Te ofrecen el micro y quieres hablar. Te brindan el honor de hacer el discurso en la ceremonia de graduación de tu promoción, y quieres decir cosas con poso y con peso, lanzar mensajes que importen. Siempre hay que cumplir con un cierto protocolo, tocar los típicos lugares comunes, pero a todo el mundo le gusta dejar su marca. Sobre todo cuando tu marca es una herida.
El caso que nos ocupa es el de una estudiante de instituto de California, Estados Unidos. Lulabel Seitz fue la elegida para dar el speech en la ceremonia de graduación de este año. Se colocó tras el púlpito y empezó su perorata, hasta que el micro dejó de funcionar. ¿Casualidad?
Claro que no.
Como puedes ver en la segunda parte del vídeo de arriba (eso es lo que no le dejaron decir los responsables del centro durante la ceremonia), en su discurso de graduación la joven iba a mencionar unos supuestos casos de abuso sexual ocurridos en el campus del instituto. No era lo previsto, era un alegato que no estaba en la versión oficial revisada y "santificada" por el centro unos días antes. Lulabel Seitz decidió salirse del guión para hablar de unos incidentes importantes, ataques de carácter sexual que fueron reportados a los responsables del instituto y a los que, según Seitz, nadie hizo caso.
Las denuncias fueron silenciada por los responsables del instituto entonces, y han vuelto a ser silenciadas ahora. Cuál fue la sorpresa de la joven Lulabel cuando, en medio del discurso, su micrófono dejó de sonar repentinamente. Los responsables del acto lo habían desactivado, para evitar que pudiese mencionar los incidentes siquiera.
En una entrevista con la prensa, los jefes del equipo directivo del Petaluma High School, la escuela a la que acudía Seitz, se justificaron diciendo que el corte no tenía nada que ver con la libertad de expresión. El problema, según ellos, fue que la joven había decidido cambiar su discurso por uno no aprobado por el comité.
En sus declaraciones, el director del centro comentó que todos los discursos deben ser revisados por un equipo de responsables antes de ser leídos en las graduaciones. Supuestamente, no hay ningún problema si se incluyen temas controvertidos; pero desviarse del contenido aprobado previamente sería una falta grave, suficiente como para evitar que los alumnos terminasen su disertación. Ya. Claro.
En el vídeo, la joven se altera visiblemente cuando el sonido de su micrófono deja de funcionar. En este momento varios de sus compañeros se ponen en pie, reclamando a la dirección del instituto que la dejasen terminar de hablar. No sucedió. Seitz acaba por volver a su sitio entre gritos y protestas.
Es un problema conocido: alumnxs que denuncian y centros que tratan esas denuncias con recelo o de forma totalmente inadecuada, obstaculizando las investigaciones. Eso con un problema de fondo, el de la violencia sexual en los campus de enseñanza, que los medios norteamericanos llevan años reflejando bajo apelativos como el de ‘epidemia’.
¿Alguien cree que el corte de micrófono de Seitz fue una mera formalidad técnica, "apagar" a cualquiera que se salga del guión, sea cual sea el contenido de su mensaje?
¿Es justificable la acción de los responsables del Instituto Petaluma?
Queremos saber tu opinión.
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