La cantante ha lanzado 'Venganza', el adelanto de su próximo trabajo, y contiene todos los elementos necesarios para reabrir (¿y cerrar definitivamente?) la polémica sobre la utilización del flamenco en la música urbana
Confesaba Natalia García en una entrevista que le gusta "lo oscuro, música oscura, música que te hace soltarlo en vez de sufrir en silencio". Y oscuridad es precisamente lo que encontramos en 'Venganza', el adelanto del próximo trabajo de La Favi.
La canción empieza con un susurro rítmico que invita a la introspección más que al baile, pero a cada nota la melodía va echando raíces en nuestro subconsciente. La oscuridad de la letra ("en ese paraíso / ya no hay alegrías") desconcierta por lo inasible de la forma: la voz de La Favi sortea las categorías musicales que manejamos habitualmente e impide que ajustemos sus estímulos a esquemas preestablecidos.
¿Trap? ¿Flamenco? ¿Reggaetón? ¿Rumba? ¿R&B?
Hablar de "fusión" parece una salida demasiado fácil a la encrucijada cultural en la que permanece encerrada la música urbana. Después de Lo-De-Rosalía y la consiguiente guerra de trincheras, el debate sobre la autenticidad parece inevitablemente polarizado. "Yo nunca diría que estoy haciendo flamenco", explicaba la artista en julio de 2017, antes de que explotara la bomba de la apropiación cultural. "Yo puedo imitarlo o puedo tenerlo en el corazón [...] pero no es igual que crecer dentro de la cultura de donde viene, la cultura gitana en particular, que es la que lo ha protegido. Y sin esa pureza no existiría ahora".
Leyendo sus declaraciones, parece como si La Favi hubiese dejado resuelto el debate antes incluso de que este llegara a formularse. Con 'Venganza' transita musicalmente estas discutidas ambigüedades, y rubrica sus convicciones con su arte. Aunque no lo hace sólo con la canción: la estética de la imagen que acompaña el tema —una pistola con flores y entre flores, uñas larguísimas, anillo en el dedo meñique— entronca directamente con la transformación de un imaginario nacional, cultural y de clase que se está produciendo desde la música.
Esta actualización de símbolos y tendencias deberíamos verla en un contexto más amplio, en el que se insertan artistas tan distintos como Dellafuente o María José Llergo. En un artículo para Ctxt, Jesús Jurado analizaba el caso andaluz: la creciente reclamación y dignificación de la identidad cultural de la comunidad. Y aunque nació y se crió en california, La Favi tiene raíces almerienses: su música conecta con una cultura popular que ha sido estigmatizada y criminalizada por muchos motivos, pero especialmente el racismo y el clasismo.
Por ello, entiende su música desde una perspectiva eminentemente política. "Confianza en el hombre / tú nunca la tengas" suelta en 'Venganza', un alegato que parece navegar entre el feminismo y la misantropía. Pero reducir su invectiva a una colección simple de etiquetas haría tan poca justicia a su música como venderla como simple trap underground. Aunque trabaja con La Vendición, el sello de Yung Beef, La Favi ha repetido siempre que no tiene ningún problema con el giro mainstream de la música urbana.
'Venganza', por lo tanto, ha de verse como el primer asalto de un combate que promete agitar las aguas de la crítica y desestabilizar los prejuicios sobre los que se construye la polémica. "Los corazones se han puesto en una balanza / unos piden justicia / otros piden venganza".