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El misterio de la chica que lo clavaba

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Nadie sabía más de fútbol que ella y nadie sabía que era una chica. Esta es la encantadora historia de Sarita Estévez

Ignacio Pato

04 Enero 2017 18:56

San Francisco y San Mamés

Si el barrio bilbaíno de San Francisco imprime carácter en 2017, qué no habría de marcar en una de sus vecinas nacidas en 1925. Sara Estévez vio cómo 4 de sus 8 hermanos morían jóvenes. Para cuando quiso ser mayor de edad, su ciudad ya había caído bajo la larga penumbra franquista.

Fue en ese momento cuando, tras estudiar mecanografía y contabilidad, entró a trabajar de secretaria. Franco, en su fascistona fijación bautismal, le había cambiado el nombre incluso a la paga extra, que de aquellas se llamaba 'paga del 18 de julio'. Y Estévez tuvo claro en qué se la gastaría: en hacerse socia del Athletic Club.

Pero aquella secretaria iba más rápido que aquel anacronismo de yugos y flechas: en 1947 una mujer no podía ser socia del Athletic. Se hizo, eso sí, abonada para acudir a San Mamés. Y allí sí que llegó sincronizada. A tiempo de ver no solo una delantera mágica (la de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza), sino de disfrutar en directo de la legendaria gira que trajo a San Lorenzo de Almagro a la península. "¡Si juegan como Panizo!", decían los bilbaínos sobre aquellos argentinos 60 años antes de YouTube.

El flechazo con el Athletic iba a sellarlo con su entrada en Radio Juventud y una vacante llovida del cielo: faltaba un cronista de los partidos del equipo rojiblanco. La vida de aquella secretaria de barrio iba a cambiar tanto que hasta dejaría de 'ser Sara Estévez'.


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Maratón y sus cachorros

Maratón. Así se hacía llamar la primera cronista deportiva de nuestro periodismo. También la primera directora de un espacio futbolístico, porque el programa Stadium de los domingos por la noche lo manejaba ella. Lleno de informaciones y resultados, era Estévez quien se las ingeniaba para tener corresponsales en los campos de toda Vizcaya, a veces la madre de alguno de los jugadores.

Emitido para atrapar a la audiencia futbolera tradicionalmente masculina que volvía a casa después de un domingo de barra, las informaciones y debates que traía Stadium no colocan aquel artesanal programa de los 50 muy lejos de ser antecesor de espacios como SuperGarcía, El Larguero o El Partidazo. Sobre todo porque comenzó a pasar de radiarse la noche de los domingos a las de toda la semana. El editorial de Maratón era, según reconoció sobre su infancia Santiago Segurola, 'de obligado cumplimiento'.

Pero nadie reconocía en ningún campo, ni siquiera en San Mamés, a Maratón. Aquel misterio athleticzale tenía más causa que la del seudónimo: las crónicas escritas por Maratón las locutaba una voz masculina, la del periodista Francisco Blanco.

Maratón estuvo en la final de Copa del 58 en la que el Athletic asaltó Chamartín y su presidente dijo 'les hemos pasado por la piedra con once aldeanos'. Pero la especialidad de Estévez era predecir el futuro de esos aldeanos. O dicho en lenguaje Athletic, saber quiénes eran entonces los cachorros de león del mañana. Y ella apostaba fuerte por la cantera, por las oportunidades. La generación de los Joxe Anjel Iribar, Txetxu Rojo y Fidel Uriarte le dio la razón.


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Pero Maratón era crítica, como con todo aquello que se ama, con el Athletic. El club llegó a vetar a Radio Juventud. Llegó 1973 y Estévez, que era secretaria de lunes a viernes y periodista deportiva los fines de semana, pudo por fin volcarse en lo segundo. Y ahí sí, esa oficialidad 'mató' a Maratón como tal pero la voz de Sara Estévez salió en antena por primera vez en dos décadas. Desde Bilbao, una mujer hablaba de fútbol por la radio, y lo clavaba.

A Estévez, o Sarita, como muchos, jugadores incluídos, la seguían llamando a pesar de acercarse ya a la sesentena, le dio tiempo a señalar a otra perla más de Lezama, Manolo Sarabia. Y justo a disfrutar de las dos ligas que el Athletic ganó en el 83 y el 84, prácticamente a la vez que la desaparición de su programa, su querido Stadium.

Completó la década haciendo radio hasta que se jubiló como era ella, sin hacer ruido. Bielsista convencida, acabó dejando de ir a San Mamés hace diez años. Ahora, con 90, ha despedido 2016 siendo nombrada Ilustre de Bilbao. Nunca es tarde, sobre todo para una adelantada a su tiempo.

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