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"A los 6 años me di cuenta de que tenía que trabajar"

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Lukaku, el delantero estrella de Bélgica, vio a su madre aguando la leche y le prometió que sería futbolista profesional

Omar Naboulsi

18 Junio 2018 17:41

Romelu Lukaku no podía aguantar más. Justo un día antes de que Bélgica debute en el Mundial, el delantero estrella de 25 años del Manchester United ha publicado una carta y varios vídeos en The Players' Tribune explicando cómo fue su infancia.

Había ratas en el apartamento de Amberes en el que vivía con sus padres y su hermano Jordan -jugador de la Lazio-, su madre aguaba la leche y le tenían que fiar pan. Podía estar varias semanas sin electricidad ni agua caliente.

Lukaku cuenta que solo tenía 6 años cuando se dio cuenta que tendría que hacer algo para salir de la pobreza.

"Volví a la cocina y vi a mi madre frente a la nevera con el cartón de leche. Como siempre, el menú solía ser pan con leche. Pero esta vez estaba mezclándola con algo. Estaba agitando. No sabía lo que pasaba. Después me la dio con una sonrisa, como si todo fuera genial. Pero me di cuenta en seguida de lo que estaba pasando. Estaba mezclando la leche con agua. No teníamos suficiente dinero para que nos alcanzara toda la semana. Estábamos en la ruina. No sólo pobres, sino en la ruina", explica en el texto titulado "I've got some things to say".

En ese momento le prometió que sería futbolista profesional y jugaría en el primer equipo del Anderlecht. Una década después ya había cumplido su promesa.

The Players Tribune

El padre de Lukaku, Roger, también fue jugador de fútbol. Creció en una zona conflictiva de Kinshasa -el antiguo Zaire, ahora República Democrática del Congo- y llegó a jugar con la selección. Emigró a Bélgica como tantos otros y juegó en varios equipos de la Segunda belga. Disputó sus últimos partidos como profesional en el Oostende hasta que se retiró en 1999. Ahí empezaron los problemas financieros.

"Cuando él llegó al final de su carrera, el dinero se acabó", cuenta su hijo Romelu. "Lo primero que perdimos fue la televisión por cable. Se acabó el fútbol. No había señal".

Se lamenta porque nunca pudo ver la Champions League, ni siquiera las finales. Se muestra especialmente dolido por haberse perdido la volea de Zidane en la final contra el Bayern Leverkusen. Sus amigos se lo enseñaron por internet en clase de informática.

"Solo tuve la PlayStation 2, pero jugaba con juegos de la 1 porque eran más baratos. Por eso ahora soy un adicto a los videojuegos, quiero todo lo que me faltaba cuando era niño".

Padre e hijo compartieron botas de fútbol durante años. Con aquellas antiguas botas marcó 76 goles en 34 partidos cuando solo tenía 12 años, convirtiéndose en un fenómeno entre los jóvenes.

Cuando empezó a destacar tuvo que soportar como los padres de sus compañeros y los de los rivales dudaban de su edad. Tenía que llevar el documento de identidad en la mochila para enseñarlo y callar a todo el mundo. "Quería ser el mejor futbolista de la historia de Bélgica. Esa era mi meta. No sólo bueno. El mejor. Jugaba con tanta ira por tantas cosas... Porque veía las ratas correr por mi casa. Porque no podía ver partidos de Champions League. Por cómo me miraban los otros padres.... Estaba en una misión", revela con rabia.

Con 16 años y 11 días debutó en el primer equipo del Anderlecht. Una auténtica estrella adolescente que sufrió los prejuicios racistas de Bélgica.

"Cuando las cosas iban bien, leía artículos en los periódicos que me llamaban 'Romelu Lukaku, delantero belga'. Cuando no iban bien: 'Romelu Lukaku, delantero belga de origen congoleño'", denuncia.

"Yo nací en Bélgica. Soñaba con jugar en el Anderlecht. Soñaba con ser como Vincent Kompany -su padre también fue inmigrante congoleño-. Soy belga. Todos somos belgas. No sé por qué hay gente en mi propio país que quiere verme fracasar. Cuando me fui al Chelsea y no jugaba, oí que la gente se reía de mí. Cuando fui cedido al West Brom, los eschuché reírse otra vez de mí. Pero es genial. Esa gente no estaba conmigo cuando nosotros poníamos agua en nuestros cereales".

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