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Artículo Dolemite: el soez ‘padrino del rap’ que ha resucitado la carrera de Eddie Murphy Culture

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Dolemite: el soez ‘padrino del rap’ que ha resucitado la carrera de Eddie Murphy

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La sombra de Rudy Ray Moore es más alargada de lo que piensas

Franc Sayol

25 Octubre 2019 09:55

Rudy Ray Moore no triunfó hasta a los 40 años. Pero pocas figuras de la blaxploitation pueden presumir de haber dejado huella en el cine, la música y la comedia. Entre otras cosas, se le atribuye la invención del rap. Pero hizo mucho más. Y sobretodo, lo hizo a su manera.

Moore encarna el arquetipo del estadounidense hecho a sí mismo. Era un buscavidas con una voraz hambre de triunfo, pero también un soñador que sabía que la autenticidad no tiene precio. Pasó dos décadas persiguiendo la fama sin descanso. Y cuando por fin la alcanzó, prefirió ser una figura de culto antes que aguar su propio mito.

Ahora, la película I Am Dolemite recupera su historia con Eddie Murphy en el papel protagonista. El film se estrena el 25 de octubre en Netflix, y aquellos que la han visto aseguran que se trata de la mejor interpretación de Murphy en muchos años. Algunos críticos incluso afirman que es la mejor de su carrera.

Tiene sentido: la figura de un cómico grosero, arrogante y deslenguado le viene como anillo al dedo a Murphy. Al fin y al cabo, él mismo se coronó como el mejor cómico de stand-up del mundo en los ochenta con un estilo extremadamente soez. Las carreras de ambos, sin embargo, tienen poco que ver. Para empezar, mientras a Murphy le llegó la fama siendo adolescente, Moore no la alcanzó hasta la mitad de su vida.

Nacido en Arkansas poco antes de la Gran Depresión, Moore supo muy pronto que su sitio estaba en el mundo del espectáculo. Pero no lo tuvo fácil. Pasó la mayor parte de las décadas de los 50 y 60 malviviendo como músico de R&B y cómico, y para cuando llegó 1970, tenía 40 años, sobrepeso y era el encargado de una tienda de discos en Los Angeles. Fue allí dónde un vagabundo le contó una historia sobre un pimp, un chulo callejero. Se llamaba Dolemite y su vida era tan fascinante que Moore decidió convertirlo en uno de sus personajes. Con ello, su vida cambió para siempre.

Alejándose del estilo de stand-up tradicional, Moore encarnaba a Dolemite a través de extravagantes monólogos rimados, plagados de referencias sexuales explícitas, movimientos de kung fu e insultos enrevesados. Con todo, dió con algo que nadie estaba haciendo. "No soltaba tacos solo para decirlos... Era una forma de arte, bocetos en los que desarrollaba personajes de guetos que maldecían y blasfemaba. No quiero que me llamen un viejo sucio, sino un expresionista del gueto", explicaba él mismo en una entrevista para el Miami Herald en 1997.

Además de sus actuaciones en clubes, Moore empezó a grabar discos de actuaciones en su casa. Party albums con música de fondo y sus amigos coreando las bromas que capturaban la misma atmósfera de las fiestas en los que luego sonaban. Con ello se empezó a granjear una audiencia entre la comunidad afroamericana, que por aquel entonces era obviada por la industria del espectáculo mainstream. El contenido de los discos era demasiado explícito para sonar por la radio, y sus portadas demasiado subidas de tono para exponerse en las tiendas -se vendían subrepticiamente envueltos en papel marrón-, pero gracias al boca a boca se convirtieron en obras de culto.

Las ventas de sus discos permitieron que Moore pudiera financiar su primera película. Se llamó Dolemite y fue su intento de crear un personaje emblemático de la blaxploitation en la línea de Shaft o Super Fly. En la película, Moore interpreta a Dolemite, un proxeneta que busca vengarse de un antiguo rival tras salir de prisión. En muchos sentidos, tenía los ingredientes de una producción blaxploitation: sexo, pistolas y política racial. Pero al mismo tiempo era una sátira de las mismas, que exageraba sus componentes hasta el delirio.

Moore no había logrado el apoyo de ningún estudio, por lo que la totalidad de presupuesto salió de su bolsillo. Esto provocó que la película tuviera unos acabados cochambrosos y algunos errores de bulto. En muchos momentos se veía el micrófono de sonido y en las escenas de lucha su pierna apenas se levantaba del suelo. Todo era cutre, pero Moore llevaba toda la vida haciendo lo máximo con lo mínimo. Y sabía perfectamente el efecto que buscaba.

Mientras que otros cómicos afroamericanos contemporáneos suyos como Billy Cosby, Red Foxx o Richard Pyor trataban de tender puentes que les llevaran a las audiencias masivas, Moore prefirió mantenerse en los márgenes, por debajo del radar de la sociedad blanca. Esto le imposibilitó alcanzar el éxito mainstream, pero le permitió llevar sus ideas al extremo. La gente iba al cine solo para ver hasta dónde era capaz de llegar. Pero no solo era un cafre. Era un creador realmente original que hacía llorar de risa a la audiencia.

La película fue inicialmente vapuleada por los críticos por su producción amateur, su argumento poco coherente y unas interpretaciones poco profesionales -la mayoría de actores eran amigos de Moore que, en efecto, nunca antes habían actuado. Pero, igual que había pasado con sus discos, Dolemite logró labrarse un seguimiento de culto entre la audiencia afroamericana y acabó recaudando 12 millones de dólares en taquilla (el equivalente a 58 millones actuales). El éxito hizo que Moore acabara protagonizado diversas películas más, incluidas tres de Dolemite: The Human Tornado, Shaolin Dolemite y The Dolemite Explosion.

En la década de los ochenta la carrera de Moore entró en barrena y ya no volvió a aparecer en ninguna película, más allá de cameos esporádicos hasta su muerte en 2001. Al mismo tiempo, fue descubierto por una nueva generación de admiradores que le nombraron “el padrino del rap” por su incomparable manera de vacilar sobre un escenario. Entre ellos estaba Snoop Dogg, quién en 2006 le rindió tributo en el libreto de la banda sonora de Dolemite. "Sin Rudy Ray Moore no habría Snoop Dogg, y eso es asíl", escribió.

En 2002, el New York Times calificó a Dolemite como el “Ciudadano Kane de las películas de proxenetas y king fu”. Aunque, a decir verdad, solo ha habido una película de proxenetas y kung-fu. Ya dijimos que Rudy Ray Moore siempre quiso ser único en todo.

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