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Artículo Villas miseria, papelitos y feminismo: todo lo que no quieren que sepas sobre Argentina'78 Sports

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Villas miseria, papelitos y feminismo: todo lo que no quieren que sepas sobre Argentina'78

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¿Se imaginan que el Estado 'desaparece' a 63 personas durante el Mundial de Rusia? ¿Que un gobierno acuse a su propio pueblo de incívico y sucio a la vez que tortura y asesina en secreto a 30.000 ciudadanos? Eso pasó en Argentina, que celebra ahora el 40º aniversario del Mundial'78

Ignacio Pato

26 Junio 2018 12:45

Parece mentira que a la dictadura le saliera bien el Mundial 78. Hasta el secretario de Economía con los militares, Juan Alemann, reconoció que cualquier otra empresa habría organizado Argentina'78 por un 20% de lo que se gastó -lo que se gastaron forzosamente los argentinos y argentinas- la Junta.

Fueron -aunque las cuentas siempre han estado rodeadas de oscuridad- más de 500 millones de dólares. Se jugó en seis estadios y todos estaban rodeados de centros de detención y tortura. Se metió la cuchilla, no el bisturí, en los barrios pobres. Cerca del 50% de las 224.000 personas que vivían en villas en Capital Federal antes del Mundial fueron expulsadas de sus hogares. A la vez, se había potenciado el desarrollo inmobiliario privado. Desde su comienzo a su fin, la dictadura multiplicó por seis la deuda externa del país.

63 personas desaparecieron en los 25 días que duró Argentina'78, según la investigación fundamental de Pablo Llonto en La vergüenza de todos.

La empresa Burson Marsteller aportó el eslogan con el que los milicos quisieron blanquear su orden: "Los argentinos somos derechos y humanos". Más cínico imposible.

El Mundial, decimos, le salió bien a la dictadura de milagro. O quizá deberíamos decir "a medias". Todo el foco internacional se posó en Argentina. Los dictadores, con sus medios afines, aleccionaban a los ciudadanos del país a no empujar a los turistas o a no cobrarles de más en los taxis. Mientras secuestraba, torturaba y arrojaba personas vivas al Río de La Plata, Videla trataba a sus sometidos como si fueran animales incapaces de estar a la altura del evento. El gobierno argentino pagó directamente a periodistas para que construyeran un relato del Mundial favorable a aquella Argentina en la que no pasaba nada malo.

Pero sí que pasaba.

Bastó que hubiera una televisión holandesa en Plaza de Mayo para que una de las Madres se dirigiera a la cámara y al periodista de esta manera: “Nosotros solamente queremos saber dónde están nuestros hijos. Vivos o muertos, pero queremos saber dónde están. Ya no sabemos a quién recurrir: consulados, embajadas, ministerios, iglesias, en todas partes se nos han cerrado las puertas. Por eso les rogamos a ustedes, son nuestra última esperanza. Por favor, ayúdennos. Ayúdennos, por favor. Son nuestra última esperanza”, dijo Marta Moreira de Alconada Aramburu en una imagen que es casi imposible de ver sin llorar.

El Buenos Aires Herald también sacaba la verdad hacia fuera, en inglés. Escrito quedó en sus páginas que la dictadura las llamaba "Mad mothers". Las madres locas.

Dos futbolistas de la selección de Suecia -uno de los países que más exiliados acogió- llegaron a acompañar a las Madres en una de sus rondas. Fueron Staffan Tapper y Ralf Edström.

La selección argentina fue pasando de ronda -polémica contra Perú incluida- y se plantó en la final. Dentro de la vorágine de la dictadura contra su propio pueblo, se había hecho un llamamiento, a través de uno de los locutores más famosos -y colaboracionistas- de la época, José María Muñoz: que no se tiraran papelitos a la salida de los jugadores al campo. Una imagen sucia de los argentinos, ya se sabe. Como recuerda Diego Barcala en un artículo de la revista Líbero, Muñoz se llegó a inventar que la FIFA podría suspender a la selección si eso ocurría. Desde el diario Clarín, el viñetista Caloi le hizo la contra a Muñoz con un personaje muy querido en la cultura popular de la época, el pájaro Clemente. ¿Cómo no vamos a tirar papelitos si somos argentinos y tiramos papelitos?, se preguntaba. Hablaba de una costumbre rastreable: en 1961, durante un Banfield-Quilmes, la hinchada visitante había lanzado decenas de miles de etiquetas de esa cerveza en el estadio.

Ya en los partidos de primera fase de Argentina el estadio Gigante de Arroyito de Rosario se cubrió con papelitos, pero fue en la final cuando de verdad el pájaro Clemente le ganó el pulso a la dictadura y sus voceros. "Muchachos, tiren papelitos", era ya la consigna directa. Los militares intentaban quitarle los periódicos a la gente a la entrada del estadio.

Argentina ganó 3-1 a Holanda y la salida de los jugadores fue una tremenda nevada de papelitos que ha quedado para la historia. Videla alzó la copa. Algunas imágenes, con policías, cogiendo la copa en vez del capitán Passarella, dibujan bien el ambiente.

Télam

La final fue en el Monumental, a mil metros del centro de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada, la ESMA. Esa noche de invierno uno de los torturadores más crueles, Jorge Acosta, llamado El Tigre, entró a la sala de la ESMA donde estaban varios secuestrados. Entre ellos estaba Graciela Daleo.

Acosta gritaba "¡ganamos, ganamos!".

"Ahí tuve la certeza de que si ellos habían ganado, nosotros habíamos perdido", recordó años más tarde Daleo.

A Daleo y otros -capricho esquizoide la dictadura- les sacaron a la calle a celebrar. "Viendo a la multitud festejando sentí infinita soledad, porque me di cuenta de que si me ponía a gritar que era una desaparecida nadie me iba a hacer caso", ha contado.

Ella es una de las pocas supervivientes de la ESMA. El pasado noviembre se dictó cadena perpetua para Acosta. En Argentina la dictadura "desapareció" a 30.000 personas, aunque el actual gobierno de Macri intenta relativizar la cifra y por tanto el alcance de una represión que fue de facto un genocidio, ya que se intentaba eliminar sistemáticamente toda oposición o molestia incluso con el robo de bebés. Las Abuelas de Plaza de Mayo han recuperado, gracias a su difusión y al programa del Banco Nacional de Datos Genéticos, a 127 nietos y nietas, hijos e hijas de militantes desaparecidos por la dictadura a quien esta llevó a un hogar afín al plan de exterminio.

Hace unos meses, nacía la Coordinadora de Derechos Humanos de Hinchas. Para que no se olvide nada, pero también viviendo el presente y futuro del país. Apoyaron la multitudinaria campaña para que la mujer argentina tuviera capacidad de decisión sobre su propio cuerpo o los encuentros feministas para seguir los partidos de Argentina en Rusia'18.

También apoyan la muestra reivindicativa "Tiren papelitos, entre la fiesta y el horror" que se inaugura este viernes en el Parque y en el Museo de la Memoria de la ESMA. Donde se torturaba gritando gol. Está previsto que haya excursiones de colegios.

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