Si hay algo que pueda definir los cambios sociológicos y los patrones de comportamiento de las personas en las últimas décadas, esa es la inmediatez.
El ser humano parece haber olvidado que para la elaboración de un buen vino hace falta un elemento primordial. Y ese es el tiempo.
El tiempo ha salido de la ecuación que definía antiguamente los deseos humanos. Hoy en día el tiempo es más bien un estorbo. Algo que mejor quitar de en medio. Por eso las personas buscamos ahora el placer inmediato. El “lo quiero aquí y ahora”. Ya no es necesario tener que salir a la calle e ir de compras, podemos hacerlo desde casa apretando un botón y además nos prometen tenerlo en la puerta al día siguiente.
Y así, llegaron las prisas también en el amor. Salir a tomar algo para probar suerte se pasó de moda, no hay tiempo para eso. Ahora puedo elegir mi futura mujer sentado en la sala de espera del médico. Es el caso de Tinder. Para elegir puedo fijarme en dos cosas, el aspecto puramente físico y la biografía. Ésta última apenas tiene un par de frases de largo. Demasiadas palabras. Que sea el físico quien decida.
Por eso una empresa coreana quiso realizar un experimento. Lo que se llama rizar el rizo. Y generó una extraña y surrealista situación de contactos digitales en directo y de forma personal.
La chica en cuestión tiene 27 años y está sentada sola en una de esas grandes habitaciones blancas y sin muebles de alguna productora. Vemos como la chica elige los rasgos que deben definir su hombre ideal: hombros anchos, altos, divertidos…Cuando da al ok, entran 10 chicos enmascarados que responden a ese filtro de la chica. A partir de ahí tiene 30 minutos para chatear con ellos y quedarse con uno.
Vemos como va descartando primero por nicknames y después por detalles de la conversación, hasta llegar a quedarse con uno. De manera inesperada el vídeo termina ahí, sin llegar a desvelar que ocurrió entre ellos.
Un experimento de lo más interesante que destapa muchas de las cuestiones que se plantean hoy en día, donde el tiempo que se tarda en conocer a alguien ya no merece la pena. ¿Qué nos mueve a no querer dedicar tiempo a ello? ¿es posible descartar a una persona en 5 minutos por una frase poco acertada sin tener miedo a estar diciendo que no al amor de nuestra vida?
Los adeptos a estas nuevas formas de conocer gente aseguran que de esta manera no es necesario ni salir a la calle. Ni tampoco tener que decirle que no a la cara a algún pretendiente. Ahora se puede hacer con la protección y tranquilidad que nos otorga el cristal de nuestro teléfono. ¿Se puede estar perdiendo algo de la magia que existía en los métodos pre móvil? Tal vez. Pero lo que está claro es que triunfan y si se pierde algo por el camino da igual...no hay tiempo.