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Un centenar de pueblos indígenas nunca ha entrado en contacto con el mundo exterior

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© G. Gali/Survival
 

Hablamos con Sarah Shenker, experta en comunidades no contactadas y activista por sus derechos: "Son los más vulnerables del planeta"

Anna Veciana

28 Junio 2018 12:21

Duermen en cabañas, se pintan el cuerpo con tintes naturales y salen a cazar con arcos y flechas: apenas quedan tribus aisladas en el mundo. Las pocas que quedan, como los Yanomamis, Kawahivas o Awás, viven en zonas codiciadas por los mineros, madereros y empresas petroleras que, muchas veces, acaban con ellos para explotar sus tierras ancestrales.

Una de las mayores expertas en pueblos indígenas no contactados es Sarah Shenker, investigadora de la ONG Survival International. Aunque es difícil que esas tribus aisladas se dejen ver, Shenker viaja cada año a Brasil para presionar a los Gobiernos para que endurezcan las penas contra aquellos que atentan a la libertad de estas comunidades. Gracias a estos viajes ha conocido más acerca de su estilo de vida.

Ella es la voz de la campaña Déjenlos Vivir, que pretende sensibilizar sobre la importancia de que estas tribus sigan viviendo aisladas de la civilización.

¿Todavía hay personas que nunca han entrado en contacto con otras sociedades?

Tan solo queda un centenar de pueblos indígenas aislados en el mundo. La mayoría se encuentra en la selva amazónica, pero también en el Chaco de Paraguay, en las Islas Andamán de la India y en Papúa Occidental. En realidad, son los más vulnerables del planeta. Están sufriendo un exterminio por culpa de empresas y foráneos que roban sus recursos y arrasan sus tierras, las zonas de mayor biodiversidad del planeta. Estamos haciendo todo lo que podemos para garantizar la protección de estas tierras y así evitar su aniquilación.

¿Por qué habláis de exterminio?

El contacto forzado puede matarlos, puede aniquilar pueblos enteros. Es muy peligroso porque no tienen resistencia a enfermedades comunes que nosotros sí tenemos, como la gripe o el sarampión. Además, en estas invasiones se cometen actos violentos, y ya hemos visto en el pasado pueblos enteros destruidos por causa de esta violencia y de las enfermedades.

¿Cómo se puede asegurar que nadie entra en contacto con ellos?

Los Gobiernos de los países donde hay tribus no contactadas tienen en sus constituciones cláusulas en las que se especifica la obligatoriedad de proteger sus tierras. ¿Cómo? Primero mapeando y marcando las zonas de uso exclusivo de los indígenas, y segundo, asegurar que los invasores, por ejemplo madereros, narcotraficantes, misioneros, empresas petroleras o de construcción, no penetren ilegalmente en estas tierras, que son fundamentales para ellos. Dependen completamente de ellas para vivir...

Así que su principal amenaza es el propio ser humano...

Los muebles de madera, joyas de oro, gasolina para nuestros coches... todo esto está aumentando cada vez más la presión en las tierras indígenas. Tenemos que asegurarnos de que esto no ocurra y la única forma es protegiendo sus tierras o apoyando a los indígenas contactados que viven cerca de ellos, ya que también protegen sus tierras. Existe una comunidad llamada Guardianes de la Amazonía que está parando la actividad de los madereros confiscándoles camiones llenos de madera ilegal y las motosierras. Incluso han llegado a quemar el material, ya que no pueden esperar más a que el Gobierno actúe.

Aunque vivan aislados, ¿se puede saber cómo es su estilo de vida?

Conocen sus tierras perfectamente, cada sendero, cada río, cada colina,... Los Awás, que viven aislados en Brasil, usan la resina del árbol massaranduba para hacer fuego para poder cazar de noche. O los Kawahivas hacen escaleras impresionantes para subir a los árboles y recoger miel. En realidad se sabe muy poco. Sabemos que muchos de ellos son nómadas cazadores recolectores. Algunos se pintan sus cuerpos con tintes rojos y negros que extraen de la planta urucú y jenipapo. Usan decenas de plantas para fabricar sus medicinas naturales.

¿Y cómo sabemos que no quieren el contacto con la civilización?

Por ejemplo, apuntan con arcos y flechas cada vez que aviones del Gobierno pasan por encima cuando están monitoreando la tierra. También dejan flechas cruzadas en la selva, para mostrar que no quieren contacto con gente de fuera, y tenemos que respetarlo.

Flechas cruzadas dejadas por indígenas no contactados. Los indígenas aislados colocan lanzas en forma de cruz para advertir a los foráneos que se mantengan alejados. © Marek Wolodzko/AIDESEP

¿Saben de la existencia del mundo exterior?

Los saben perfectamente. También saben quiénes son sus vecinos. Están siempre observando y escuchando, forma parte de su estrategia de supervivencia. Ha habido tantas aniquilaciones y masacres de sus antepasados que viven en alerta constante. Saben muy bien lo que pasa en las regiones donde viven. Lo que no saben es de la existencia de los Gobiernos, leyes, organizaciones como la ONU,... Si ellos quieren contactar con la civilización pueden hacerlo. No tenemos nada en contra, pero tiene que ser una decisión de ellos.

¿Hay ejemplos de tribus contactadas que hayan decidido aislarse?

Hace 2 años, visité el pueblo Awá, en Brasil. Son aproximadamente unos 450 individuos, de los que un centenar rechaza el contacto con el mundo exterior. Cuando visité una de las comunidades, encontré a 2 hermanas, Jakarewyj y Amakaria, que hacía 2 meses habían contactado con el exterior por primera vez. Estaban muy enfermas porque sufrían enfermedades respiratorias que habían contraído de los madereros. No podían hablar ni moverse, se estaban muriendo. Me conmocionó tanto ver esta situación que saqué una foto para que se viralizara y poder presionar al Gobierno brasileño. La campaña de Survival tuvo éxito y el Gobierno mandó helicópteros para llevárselas a la capital del estado Maranhão.

¿Y qué pasó?

Después de varios meses en el hospital se recuperaron, volvieron a la selva y se aislaron de nuevo sin dejar huella para que no las volvieran a contactar. Desgraciadamente, recibimos la noticia de que una de las mujeres murió en la selva debido a las secuelas de las enfermedades respiratorias. Murió en su hamaca.

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