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Artículo El fracaso del viaje a Irlanda del papa Francisco, explicado Now

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El fracaso del viaje a Irlanda del papa Francisco, explicado

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Días antes, un alto cargo del Vaticano le acusó de encubrir a depredadores sexuales dentro de la Iglesia

Rafa Martí

27 Agosto 2018 14:40

El papa Francisco acaba de volver de Irlanda. Lo hace después de 36 horas de viaje papal que cualquiera en su pellejo querría olvidar. Su visita no ha contado con baños de masas y su figura ha sido puesta en tela de juicio. Las imágenes son elocuentes: en 1979, la última vez que un papa —Juan Pablo II— visitó Irlanda, las calles salieron a jalearlo como si fuese el mismísimo Mesías. Solo su misa en Phoenix Park acogió a 1,25 millones de personas. En 2018, la imagen es bien diferente: el papa Francisco pasa por calles desiertas y oficia una misa en el mismo lugar en la que el espacio previsto para las 500.000 personas inscritas apenas se llenó con 150.000.

Además de una paulatina e inevitable desafección religiosa en Europa, en especial en Irlanda, que en mayo aprobó en un referéndum la despenalización del aborto, ¿qué ha pasado para un fracaso tan estrepitoso?

El caso McCarrick

Los principales motivos que han empañado la visita de Francisco a la isla esmeralda son unas graves acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales al pontífice. Las lanzó el arzobispo Carlo María Viganó en un largo memorándum firmado en Roma el pasado miércoles. En sus páginas acusa a Francisco de encubrir y rehabilitar al excardenal de Washington Theodore Edgar McCarrick. Viganó, que fue nuncio vaticano en Estados Unidos (figura por la que se conoce a los embajadores del Vaticano), dijo al papa Francisco en 2013 lo siguiente: “No sé si usted conoce al cardenal McCarrick, pero si le pregunta a la Congregación para los Obispos, hay un dossier así de grande sobre él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y sacerdotes, y el papa Benedicto le ha impuesto retirarse a una vida de oración y penitencia”. Según Viganó, Francisco no se inmutó ante sus palabras a pesar de que fue él mismo el que le preguntó sobre McCarrick.

Viganó acusa al papa de mantener y rehabilitar a McCarrick, a pesar de que Ratzinger lo hubiese apartado anteriormente, conociendo los crímenes de los que era responsable. El pasado 20 de junio, McCarrick fue nuevamente retirado tras presentarse una denuncia de abuso sexual a un menor. Viganó ha decidido hablar después de conocerse este hecho, al que califica de hipócrita ya que, según él, el papa conocía la actividad de McCarrick desde hacía años y solo ahora, con una denuncia de por medio y con su imagen pública en peligro, ha tomado medidas.

Misa oficiada por el papa Francisco en Phoenix Park, para la que había 500.000 personas inscritas y apenas asistieron 150.000

Abusos eclesiásticos

Las acusaciones de Viganó, sin embargo, solo han hecho encender aun más la polémica sobre los abusos de la Iglesia en Irlanda. En los 39 años que separan las visitas de Juan Pablo II con la de Francisco, han salido a la luz cientos de casos que ponen a miembros de la Iglesia y a su jerarquía como responsables de crímenes abominables. El papa Francisco se reunió con las víctimas y entonó un “mea culpa” por todos los crímenes de la Iglesia, desde los abusos sexuales sistemáticos a los cientos de niños robados y obligados a dar en adopción con el conocimiento y la inacción de los obispos. Sin embargo, sus buenas intenciones no le sirvieron para concentrar a un mayor número de fieles ni para aplacar protestas que hace casi 40 años hubiesen sido impensables.

Al mismo tiempo que Francisco oficiaba uno de sus actos públicos, se celebraba en Dublín una jornada reivindicativa contra la Iglesia y en solidaridad con las víctimas. Rhys Conan, violado por un sacerdote cuando era monaguillo, dijo durante la protesta: “Hace falta un tribunal que investigue todas las acusaciones, y que los responsables sean castigados de verdad y metidos en la cárcel si es necesario, que sus nombres queden manchados para siempre”. Por su parte, Colm O’Gorman, director de Amnistía Internacional en el país, aseguró: “La Irlanda católica que permitió este tipo de abusos ha muerto, y ha sido reemplazada por una Irlanda secular que exige respeto y dignidad”.

'Impeachment' conservador

La publicación de Viganó concluye con un llamamiento a la dimisión del papa. Viganó no solo señala al papa Francisco, sino a altos cargos de la Iglesia en Estados Unidos como encubridores de una red de abusos que se conocía incluso desde la Secretaría de Estado del Vaticano. Si bien aporta nombres y detalladas descripciones de la trama, no ofrece pruebas. Algunos, sin embargo, interpretan la carta de Viganó como un contragolpe de la sección ultraconservadora de la Iglesia —sobre todo estadounidense— con el fin de recuperar el poder, ante la deriva progresista del papa Francisco. La campaña de mala fama contra el pontífice argentino es una muestra más de una descarnada guerra interior en la Iglesia Católica. Para los sectores conservadores, la poca acogida al papa en Irlanda es solo fruto de su mala gestión y de sus pretensiones reformistas.

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