El mamut aún no ha sido cazado pero ya se están repartiendo los trozos de carne

Quedan menos de 24 horas antes del debate que puede acabar con la presidencia de Mariano Rajoy. Y los engranajes de la política española llevan desde el lunes funcionando a toda velocidad. Las reuniones bilaterales, los susurros en los pasillos del Congreso y las declaraciones grandilocuentes a los medios, evidencian que el mamut aún no ha sido cazado pero ya se están repartiendo los trozos de carne.

De la teoría de juegos que rige la moción de censura presentada por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, sabemos que de nuevo el PNV es la llave para quitar el poder a Rajoy o dejarlo en manos del PP. Para que salga adelante la moción de censura, hace falta una mayoría absoluta, 176 escaños, y por el momento las cuentas de Sánchez no dan.

Desde el primer día, Podemos fue el único partido que apoyó incondicionalmente al PSOE, pero entre los dos solo suman 156 escaños. Necesitan el apoyo de Ciudadanos con sus 32 escaños, o el de los nacionalistas catalanes ERC y PdeCat, los vascos PNV y Bildu y Coalición Canaria. El tema es que el PNV ha acordado unos Presupuestos Generales con el PP en el que el País Vasco se quedaba con 540 millones, y eso pesa lo bastante como para mantener el apoyo a cambio de no perder el dinero. El PP, claro, confía en que ese caramelito sea suficiente aunque las últimas informaciones revelan que la confianza ciega en política es equivalente a pillarse los dedos en la puerta.

El diario.es recogía este martes a última hora que el PNV estaría dispuesto a tumbar a Rajoy si ERC y PdeCat anuncian que también apoyan la moción de Sánchez. El problema territorial vuelve a salir a escena y PNV recuerda que no hace mucho tiempo, el PSOE hablaba de federalismo en mítines cuando aún no defendían el 155 para Cataluña. ERC por su parte, ya ha comunicado que también apoyan a Sánchez, solo queda que el PdeCat se sume para arrastrar también al PNV. Los catalanes lo decidirán este miércoles aunque de entrada pedían a Sánchez cambiar radicalmente su postura hacia Cataluña y los presos políticos independentistas.

Esta opción, que parece la más plausible, no es sin embargo la que más gusta al propio Sánchez, que de entrada prefería el apoyo constitucionalista de Rivera antes que la mano de los secesionistas. El problema es que las condiciones de Ciudadanos no pasan por permitir que el líder del PSOE se haga con el puesto de jefe del Ejecutivo. Las últimas encuestas en intención de voto dan a Rivera la primera posición, por lo que Ciudadanos se ha visto lo bastante fuerte como para hacerse con el Gobierno y eso es lo que busca precisamentes ahora: o elecciones inmediatas o nada.

De acuerdo a El País, en la reunión celebrada este martes entre el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, y el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, los socialistas habrían ofrecido a Ciudadanos acordar ya la fecha de las elecciones que convocaría Sánchez si prospera la moción de censura. Ciudadanos sin embargo niega que la conversación haya llegado tan lejos.

La propuesta de Rivera es una moción instrumental en la que un candidato independiente convoque elecciones, es decir, que un tecnócrata se haga con el poder para garantizar un Gobierno neutral y paralizado hasta que vuelva a salir un nuevo presidente de España. Como candidato independiente suenan los nombres de socialistas históricos como Ramón Jáuregui, Javier Solana o Nicolás Redondo.

Sin embargo, es posible que sea precisamente Pablo Iglesias quien ayer haya dado el empujón definitivo que necesitaban Sánchez y Rivera para aunar fuerzas. El candidato de Podemos anunció que si no sale adelante la moción de censura del PSOE, él mismo convocaría otra que permita convocar elecciones inmediatas. Lo que sea para quitar del poder a Rajoy. El problema tanto para socialistas como liberales es que el PSOE quedaría fatal si alguien más a la izquierda le intenta quitar el protagonismo y los votantes de Ciudadanos verían con muy malos ojos que Rivera apoye a lo que ellos califican como partido populista. El medio pesaría más que el fin en este caso.

Como última opción queda por ver el camino que toma el propio PP. El inmovilismo clásico de Rajoy que mantiene la fachada impertérrita aunque venga el huracán, podría no salirle bien como jugada esta vez. Las acusaciones de que el PP es una organización criminal parte de la Gürtel son lo bastante graves como para acabar llevándose a Rajoy por delante. La última teoría es que antes de que eso ocurra, y antes de que se forme “una coalición de perdedores” como le gusta al PP llamarla, el propio Rajoy saltará al vacío dimitiendo a última hora. En ese caso, que contemplan algunas fuentes del partido según el Confidencial, la moción no se podrá votar y Soraya Sáenz de Santamaría se quedaría como jefa del Ejecutivo en funciones hasta que el Congreso vote a un nuevo jefe.