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Suecia, a 5 días de la ultraderecha

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El partido neonazi del país aspira a convertirse en la segunda fuerza política en las elecciones de este domingo desbancando a la derecha tradicional y convirtiendo Suecia en un nuevo nido de racismo

Rosa Molinero Trias

04 Septiembre 2018 17:10

De toda la mitología nórdica, hay un cuento que ha calado muy hondo alrededor del mundo: Suecia, nórdica entre los nórdicos, es el país del bien, de lo mejor, de lo moralmente superior. Pero esa imagen de perfección se está viniendo abajo mientras el nacionalismo de ultraderecha sube de forma imparable. Se espera que el partido señalado como neonazi, Demócratas Suecos (SD), resulte como la segunda o tercera fuerza del Parlamento en las elecciones que se celebran este domingo día 9.

¿Cómo han conseguido triunfar las políticas antiinmigración en el baluarte del estado del bienestar? La economía de Suecia sigue siendo potente y se augura crecimiento, el desempleo nunca había estado tan bajo desde hace 10 años. Sin embargo, del mandato del liberal Stefan Löfven (Socialdemócratas, SAP), se critica que el sistema de salud se haya deteriorado, que estén creciendo las desigualdades sociales y que el crimen haya aumentado. Para Jimmie Åkesson, líder de los Demócratas Suecos, solamente hay un culpable: los refugiados encontraron asilo en Suecia, el tercer país europeo que más migrantes ha acogido.

No obstante, la bienvenida sin condiciones a los refugiados duró poco: a partir de 2016, los permisos de asilo y residencia han sido temporales y las reagrupaciones familiares sólo son posibles para aquellos que tengan domicilio e ingresos suficientes. Esto no ha sido suficiente para los votantes de Åkesson, que tiene simpatizantes en todo el abanico político, desde los conservadores a los neonazis, pasando por los socialdemócratas. Es más: se calcula que un cuarto de la confederación sindical LO, que agrupa a un importante sector de los obreros y que hasta ahora votaba socialdemócrata, esta vez lo hará por Åkesson. A ellos se le suman otros empleados con sueldos por debajo del mínimo fijado en los convenios colectivos, jubilados y jóvenes votantes.

Åkesson (Sölvesborg, 1979), hijo de un pequeño empresario y de una enfermera, es un exdiseñador web que inició carrera en política a los 19 años como consejero municipal y la continuó en el partido conservador Moderados, que abandonó cuando también lo hicieron varios extremistas. A él se le ha reconocido la operación de maquillaje que ha propiciado el éxito de SD desde que asumió las riendas del partido en 2005. De ese 5,07% de votos que los hizo entrar en el parlamento en 2010, al 12,9% de 2014. Entre medio, purgó al partido de los elementos más extremistas, la mayoría de su brazo juvenil, que más tarde formaron el radical Alternativa por Suecia; eliminó los discursos sobre supermacía blanca; y cambio el antiguo y bélico logotipo de una antorcha encendida que los hermandaba con el Frente Nacional por una flor de pétalos azules y centro amarillo, colores de la bandera sueca. Tal ha sido la transformación que la semana pasada, en el Parlamento Europeo, dejaron de codearse con Ukip, AfD y el Movimiento Cinque Stelle, para hacerlo con el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos al que pertenecen los Tories británicos.

La popularidad de Åkesson, que algunos medios describen como “el perfecto yerno”, no deja de sorprender. Tanto la prensa como el resto de partidos habían creado hasta ahora una especie de muro para que el SD no llegara a ningún lado con sus propuestas de Svexit (salida de Suecia de la UE) y antiinmigración. Pero las extremidades de los neonazis han crecido tanto que ya lo han franqueado: mientras que antes la prensa los había ignorado y los otros partidos se negaban a debatir con ellos, ahora los medios colaboran a acrecentar el odio hacia los migrantes, en ocasiones vinculando directamente la criminalidad con los refugiados y los analistas tienen dudas sobre si el partido de los Moderados (conservadores), que como el resto ha afirmado que no colaborará con ellos, finalmente propondrá un pacto.

La razón: los sondeos prevén que los Demócratas de Suecia se lleven este domingo un buen pedazo del Riksdag, el Parlamento sueco. El Instituto Skop apuntaba, la semana pasada, que lograrán hasta un 20% de los votos, por detrás de los socialdemócratas, que conseguirán un 23,8% (a diferencia del 31,2% de las elecciones anteriores), seguidos de los conservadores, con un 17%. Pero, ya da igual quien cante victoria: como comentaba el periodista Stephen Brown para POLITICO, el SD ya ha ganado con su campaña del miedo que ha cautivado a la sociedad.

La activista Tess Asplund plantaba cara en 2016 a los neonazis suecos de NRM/David Lagerlof

A día de hoy, sobre el partido de Akesson pende todo un surtido de acusaciones de filofascismo, xenofobia y homofobia. Lemas como “Hablar sueco para ser sueco, ¿acaso no es evidente?” o “No a la llamada a la oración” han sido algunos de los hits más recientes de su campaña. Los más antiguos se remontan a sus orígenes ochenteros, cuando surgió de la escisión del grupo neonazi Bevara Sverige Svenskt ("Conservemos sueca a Suecia"). Pero hay muchos más: un vídeo donde se puede ver a dos diputados del partido armados con tubos de hierro y amenazando a inmigrantes de Estocolmo. E incluso que muchos votantes y miembros del partido hayan reconocido que Ultima Thule, el grupo de rock vikingo que apoya el supremacismo blanco y que ha sido vinculado a los skinheads, fuera una de sus mayores inspiraciones para involucrarse en política.

Para más inri, el partido cuenta con el apoyo pasivo del Movimiento de Resistencia Nórdico (NRM), que también tiene una importante presencia en Finlandia. Racistas, antisemitas, homófobos, negacionistas del Holocausto y del cambio climático, su ideología se alinea con la de Demócratas Suecos y su mayor objetivo es la fundación de una república nórdica que hermane solamente a suecos, noruegos, daneses, finlandeses e islandeses que porten “una herencia étnica de Europa del Norte”. El resto de personas quedarían expulsadas.

Lo peligroso de sus delirios es que sus manifestaciones han corrido paralelas a las de SD con el permiso del gobierno. Hace 15 días, 500 miembros del Movimiento Nórdico fueron escoltados por la policía durante una manifestación en Estocolmo que terminó con disturbios. Su líder, Simon Lindberg, declaró: “Hitler fue, definitivamente, una muy, muy buena persona para los alemanes. Sin duda, liberó a Alemania”. Pero a pesar de la clara apología al odio, las leyes que garantizan la libertad de expresión en Suecia hicieron imposible negarles el espacio público, a pesar de la apelación de la Federación Sueca de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.

A pesar de que los socialdemócratas y los conservadores consigan más votos que el partido de Akesson, en sus manos quedará no formar coaliciones con los radicales o no caer en sus consignas discriminatorias para recuperar los votos que han perdido.

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