anticipadas del año pasado. Según la legislación británica, toda ley que no haya recibido el Consentimiento Real en el momento de disolución del Parlamento queda invalidada automáticamente.
Las asociaciones animalistas han reaccionado con alegría y cautela ante este nuevo intento. Jam Creamer, presidenta de Animal Defenders International, anunció en un comunicado la satisfacción que le produce “el informe de los planes de Gobierno para finalmente instaurar la prohibición de los animales salvajes en los circos”. “Sin embargo, seguimos siendo cautelosos después de tantas promesas incumplidas a lo largo de los años”, añadió Creamer.
Al parecer, la legislación estará lista para funcionar a finales de este año, y lo hará en Inglaterra ya que Gales e Irlanda del Norte no participarían en la ley. Esperemos que en 2018 Inglaterra se ponga a la altura de los más de 40 países del mundo que ya prohíben estas crueles prácticas.