Ahora que el Gobierno Español ha empezado a tomar medidas excepcionales para frenar el avance del coronavirus es cuestión de tiempo que todos nos veamos afectados de una u otra manera. Esto también incluye a los seguidores de la música que tengan previsto asistir a algún festival este año. Y es que ante la incertidumbre general, son muchos los que se preguntan qué va ocurrir con los principales festivales de música que se celebran en España.
De momento el miedo a la epidemia ya ha provocado la cancelación del SXSW, que iba a celebrarse en Austin del 13 al 22 de marzo, y del Ultra Music Festival de Miami. El festival de Coachella también ha confirmado que se pospone hasta octubre.
Esto ya ha tenido consecuencias. Según informan medios locales, la empresa detrás del SXSW ha despedido un tercio de sus 175 trabajadores. Fuentes del festival han declarado que era la única manera de “detener la sangría” económica provocada por la cancelación. Coachella, por su parte, es el mayor evento musical de Estados Unidos y se estima que su cancelación podría dejar un agujero económico de 1.000 millones de dólares.
Si ocurriera lo mismo en Europa y España, el impacto económico para las promotoras también sería notable. Para empezar, la inmensa mayoría de festivales de música no disponen de un seguro adecuado para cubrir los gastos y pérdidas que deberían afrontar si el gobierno o los ayuntamientos les obligan a cancelar. Las aseguradoras defienden que solo deberían hacerse cargo de los costes derivados de una cancelación por culpa del coronavirus si en el contrato del seguro se especifica que cubre epidemias o enfermedades contagiosas.
Lo habitual es que los seguros de este tipo de eventos cubran huelgas, desastres naturales o, incluso, actos de terrorismo, pero no epidemias o enfermedades contagiosas. Este tipo de pólizas existen, pero solo suelen ser contratadas por eventos y festivales centrados en los animales. Así lo reconocía Roland Swenson, co-fundador del SXSW al Austin Chronicle: “Tenemos muchos seguros (terrorismo, lesiones, destrucción de propiedades, eventos climáticos). Sin embargo, las infecciones bacterianas, enfermedades transmisibles, virus y pandemias no están cubiertas".
Tal y como explica Michael Rawlings, de la aseguradora Event Insurance Services, a The Guardian, debido a que el coronavirus ya es una enfermedad conocida globalmente, los clientes tampoco pueden añadirla a sus pólizas con carácter retroactivo. "No te puedes asegurar contra algo que está sucediendo. Si su casa está en llamas, no puedes decidir comprar un seguro entonces", explica. Tampoco servirá intentar asegurarse contra él en el futuro ya que, lógicamente, las aseguradores excluirán el SARS-CoV-2 de sus pólizas.
Para intentar minimizar los costes económicos de una hipotética cancelación, las promotoras podrían agarrarse al concepto de “fuerza mayor”. Dicho concepto está recogido en artículo 1105 del Código Civil y hace referencia a sucesos “inevitables”. Al alegar que la cancelación se ha producido por una causa de fuerza mayor, las promotoras podrían verse eximidas de devolver el importe de las entradas. De momento, el SXSW y el Ultra no están ofreciendo reembolsos y solo ofrecen intercambios para futuras fechas de los festivales.
Debido a que la temporada de festivales en España no empieza hasta la primavera, los festivales cuentan con cierto margen de maniobra. Aunque no se espera que ninguno de los grandes eventos musicales del país se cancele a corto plazo deberán tomar decisiones complicadas. Es ahora cuando suele hacerse el desembolso para cuestiones como la contratación de los servicios de producción o la construcción del espacio.
El dilema que se plantea, pues, es si congelar todos estos gastos temiendo que las autoridades acaben prohibiendo la celebración del evento -y, por lo tanto, contener las pérdidas- o seguir adelante con la esperanza de la emergencia haya pasado llegada la fecha -pero con el riesgo de verse obligados a cancelar habiendo desembolsado una cantidad de dinero mucho mayor-.
Otro de los gastos que las promotoras deberán gestionar son los de los cachés de los artistas. Tal y como explican desde el despacho especializado en asesoramiento jurídico en la industria musical Sympathy for the Lawyer, muchos contratos establecen que si cualquiera de las partes, promotor o artista, cancelaran por causa de fuerza mayor, se quedan como están en el momento de cancelar. Es decir, el artista se quedaría con los anticipos cobrados hasta la fecha pero sin poder reclamar el pago del caché al completo.
Llegada esta situación, algunos expertos indican que los artistas podrían mostrarse comprensivos con la situación. “He escuchado historias de artistas que devuelven depósitos y tarifas al evento porque no querían verlo sufrir más financieramente de lo que ya lo han hecho”, explica Steven Howell, de la aseguradora Music Insurance Brokers, a The Guardian.
Pero los festivales no solo se juegan su dinero. En caso de seguir adelante y producirse algún contagio durante su celebración, deberían asumir su responsabilidad, con la correspondiente crisis de reputación que ello supondría. Recordemos que la principal causa de la cancelación del Mobile World Congress fue que los directivos de las empresas no quisieron arriesgarse a que sus empleados viajaran y se contagiaran del virus cuando ya se conocía la existencia del mismo.
El horizonte, pues, no se presenta halagüeño para los festivales. Su principal baza en estos momentos es que todavía quedan meses para su celebración. Probablemente por ello prácticamente ningún gran festival español se ha pronunciado todavía al respecto. El desarrollo de la epidemia en las próximas semanas será clave para saber si podremos disfrutar de la música en directo esta primavera. Pero no debería sorprendernos que se produzca alguna cancelación. Hay demasiado en juego. A muchos niveles.