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Artículo 5 claves para entender qué le espera al Brasil de Bolsonaro Now

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5 claves para entender qué le espera al Brasil de Bolsonaro

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Los peores augurios se han cumplido y el exgeneral Bolsonaro se ha erigido como presidente de Brasil. ¿Qué podemos esperar de su mandato?

anna pacheco

29 Octubre 2018 13:25

Los peores augurios se han cumplido: Jair Bolsonaro ya es materialmente presidente de Brasil y a partir de enero del próximo año tomará de facto el poder. Este exgeneral populista y fascista, abiertamente pro-tortura, nostálgico de la dictadura, racista y misógino y homófobo se ha hecho con el poder de una de las principales economías del mundo. En la jornada del domingo se impuso a su opositor, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), con 10 millones de votos de diferencia.

A estas alturas, que su segundo nombre sea 'Messias' es si cabe más escalofriante.

Bolsonaro se ha erigido como presidente con un discurso demagogo y efectista (ayudado de una propaganda extensísima a golpe de memes y whatsapps envenenados) al que no le ha hecho falta siquiera debatir con su principal opositor. Bolsonaro ha arrasado en las urnas sin un programa político demasiado concreto. Basta una página en la web del Partido Social Liberal (PSL) para perfilar alguno de los puntos de su programa: conservadurismo, liberalismo económico, iniciativa privada, estado de derecho e imperio de la ley. Lo más alarmante, sin embargo, han sido sus declaraciones públicas que ya anticipan la época de mano dura y persecución a la que se acerca irremediablemente Brasil. Es muy representativo que las dos primeras personas en felicitar al flamante presidente este pasado domingo fueran, como no, Salvini y Trump.

“Que nadie suelte la mano de nadie"

Este domingo la jornada electoral se clausuró con un desfile militar y con una retransmisión desde la casa particular de Rio de Janeiro de Bolsonaro. El presidente dio gracias a Dios y anunció que piensa cambiar el destino de Brasil y que, para ello, "hay que dejar de flirtear con el comunismo". Desde hace ya más de 12 horas el hashtag #PrayForBrasil aglutina mensajes de fuerza y coraje desde todos los rincones del mundo. La imagen viral de “Ninguém a mao ninguém” (“Que nadie suelte la mano de nadie") pone el foco en los cuidados —necesarios— que harán falta durante los próximos cuatro años de resistencia y solidaridad internacional.

Pero, ¿qué cabe esperar de Bolsonaro?

¿DICTOCRACIA? ¿AUTOCRACIA? ¿MANO DURA?

Esta es posiblemente la duda más razonable sobre el devenir de Brasil. ¿Cómo se articulará el poder? Hay un hecho claro: Bolsonaro no tiene mayoría absoluta por lo que, al igual que Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016), se verá obligado a negociar o buscar apoyos, posiblemente con los partidos de centro-derecha. Será en el Parlamento de Brasilia donde se buscarán esos acuerdos para gobernar. Eso sí, mientras Bolsonaro no se cargue el Parlamento. El temor está justificado: Bolsonaro ha dejado claro en varias ocasiones la posibilidad de un autogolpe, de sabotear las instituciones y ha dejado claro que él no cree en la democracia. También ha alabado a dictadores como Augusto Pinochet o Alberto Fujimori y se ha mostrado abiertamente nostálgico de la dictadura militar que rigió Brasil durante dos largas décadas. Es más, en declaraciones propias, ha asegurado “que el voto no sirve para nada y que solo se cambian cosas a través de una guerra civil y haciendo lo que el régimen militar no hizo”. Bolsonaro ha reconocido que cree que el régimen fue “muy blando” porque torturaba pero no mataba. Teniendo en cuenta todas estas declaraciones, ¿por qué íbamos a esperar que Bolsonaro no cambie las reglas del juego? ¿O directamente de tablero?

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MÁS VIOLENCIA

Uno de los principales focos del programa de Bolsonaro es combatir la guerra contra la drogas. Para ello, se ha mostrado partidario en liberalizar la tenencia de armas, despenalizar la legítima defensa y otorgar más poder a los cuerpos de seguridad, que estarán más blindados y no podrán ser investigados. Estos tres ejes vaticinan un escenario con más sangre, más violencia y mayor impunidad. El riesgo aquí es que Brasil se convierta en una auténtico baño de sangre como ha pasado en Filipinas con el régimen de Rodrigo Duterte. Bolsonaro, además, se ha posicionado claramente a favor de la tortura: “Yo soy pro-tortura y la gente también lo es”. No hay que obviar tampoco que este presidente se significa así mismo con su gesto característico de simular una pistola con el pulgar y el índice. Bolsonaro no solo no le teme a las armas, sino que va a promoverlas. Todo esto en el país que batió récord en 2017 con 63.880 homicidios anuales, unos siete por hora.

Bolsonaro también se ha posicionado como defensor de la pena de muerte.

PERSECUCIÓN A LAS MINORÍAS

Bolsonaro es racista, misógino y homófobo, por lo que cabe esperar un mandato racista, misógino y homófobo. Aunque en su programa no concreta medidas, sí podemos tener intuiciones a través de lo que se desprende de sus declaraciones. En una entrevista a la actriz Ellen Page en National Geographic, Bolsonaro llegó a afirmar que la homosexualidad es antinatural y que es preferible tener un hijo muerto a un hijo gay. Con respecto al aborto, el candidato ultraderechista ha dejado claro que vetará las propuestas para liberar el aborto y las ONG que financian esta práctica. Por su parte, también se ha hecho eco de la cultura de la violación. En el 2014 dijo a una congresista que “no la violaría porque era demasiado fea”.

En 2017, también anuncio que si llegaba a gobernar acabaría con las "quilombolas", asentamientos en los que habitaban antiguos esclavos rebeldes en Brasil y donde ahora vivien sus descendientes. Bolsonaro afirma que estas reservas indígenas "suponen un obstáculo para la economía".

Otra medida polémica es la de asimilar "ocupación" con "terrorismo", esto es, que aquellas personas que ocupen un edificio deshabitado, o residencias, podrán ser tratadas y perseguidas como terroristas. Este proyecto de ley busca, en última instancia, penalizar duramente a las denominadas "personas sin tierra en Brasil". Se trata de una medida claramente antisocial que sencillamente busca perseguir a los pobres.

"No hay provocadores en el fascismo. El peligro, de hecho, está en tomarlos como una anécdota extravagante" (Paco Gómez Nadal en 'Público')

PRIVATIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

Es uno de los puntos que sí aparece en el programa de la web más o menos explicado: privatización, iniciativa privada, libre mercado. Esto es: un gobierno por y para las élites. Porque Bolsonaro es también, y ante todo, la victoria angustiosa del capitalismo. No sorprende que multinacionales como Santander, Iberdrola o Telefónica ya estén celebrando la victoria del exgeneral. Bolsonaro propone reformas severas en la economía entre las que se incluye, esencialmente, una privatización absoluta de lo público para saldar la deuda. Bolsonaro se ha fijado rebajar la inflación al 4,5% y con el dinero recaudado de la privatización (unos 700.000 millones estimados por su partido) reformulará, dice, el sistema de pensiones y rebajará la edad de jubilación.

EDUCACIÓN MILITAR

Este exgeneral también quiere militarizar la educación y nombrar a un general como ministro. Plantea crear un colegio militar en todas las capitales. Bolsonaro cree que el currículo de los alumnos debe modificarse en pos de atender a la “economía y formar un buen profesional”. Por eso, planea incluir materias como Organización Social y Política Brasileña y Educación Moral y Cívica. Esta nueva educación incluirá mayor conocimiento sobre armas y seguridad y protección de la nación y eliminará “educación progresista” basada en la igualdad de género, raza o feminismo, entre otras. Bolsonaro asegura que pretende acabar, así, con el "adoctrinamiento en las escuelas" y "la sexualización precoz", según subraya la BBC.

¿ADIÓS A LA SELVA AMAZÓNICA?

El futuro medioambiental de Brasil es incierto. Inicialmente, Bolsonaro afirmó que abandonaría el Acuerdo de París aunque fue ablandando su discurso durante la campaña y aseguró, entonces, que mantendría el acuerdo. Pese a todo, según el Financial Times, el gobierno de Bolsonaro puede ser demoledor para la Amazonia y temen que durante el mismo se de una explotación incontrolada, se dispare la deforestación o se dé vía libre a la minería ilegal. Bolsonaro representa a los terratenientes que quieren convertir la tierra en otro espacio de poder. Una de las primeras organizaciones en reaccionar a la victoria del exgeneral ha sido Greenpeace quien ha pedido al nuevo presidente “responsabilidad socioambiental”. La victoria de Bolsonaro también pone en riesgo a las tribus indígenas que viven en la Amazonia.

EXTRA: ¿HAY QUE TOMÁRSELO EN SERIO?

Por supuesto. Bolsonaro no es un mero provocador como tampoco lo son Salvini, Trump, Orbán. El auge de la ultraderecha a nivel internacional es una realidad que debe activarnos todas las alarmas. O, dicho de otro modo, en palabras del activista y experto en política latinoamericana Paco Gómez Nadal en Público:

"No hay provocadores en el fascismo. El peligro, de hecho, está en tomarlos como una anécdota extravagante. Todo gobernante funcional al capitalismo global extractivista, y un ultra como éste lo es, puede poner en marcha muchas de sus propuestas".

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