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Showgirls: la historia de una película que pasó de bodrio a obra de culto en 25 años

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El documental ‘You Don’t Nomi’ analiza la evolución de una cinta que acabó con la carrera de Elisabeth Berkley pero que revivió como un icono camp

Gemma Cuadrado

08 Octubre 2019 11:39

No todas las películas obtienen el reconocimiento que se merecen en su día. Algunas necesitan años, incluso décadas, para ser procesadas y entendidas por la crítica.

En opinión de muchos, ese es el caso de Showgirls (1995), un drama erótico cargado de purpurina y sexo que cuenta la morbosa historia de una enérgica y a menudo irritante bailarina, que busca convertirse en una estrella del espectáculo en Las Vegas.

Las críticas fueron brutales. “Showgirls es uno de esos bodrios hilarantes y delirantes que podría ser enseñado en las escuelas de cine como ejemplo de Cómo No Hacer Una Película”. “Imposiblemente vulgar, sórdida y grosera”. “El guion es un producto febril de una imaginación muy limitada”. “Elizabeth Berkley: o está desnuda, o es irritante… O las dos cosas a la vez”.

La crítica destrozó Showgirls. Los medios de la época se lanzaron a una especie de competición por ver quién publicaba la reseña más cruel. Además de fracasar en taquilla, le otorgaron hasta siete Razzies (los anti-Oscar) que su director, Paul Verthoeven, recogió con orgullo. Unos años más tarde, fue elegida la peor película de la década de los noventa y en 2005, el peor drama de los últimos 25 años.

La mala fama acompañó a la película durante más de dos décadas. El aparente mal gusto de la cinta incluso condenó al ostracismo a su protagonista, Elizabeth Berkley, que se llevó los peores golpes de la crítica cuando tan solo tenía 23 años, vivía con sus padres y acababa de salir del elenco teen de Salvados por la Campana.

Sin embargo, con el paso de los años, cada vez son más los que opinan que Showgirls es, en realidad, una pequeña gran obra de culto.

Así lo analiza el documental You Don’t Nomi, estrenado en Tribeca y que acaba de llegar al Festival de Sitges. El título es, sí, un juego de palabras que coge el nombre de la protagonista para que en inglés signifique Tú no me conoces. Porque como dice la crítica Haley Mlotek en la cinta: “Si seguimos hablando de Showgirls veinticinco años después es que todavía no la hemos superado”.

Sexo explícito y doble moral

Showgirls fue la primera película rodada con la intención de conseguir la clasificación NC17 de la que todo Hollywood busca librarse. Una categoría que obliga a prohibir la entrada a menores de 17 años y cuyas películas no llegan a estrenarse en la mayoría de salas.

En los noventa, el cine erótico vivía un momento de máxima esplendor. El sexo en la gran pantalla estaba bien visto, seguramente porque acceder al porno veinte años atrás resultaba algo más complicado que ahora. Sin embargo, la doble moral del cine convencional siempre trató de justificarlo. Por eso Showgirls fue recibida por la crítica como una auténtica guarrada caprichosa.

El documental You Don't Nomi de Jeffrey McHale analiza la hipocresía y doble moral de la crítica, que en su día alabó la desgarrada violencia de Desafío Total o Robocop de Verhoeven, pero que se ofendió inauditamente cuando el provocador director neerlandés decidió cambiar la sangre por el sexo.

Con el tiempo, muchos han culpado a su guionista, Joe Eszterhas, el mejor pagado de Hollywood y el también responsable de la historia de Flashdance. En su día se le acusó de homófobo por Instinto Básico, y ahora también de misógino por Showgirls. “Es como si un niño de 13 años hubiese escrito lo que se imaginaba que hacían los adultos al otro lado de la habitación”, explica el documental.


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Una protagonista insoportable

Pero más allá del sexo, la crítica fue especialmente dura con Nomi, la protagonista de Showgirls. Una joven bailarina que irritó a todos por su carácter histriónico y su vitalismo impostado. Tal fue la mala fama del personaje que traspasó la pantalla y acabó con la carrera de Elizabeth Berkley, que durante años se vio relegada a pequeños papeles secundarios en televisión.

Showgirls hundió a la actriz, que no concertó ninguna entrevista sobre lo ocurrido hasta pasada una década del estreno. Tal fue su traumatizante experiencia que incluso llegó a dar clases de autoayuda a chicas jóvenes inmersas en situaciones complicadas, charlas que acabó convirtiendo en un programa de televisión llamado Ask Elizabeth.

“Yo tuve la culpa, fui yo el que le pidió que exagerara”, confesó su director en el 20 aniversario de la película. Sin embargo, fue a la joven actriz a la que la prensa machacó sin escrúpulos. “Puede que la película hiciese mi vida más difícil, pero no en el grado que le pasó a ella. Hollywood le dio completamente la espalda”.

Estas declaraciones llegaron algo tarde para la actriz. “Nadie me defendió entonces”, dijo en una entrevista con Chelsea Handler, donde también agradeció la nueva vida que se le ha dado a la película veinte años después de su estreno. Puede que por fin haya llegado su momento, como una especie de redención, coincidiendo también con el reestreno de Salvados por la Campana que NBCUniversal anunció para 2020.

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Un cambio de lectura la convierte en leyenda

Con los años, Showgirls ha conseguido tantas nuevas interpretaciones como malas críticas en su estreno. Cada vez son más los que opinan que, en realidad, la película funciona como una irónica parábola de nuestro sistema que nunca llegó a entenderse. ¿O acaso alguien todavía cree que es posible ganar en Las Vegas?

Solo así se justificarían los excesos y extravagancias de la película. Para Jeffrey McHale, director de You don’t Nomi, Showgirls es una verdadera celebración de lo camp. Incluso le encuentra una narrativa terriblemente queer: una protagonista que escapa de su pasado y se reinventa con su familia elegida mientras descubre el poder de su sexualidad. “Showgirls es para nosotros, aunque no la hicieron para nosotros”, confesó a Queerty.

Si fue o no la intención de su director, nunca lo sabremos. “No creo que exista una respuesta”, explica McHale. “Una cinta puede no ser feminista pero cargar con un fuerte mensaje feminista. No se trata de la película en sí sino de la experiencia que vivimos al verla”.

Una experiencia que ha evolucionado con el tiempo y que, 25 años después y sin haber cambiado un ápice de sus secuencias, la convierte en una de las películas más vivas de la historia del cine.


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