La Academía podría haber creado otros premios para honrar el trabajo de muchos profesionales de la industria, que a día de hoy quedan invisibilizados, en lugar de intentar subir los medidores de audiencia
La Academia de cine ha cometido uno de los errores más grandes de toda su historia y todo por intentar recuperar la fe en los Oscar.
El presidente de esta institución, John Bailey, ha revelado tres importantes cambios que se producirán en los premios con tal de “mejorarlos”. A saber: acortar la gala televisada a tres horas y otorgar algunos galardones en la publicidad para hacerla menos pesada, adelantar la fecha de los Oscar 2020 del 23 al 9 de febrero y la creación de la categoría "mejor película popular".
El anuncio de esta nueva estatuilla responde a una decisión desesperada para arrastrar a más público y así acabar con los pobres resultados en audiencia de las ceremonias. La gala de este año captó la atención de 26,5 millones de espectadores, lo que supone una bajada considerable respecto a los 32,9 millones de televidentes que registró en 2017.
Este galardón está destinado a ser un premio de consolación para los blockbusters veraniegos, películas de superhéroes (Deadpool, Wonder Woman, Los Vengadores, Black Panther) y de animación (Gru, Los Increíbles, Toy Story) que suelen ser un éxito en taquilla, pero nunca pasan la criba de los académicos, excepto en nominaciones técnicas como mejores efectos especiales.
Ciertamente, pegarte a la pantalla para ver qué superhéroe se lleva el Oscar este año puede ser una herramienta efectiva para llamar a más audiencia. El problema es que a los Oscar les hace falta una renovación mucho más profunda. Mientras los académicos reservan todos los prestigios en la condecoración a mejor película, el galardón a la cinta más popular huele a un falso Oscar, a una estatuilla pretendidamente destinada a películas de categoría inferior.
En la ceremonia de 2019 ya entrará en vigor esta categoría que, criticada por periodistas de cine y por miembros de la propia Academia, genera muchas dudas. ¿Qué entendemos por “popular”? ¿Una cinta taquillera? ¿Saldrán las nominadas de la lista de las películas que más han recaudado el año anterior? ¿Se va a premiar a una película para atraer a más público a pesar de que la película no sea realmente buena o carezca de valores? Y, otra gran duda, ¿quién votará y qué criterios se seguirán para elegirla?
Tal y como apuntan desde Hollywood Report, Disney tiene todas las papeletas para beneficiarse de esta cuestionada estatuilla, ya que bajo su poder se encuentran Lucasfilmy Marvel con su poderosa armada de héroes. Aun así, lo verdaderamente revolucionario sería que una película como Black Panther, que ha reventado la taquilla casi literalmente, pudiera a optar a mejor película sin tener que quedar relegada a ningún otro pseudotítulo.
Además, el término que ha elegido para la nueva categoría es bastante problemático ya que da pie a etiquetas que a Hollywood no le interesan: ¿Si hay películas “populares” significa que todas las demás no lo son? Siguiendo esa línea, según remarcan desde Variety, ¿La La Land hubiera sido considerada bajo este término debido a su gran recaudación o el hecho de que tenía una clara intención artística le habría imposibilitado formar parte de las “populares”?
La Academía podría haber creado otros premios para honrar el trabajo de muchos profesionales de la industria, que a día de hoy quedan invisibilizados, en lugar de intentar subir los medidores de audiencia con movimientos impulsivos. Solo unas ideas: mejor director/a de casting, mejor dirección novel, mejor actor y actriz revelación, mejor doble y hasta mejor/a doblador de voz.