De eso va Chicas malas: de que ser mala es una soberana mierda, y eso es algo que todo el mundo debería recordar cada día cuando pone un pie en la calle
Hoy, cuando me he levantado por la mañana y me he puesto una camiseta rosa de tirantes que compré en Pimkie en 2004, no era consciente de que este gesto nacido por una dejadez extrema me iba a dar el subidón de la semana al llegar a la oficina. A ver si adivinas por qué.
Pista: es 3 de octubre.
¿Nada?
Venga, otra: es miércoles y los miércoles…
Joder, un poquito de tu parte. Vale, ok, sigo con mi historia.
Al llegar a la oficina y ver el hashtag #MeanGirlsDay he caído en la cuenta de que hoy es 3 de octubre, el día mundial en honor a la peli Chicas malas.
Y este año ha caído en miércoles, y claro, “Los miércoles vamos de rosa”.
MUCHO SE TIENE QUE TORCER EL DÍA PARA QUE SEA UN DÍA MALO.
Voy a decir también que cuando vi la peli (alquilada en el videoclub de debajo de casa, por supuesto) con mis amigas en medio de nuestra efervescencia teen, no me hubiese imaginado ni en un millón de años que Chicas malas fuese a llegar a convertirse en una peli de culto y un emblema de los 2000.
Vamos, me llegan a decir que la gente iba a estar llorando en Internet por haberse olvidado de vestirse de rosa hoy y me hubiese resultado menos creíble que si me llegan a contar todo lo que iba a pasar con la pobre Lindsay Lohan.
Que, por cierto, qué maravilla este vídeo de ella diciendo sus frases favoritas de la película.
La gente está dispuesta a aplicar el “¡No puedes sentarte con nosotras!” en la vida real con todos aquellos que no hayan respetado el código de vestimenta en tan señalada fecha.
Yo, por mi parte no me he puesto más chula por dos motivos:
1) Nadie más iba de rosa, así que me hubiese quedado sola yo.
2) He caído en la cuenta de que llevo una camiseta comprada en el año que salió la peli, es decir, hace 14 años, y me siento más vieja que el fuego. Eso siempre aplaca la arrogancia, sobre todo a primera hora de la mañana.
Me estalla la cabeza que Chicas malas sea un referente también para los adolescentes de ahora. Me deja en shock que clases de instituto enteras acuerden incluso con su profesor que van a vestirse de rosa para celebrar esa fecha.
Así de primeras tanto bombo por una película adolescente tonta de hace más de una década puede parecer fuera de lugar…
Pero puede que si Chicas malas ha pasado a la posteridad es porque no es una peli tan tonta como parece de primeras. De hecho, tiene una de las mejores reflexiones para llevar siempre en el bolsillito de la camisa y ser una decente con los demás que he escuchado:
“Llamar a alguien gorda no te hace más delgada... llamar a alguien estúpida no te hace más lista... y amargarle la vida a Regina George no me había hecho más feliz”.
Precisamente de eso va Chicas malas: de que ser mala es una soberana mierda, y eso es algo que todo el mundo debería recordar cada día cuando pone un pie en la calle.