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Tres refugiados adolescentes se suicidan en Londres en los últimos seis meses

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Alexander Tekle
 

Eran originarios de Eritrea y su llegada a Reino Unido no solucionó las cosas: llevaban tiempo esperando que aprobaran su solicitud de asilo para que no les deportaran

A.O.

25 Junio 2018 16:00

En los últimos seis meses tres adolescentes refugiados se han quitado la vida en Londres. Los tres eran originarios de Eritrea y habían viajado solos sin sus familias. Se sabe que en los tres casos huyeron de su país, cogieron una patera desesperadamente en Libia hasta Italia y luego legaron a un campo de refugiados francés en Calais, conocido como “La Jungla” por sus pésimas condiciones. Luego, aterrizaron en el Reino Unido.

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Los tres suicidios, ocurridos al poco de haber cumplido los chicos la mayoría de edad, han planteado preguntas acerca de qué trato reciben los jóvenes que viajan solos —mientras están esperan sus estatus de refugiado— por parte de las autoridades responsables y el Ministerio del Interior. Como informa The Guardian, un cuarto joven eritreo solicitante de asilo se suicidó el año pasado aunque su nombre no se hizo público.

La investigación comenzó el pasado abril y se intenta esclarecer el fallecimiento de Filmon Yemane, de 18 años, en su centro de acogida. La informaciones revelan que 24 horas antes de suicidarse tuvo crisis y que no era la primera vez. Trabajadores del centro habían comunicado que su estado de salud mental había empeorado pero su caso no fue considerado una prioridad.

Cerca de 15 días después se quitó la vida Alexander Tekle, de 18 años, cuando hacía un año que había llegado a Reino Unido escondido en la carga de un camión frigorífico desde Francia. En mayo se inició otra investigación. Justo en ese mes, otro adolescente identificado con la letra N y que era compañero de Yemane se quitó también la vida.

Aunque todavía no se ha determinado qué provoco que se mataran, varias fuentes relataron a The Guardian que los jóvenes se encontraban “profundamente desesperados”. Al cumplir la mayoría de edad, los solicitantes de asilo a los que aún no les han dado los papeles se encuentran en una compleja situación: no se les permite ni estudiar ni trabajar. Se suma, además, la amenaza de acabar en un centro de detención y ser deportado.

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“En vez de recibir el apoyo y la ayuda que necesitaba desesperadamente, cuando llegó a Reino Unido le dijeron que no le podían considerar como un niño o como un extutelado para proporcionarle ayuda estatal. Lo dejaron fuera del sistema de cuidados, en un albergue para solicitantes de asilo adultos, donde fue objeto de vejaciones violentas", cuenta Benjamin Hunter, voluntario que conoció a Alex en el campo de Calais, al medio británico.

A la tensión extrema generada por la incertidumbre se suma a que no se sienten deseados. Después de haber sobrevivido a la guerra y haber cruzado el desierto, el mar y haber vivido en campos de refugiados durante meses, los países de acogida retrasan aprobar sus peticiones.

"El deber de las autoridades es cuidar y guiar a estos niños que vienen solos a Reino Unido. No deberían venir para terminar como ellos", dijo el padre de Alexander, que logró ser refugiado en Sudán.

Según ha podido saber The Guardian, los abogados de la familia de Alexander quieren que se evalúe el alojamiento dado, el trato recibido y el acceso a los servicios de salud mental mientras fue menor.

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