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"Las violaciones múltiples son un ritual de hombres para otros hombres"

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Desde 2016, se han registrado en España 51 casos de agresiones sexuales múltiples. Hablamos con expertas sobre los aspectos diferenciadores de este tipo de violencia sexual

anna pacheco

06 Julio 2018 14:14

“El hombre no actúa solo como un individuo más en las violaciones en grupo”, arranca la periodista Graciela Atencio, una de las responsables del portal Feminicidio.net. “Es un ritual masculino en el que el hombre actúa de hombres para otros hombres”. Es así como describen muchas expertas las agresiones sexuales múltiples. O lo que es lo mismo: las violaciones múltiples reafirman la masculinidad hegemónica. Se entienden como una forma de socializar conductas aprendidas. La conducta se ve amparada y reforzada por el resto de hombres, y a su vez, esta refuerza futuribles conductas de otros hombres. Así actúa ‘La Manada’. Que no hay una, por cierto. Hay muchas. Como mínimo, 52 desde 2016 y en el momento de escribir este artículo.

El portal Geoviolenciasexual.com es una de las plataformas de Feminicidio y registra desde una perspectiva analítica unos datos brutales y demoledores: las agresiones sexuales múltiples producidas en España a raíz del caso de la joven violada en las fiestas de San Fermín en 2016. Aunque su caso ha sido el más mediático, los datos dejan claro que no es ni mucho menos una agresión aislada. Una de las últimas y más recientes: un grupo de siete chicos de entre 16 y 17 años acorralan a dos chicas —también menores de edad— en Murcia y les obligan a practicarles felaciones por turnos e incluso les ofrecen dinero por ello.

“Una agresión sexual múltiple tiene elementos diferenciadores de otro tipo de agresiones sexuales. Hemos detectado que tienen varios patrones en común a diferencia de otras violencias sexuales: en primer lugar, que los agresores sexuales son muy jóvenes. En segundo lugar, que en la mayor parte de los casos son completos desconocidos de la víctima o entre ellos solo existe un primer contacto, o sea, se conocen de una fiesta o de la noche”, explica Atencio. En el resto de violencias sexuales, según la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género, el 80% de las víctimas han sufrido violencia por parte de algún conocido (exparejas, parejas, familiares, amigos).

"El hombre que se niegue o que se queje de las conductas de los otros se ve aislado e incluso puede dejar de formar parte del grupo porque no se considera ‘un buen hombre’” (Alba Alfageme, psicóloga)

Otro aspecto determinante es la sensación de impunidad auspiciada por la cuadrilla en las violaciones múltiples. “La responsabilidad queda diluida, se normaliza el comportamiento, se ve como algo natural. El patriarcado afecta a las mujeres, pero también a los hombres en ese sentido. El hombre que se niegue o que se queje de las conductas de los otros se ve aislado e incluso puede dejar de formar parte del grupo porque no se considera ‘un buen hombre’”, explica la psicóloga Alba Alfageme, especializada en temas de género. Es así cómo se representa la virilidad hegemónica en estos contextos. O estás dentro o estás fuera. En ese sentido, es significativo recordar algunos de los WhatsApps de ‘La Manada’ de antes de la agresión. El grupo de WhatsApp es una barra libre de comentarios denigrantes y machistas: ninguno confronta, todos aplauden.

Vía GeoviolenciaSexual

Otros datos relevantes que arroja el informe es que una de cada cuatro víctimas fueron menores de edad y el 30% de los agresores también lo son. Al menos, 10 de las víctimas fueron sometidas a una “narcotización involuntaria”. Además, en 4 de los grupos de agresores hay, al menos, un hombre vinculado a las fuerzas de seguridad del estado (militares, policías).

En términos generales, las denuncias por este tipo de agresiones sexuales o violaciones se han incrementado en relación al trimestre pasado. Esta es una tendencia que se replica en el resto de delitos contra la libertad sexual. Según datos del Ministerio de Interior, este tipo de denuncias habrían subido en torno a un 13% en este primer trimestre de 2018.

¿Hay efecto contagio o es que, ahora, denunciamos más? Atencio se muestra clara: “Probablemente es un poco de las dos”. El efecto contagio, recalca, “no se puede negar” porque quedó manifiesto en la agresión múltiple en Gran Canarias perpetrada a una joven menor de edad por un grupo de cuatro hombres autodenominados como ‘La Nueva Manada’. Solo unos hombres que admiran, legitiman, a otros hombres optarían ponerse ese nombre en su grupo de WhatsApp para, luego, acabar violando a una joven.

“Bien por moda o por convencimiento hemos entendido todos que hay que aprender a tratar estas agresiones con un lenguaje muy específico y no neutral. No se puede ser neutral con la violencia sexual” (Isabel Valdés, periodista y escritora)

Atencio también defiende que existen más denuncias porque callamos menos y denunciamos más. Algo que apoya la periodista Isabel Valdés, de El País, autora de ‘Violadas o muertas', un alegato contra La Manada y sus cómplices. Para ella, es evidente que el eco mediático de este caso ha impulsado una red de solidaridad y autocuidados entre nosotras. Y ha servido de impulso para visibilizar y socializar las violencias sexuales de las otras. “Todo esto, claro, no se entiende sin un movimiento feminista detrás que lo ha apoyado. El único empuje, no lo olvidemos, hemos sido las mujeres”, explica.

Valdés incide en el cambio que ha experimentado buena parte de la prensa, “bien por moda o por convencimiento hemos entendido todos que hay que aprender a tratar estas agresiones con un lenguaje muy específico y no neutral. No se puede ser neutral con la violencia sexual”, razona. La periodista, quien también escribe sobre temas de género, cree que ha habido un cambio paradigmático en el último año a la hora de informar sobre estas violencias sexuales. “Aunque siguen existiendo medios conservadores que se resisten a ese cambio”.

Atencio advierte de algo más: “Nos preocupa especialmente algunas mujeres que denuncian agresión en un primer momento, pero que se están echando para atrás a la hora de interponer la denuncia formal”. Pasó en Barcelona, por ejemplo. “Es importante señalarlo. Estamos detectando que algunas mujeres, o tal vez sus padres, quizás no quieran pasar por ese calvario de quedar señaladas como las víctimas, como en el caso de La Manada”.

Violencia, porno y educación sexual

Un 15.7% de las agresiones sexuales múltiples, señala el informe, fueron registradas o grabadas. Algo que Atencio conviene en señalar como “pornificadas”. La activista establece un vínculo en cómo determinadas prácticas brutales y violentas del porno trascienden la ficción para instalarse en nuestras violencias diarias.

“Hemos crecido en ese porno. En muchas páginas webs mainstreams hay vídeos en los que el consentimiento de la persona que está siendo registrada parece dudoso. Eso es nocivo”, explica Atencio, quien cree que “hay que tener en cuenta la influencia de la pornografía en todo esto”.

Valdés se suma: “La influencia de la pornografía y la nula educación sexual. Es la confluencia de los dos factores los que auspician la violencia sexual”. El hecho de que quede registrado también tiene que ver en el contexto tecnológico en el que nos movemos: “Se graba todo, se captura todo, muchas veces pensando que no hay consecuencias. Pero sí las hay”.

Algunas páginas webs se jactan o se recrean en la pura brutalidad. Hay apartados de 'Raped' (violada) específicos en plataformas. Por ejemplo, un título escogido así, al azar, de Pornhub:

"Extremo primer anal doloroso y brutal violada grupal llorando y duro HD”

Y otro:

“Monta a chavala mientras dormía"

“El problema de este porno es que somete a la mujer a la creencia de que solo así él obtendrá placer, que cuanto más duro siempre mejor”, explica Avilés. Y, lo cierto, es que tampoco tenemos muchos otros relatos alternativos porque la industria pornográfica sigue siendo esencialmente masculina y, por lo tanto, su mirada también. Sin embargo, “no son las prácticas o las fantasías. Cada una puede excitarse con lo que quiera. El problema es que si no hay educación sexual que contrarreste todo esa pornografía, es más difícil dilucidar lo que es un sexo sano y consentido a lo que es un sexo simplemente brutal y machista".

Lola Pérez, graduada en Filosofía y experta en temas de sexualidad y género, afirma que ni mucho menos la pornografía "es un único factor determinante" y que "en la industria pornográfica hay contenidos muy machistas y desagradables, pero no todo el mundo que ve ese contenido acaba cometiendo una agresión sexual", explica. Y cree, además, que combatir la violencia sexual pasa por tres ejes bastante definidos: "educación, educación en igualdad y educación afectivo-sexual".

Atencio se suma: “Urge educación sexual porque eso también es autodefensa. No estamos hablando de educación sexual a los 15 o los 16 años, sino a los tres".

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