De la normalidad apacible a la pesadilla. Todo cambia en cuestión de segundos
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Nos creemos los dueños del mundo. Creemos que con nuestra inteligencia hemos dominado lo que la tierra produce, que somos capaces de atravesar océanos y bajar hasta las profundidades, que los cielos ya no son un desafío puesto que podemos surcarlos atravesando la propia barrera del sonido… Nuestra inteligencia nos ha hecho desarrollar literatura, matemáticas, artes y ponernos al borde de comprender las dinámicas físicas que mueven al mismo universo. Pero la Naturaleza sabe ponernos en nuestro sitio y de vez en cuando ruge o tiembla, y nos hacen temblar a nosotros y ser conscientes de nuestra pequeñez y nuestra finitud.
Las imágenes que nos llegan de los grandes desastres naturales siempre nos impactan por eso: porque nada tienen que ver con el bien o el mal. Son fuerzas poderosas que casi superan lo imaginable, fuerzas que no podemos controlar. El reciente tsunami sufrido en las costas de Indonesia es un buen ejemplo y los vídeos no paran de llegar dejando nuevas y aterradoras escenas de un mar que lo inunda y arrasa todo en cuestión de segundos.
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Por si hay alguien que aún no está al tanto, aquí va un resumen trágico. El pasado 28 de septiembre un fuerte terremoto sacudió la isla de Sulawesi e hizo que la localidad de Palu quedase prácticamente destruida. Acto seguido, llegó el tsunami.
Hasta el momento, las muertes confirmadas se sitúan en la escalofriante cifra de 1.948, pero las estimaciones realizadas por las autoridades llegan a las 5.000 personas entre muertos y desaparecidos. Una cifra que estremece pero que se comprende al ver las imágenes de este vídeo tomado desde el balcón de una vivienda en la que hay refugiadas un buen número de personas cuyas voces aterrorizadas se escuchan al fondo.
La grabación comienza apenas segundos antes de que la ola impacte, arrasando coches, casas, animales y todo cuanto encuentra a su paso. La gente corre desesperada por una calle casi vacía que, en un abrir y cerrar de ojos, se ha transformado en un río de fuertes corrientes que engulle la ciudad.
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Sigit Lembah es quien tomó las imágenes y las ha compartido en redes sociales. Se encontraba con varios amigos con los que se dirigía al Festival anual de Palu Nomoni en la playa de Talise cuando sintieron el terremoto. Los tres relatan cómo corrieron en busca de refugio hacia el Puente Amarillo de Ponulele cuando vieron la primera ola en la distancia y cambiaron de rumbo en busca de algún lugar elevado en el que resguardarse. Esa decisión salvó su vida, puesto que el puente es uno de los que se colapsaron posteriormente.
El terremoto causante del tsunami alcanzó los siete puntos y medio de la escala Richter. Verdaderamente aterrador.