PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo La verdadera historia detrás del viral del hombre que se afeita a la vista de todos en el tren Content

Content

La verdadera historia detrás del viral del hombre que se afeita a la vista de todos en el tren

H

 

El vídeo de un hombre rasurándose la barba en un tren de New Jersey generó todo tipo de críticas y burlas cuando se hizo viral. Nadie conocía la historia que había detrás de aquel afeitado

Playground community

01 Octubre 2018 18:16

PlayGround quiere impulsar el cambio. Solo tienes que hacer clic sobre el botón rojo ‘DO’ que verás a lo largo del artículo para apoyar proyectos y acciones con impacto social que hemos seleccionado para ti. ¿Nos ayudas a cambiar el mundo?

Uno de los problemas de la llamada “viralidad” de contenidos en las redes sociales está en la falta de contexto. Por mucho que se haga clic en ellos y por muchas opiniones y lecturas contrapuestas que generen, muchas veces no conocemos los pormenores que han derivado en esa escena, los detalles de la historia que hay detrás. Un fail que nos parece divertido puede ocultar una historia de desigualdades y carencias de aprendizaje en la infancia; una escena triste puede opacar a una familia desestructurada; unas carcajadas pueden tapar una historia de bullying.

Tomemos el vídeo de Anthony Torres, por ejemplo. Más de 3 millones de views en Twitter. Lo que vieron todos fue a un hombre de 56 años afeitándose en un tren de New Jersey. Ni siquiera estaba en el lavabo. Se afeitaba en su asiento, a la vista de todos. Y el hombre tira al suelo del coche la espuma que le queda en la cuchilla de afeitar. Encima de raro, sucio. Descuidado. Incívico. Irrespetuoso con la propiedad común. Todo eso y más se ha vertido en forma de comentarios en las redes. Pero detrás de esa acción había una vida rota. Una historia que ayuda a ponerlo todo en perspectiva.

Vídeo relacionado:

Thomas Torres, hermano de Anthony, ha salido en su defensa aportando la explicación que nos faltaba. Tony acababa de salir de un refugio para indigentes sin techo en Nueva York. Viajaba en ese tren rumbo a casa de Thomas, en Trenton (New Jersey), para ser acogido tras varios años dando tumbos entre trabajos temporales, moteles y refugios para homeless. Tony se había visto abocado, como le pasa a más de medio millón de personas en EEUU, a vivir en la calle. Pero en un último resto de dignidad, quería llegar a casa de su familia convenientemente aseado.

Algunos pensarán que aun así, ese asiento no era el lugar adecuado. Pero cuando alguien pasa por una o varias malas rachas, suele perder muchas cosas. Muchas más que los materiales. Los conceptos de civismo y de vergüenza a veces se vuelven difusos. O sencillamente, carecen de importancia ante el objetivo primordial: encontrar dónde dormir, algo que comer o asearse.

Anthony ha pasado además por problemas de salud: dos derrames cerebrales en los últimos dos años. La vida en la calle no es la más favorable para mantener el bienestar físico o mental. Lo de los sin techo afectados por enfermedades de uno u otro orden -especialmente las de orden psiquiátrico- a veces es como el eterno debate del huevo y la gallina.

Vídeo relacionado:

Anthony puede haber sido descuidado. No solo en el vagón de tren. También con su vida. Pero ello no es impedimento para que la lectura de los comentarios más hirientes ante su conducta no puedan dañarle. Anthony, como persona que ha vivido en la calle no está habituado a las redes sociales, a que un fragmento de tu vida llegue a la red y pase por mano de todos. Y de que todos nos creamos jueces de los demás.

Conocer mejor la historia de Anthony Torres ha hecho que la persona que originariamente subió el vídeo a la red, Pete Bentivegna, lo haya borrado. Además, Bentivegna se he comprometido a crear un fondo a beneficio de Torres con el dinero que logró vendiendo los derechos de reproducción del vídeo a diversos canales.

Anthony no puede borrar lo malo de su vida: su infancia en una familia de granjeros pobres, su irregularidad laboral en sectores como la construcción o la hostelería, su vida en la calle cuando el dinero no era bastante. Tampoco los viejos hábitos mueren rápido: cuando llegó a casa de su hermano lo primero que hizo fue pedirle un saco de dormir para dormir en la calle y "no molestar".

La vida de homeless, por raro que nos parezca, puede tener un factor adictivo. Quizá el crowdfunding que se ha hecho a su favor ayude a Anthony. O puede que no del todo. A veces, hay adicciones de las que no te puedes recuperar.

Vídeo relacionado:

share