La inexplicable reacción de las fuerzas de seguridad se hace viral y despierta indignación en la cantante, que se mostró visiblemente afectada durante el concierto. Dos miembros del equipo de seguridad del concierto han sido detenidos
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El desconcierto dio paso a la indignación el pasado miércoles 12 de septiembre en el Centro Nacional de Exposiciones de Shanghai cuando, sin razón lógica aparente, los agentes de seguridad del lugar empezaron a expulsar violentamente a algunos fans que disfrutaban del concierto de Dua Lipa.
En algunos casos, los guardias actuaron con tal brusquedad por razones político-homófobas: los espectadores asediados ondeaban banderas en defensa de los derechos de la comunidad LGBT+. En otros casos, parece que el motivo no fue otro que levantarse del asiento pare bailar.
Al parecer, la policía ha detenido a dos de los miembros del equipo de seguridad que cubrió el concierto después de que las imágenes en las que se les ve empleando la fuerza con algunos de sus seguidores se hayan viralizado en internet. A la vez, según informa el diario independiente South China Morning Post, esos vídeos comprometedores “están desapareciendo rápidamente del ciberespacio del país”.
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Durante el concierto y con lágrimas en los ojos, la artista usó su voz para situarse al lado de sus fans y mostrar su descontento ante lo sucedido, “Quiero crear un ambiente realmente seguro para todos nosotros. Quiero que todos bailemos. Quiero que todos cantemos, quiero que todos pasemos un buen momento”.
Al día siguiente de lo ocurrido, la cantante británica, que en estos momentos se encuentra de gira por Asia, reiteraba el apoyo hacia sus seguidores y aseguraba que le gustaría regresar cuando “fuese un momento adecuado” y que la próxima vez “esperaba encontrarse con una sala repleta de arcoíris”, dejando así clara su postura ante las denigrantes actitudes que empañaron su actuación. “Estoy orgullosa y agradecida de que os sintieseis a gusto como para mostrar vuestro orgullo en mi concierto”, confesó Dua en sus redes sociales.
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La homosexualidad está permitida en China desde 1997 y en 2001 se eliminó su catalogación como “desorden mental” dejando así de considerarse una enfermedad susceptible de ser diagnosticada e incluso tratada por ciertos médicos mediante crueles “terapias de conversión”. Sin embargo, siguen existiendo visibles muestras de rechazo social hacia este colectivo formado por 70 millones de personas en el país asiático.
Muestra de ello es la campaña que la red social Weibo pretendía llevar a cabo el pasado mes de abril. En ella se pretendía censurar publicaciones pornográficas, violentas y homosexuales. Finalmente, la campaña no salió adelante debido a la fuerte oposición de un gran número de usuarios que bajo el hastag #soygaynounpervertido denunciaban dicha conducta homófoba.
La fuerte tendencia de la sociedad hacia la erradicación de la homofobia en China puede verse también en los locales “gay friendly” y ONGs LGTBI que abundan en Pekín, conocida como “la ciudad en la que ningún gay se esconde”.
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