PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo Las razones por las que el alto al fuego en Siria no será el fin de las matanzas Now

Now

Las razones por las que el alto al fuego en Siria no será el fin de las matanzas

H

 

El cese al fuego de 30 días acordado en la ONU es solo una tirita sobre la enorme úlcera gangrenosa que es a día de hoy Siria

Margaryta Yakovenko

25 Febrero 2018 12:44

Más de 500 muertos después, y días y días de negociaciones, el Consejo de Seguridad de la ONU llegaba este sábado a un acuerdo de cese al fuego en Siria. Los bombardeos de la última semana del régimen sirio de Al Assad al enclave opositor de Guta han dejado centenares de civiles muertos, casi todos los hospitales de la región destruidos y a cerca de 400.000 personas sitiadas sin ayuda humanitaria. Pero lo cierto es que el cese al fuego de 30 días acordado en la ONU es solo una tirita sobre la enorme úlcera gangrenosa que es a día de hoy Siria.

Sin medios de presión

El texto acordado este sábado, después de numerosos rechazos y reticencias presentadas por la delegación rusa, es cuanto menos superficial. A pesar de haber sido votada unánimemente por los 15 miembros del Consejo de Seguridad, la resolución no contiene ningún medio de presión legal para imponer el cese al fuego. Es decir, se apoya en la buena fe y confianza en que los bandos contrincantes dejen de masacrar a la población. Y tras 6 años de conflicto, la buena fe no es precisamente un punto fijo de apoyo. La mañana del domingo, solo unas horas después de que se firmara el documentos de las buenas intenciones en Nueva York, Irán anunció que tanto su gobierno como el sirio continuará atacando el Este de Guta a pesar de la tregua ya que allí se ocultan grupos terroristas.

Terrorismo, el filón del régimen

La resolución deja claro que la lucha contra los grupos terroristas reconocidos internacionalmente queda excluida de la tregua. Es decir, los ataques del régimen sirio y sus aliados, Rusia e Irán, y los de la coalición internacional, contra el Estado Islámico, Al Qaeda y su escisión Al Nusra, no entran en los 30 días de alto al fuego. Y mientras se sigan produciendo bombardeos contra sus posiciones, la población civil seguirá siendo un daño colateral de la guerra.

Los cambios de Rusia

Para que la resolución fuera aprobada en la ONU y no vetada por Rusia, que ya ha vetado 11 resoluciones de paz en lo que llevamos de guerra siria, Moscú reclamó que se cambiaran algunas partes. La redacción inicial especificaba que la tregua debía entrar en funcionamiento en 72 horas pero fue eliminada y sustituida por el término “sin dilación”. La frase final quedó así: el Consejo “insta a todas las partes a suspender sin dilación las hostilidades por un período de al menos treinta días consecutivos”. Ese reblandecimiento de la fórmula ya ha permitido que se produzcan nuevos bombardeos en Guta, tras la firma de la tregua, en los que han muerto al menos 3 personas. El término “inmediato” en referencia a la llegada cuanto antes de ayuda humanitaria y evacuación de los civiles, fue directamente eliminado del texto final.

No es un acuerdo de paz

Tanto el embajador sueco como el kuwaití, los dos consignatarios de la resolución, han dejado claro tras su aprobación que no estamos ante el texto que ponga fin a la muerte en Siria. “No es un acuerdo de paz para Siria, es un acuerdo puramente humanitario”, especificó el embajador sueco Olof Skoog. El objetivo fundamental del acuerdo es “permitir la entrega regular de ayuda humanitaria, de servicios imprescindibles y la evacuación de los enfermos y heridos más graves”. Misión que se deberá cumplir en los 30 días de la tregua.

Llega tarde

La intensa campaña de bombardeos contra el enclave de Guta comenzó el 18 de febrero y ha dejado más de 500 civiles muertos y cerca de 2.500 heridos. Sin embargo, Guta Oriental lleva sitiada por el gobierno de Al Assad desde 2013. Hace un lustro, esta región agrícola que rodea Damasco era el pulmón verde de Siria. Ahora cerca de 400.000 civiles viven sitiados, sin posibilidad de salir de la región, por culpa del conflicto entre fuerzas opositoras y las leales al régimen.

Guta es un campo de batalla dividido entre las facciones opositoras de Jaysh al-Islam, islamistas suníes y salafistas, Ahrar al-Sham, yihadistas salafistas aliados de los anteriores y del frente Al Nusra, y Faylaq al-Sham, islamistas afines a los Hermanos Musulmanes y contrarios al Estado Islámico. El Ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes intentan acabar con ellos y con los combatientes yihadistas del Estado Islámicos, Al Nusra y Al Qaeda con su franquicia Tahrir al-Sham que también tiene presencia en la región.

La batalla lleva librándose al menos 5 años aunque ha alcanzado niveles de violencia sin precedentes en la última semana. En mitad de la guerra de facciones se encuentran los civiles. Las autoridades sirias llevan desde finales de 2017 parando los convoyes de ayuda de la ONU y han provocado una inflación brutal en los precios. Una encuesta de Unicef de 2017 reveló que el 11,9% de niños menores de 5 años de Guta, niños que no han visto más que una Siria en guerra, padecían malnutrición. Un 36% padecen retraso en el crecimiento.

Queda por ver si la recién firmada resolución de la ONU, ya mancillada por nuevos bombardeos, consiga al menos acabar con la grave crisis humanitaria.

share