De todos los títulos de Pixar, no hay ninguno con un vestuario tan icónico como el de la saga 'Los Increíbles'. Charlamos con dos de sus creadoras.
Decía Carl Sagan que, si lo que quieres es hacer un pastel de manzana casero, antes tienes que inventar el universo. Esa máxima rige en Pixar: en los estudios de animación de San Francisco, cada skyline, cada vehículo, cada nube en los cielos de Toy Story, Cars o Monstruos S.A. son creados desde sus fundamentos, de película en película. “Los diseñadores de animación tenemos que hacerlo todo de cero”, me cuenta la directora de arte de Los Increíbles 2 Bryn Imagire, “y eso incluye los trajes, las texturas, la forma en que la luz incide sobre los tejidos”.
De todos los títulos de Pixar, no hay ninguno con un vestuario tan icónico como el de la saga Los Increíbles. Las mallas rojas de la familia Parr quizás sean zurcidas por Edna Mode en las dos películas de la franquicia, pero son profesionales como Imagire o Deana Marsigliese algunas de las encargadas de diseñar todos esos ropajes. “Para una diseñadora de moda, trabajar en Los Increíbles 2 supone una oportunidad única”, opina Marsigliese, sobre el juego de espejos con Edna, “porque te ofrece la posibilidad de convertirte en uno de sus protagonistas”.
“Para ponerme a trabajar en la película, para que las piezas empezasen a encajar, necesitaba encontrar la motivación que movía a Mode”, continúa Marsigliese. “Necesitaba descubrir su inspiración, lo que ella trataba de decir con sus diseños, para así hacerlos míos. Entonces caí en la cuenta: Edna Mode usa la moda como vehículo para celebrar lo único que ella respeta, que son los superhéroes. Sus trajes, no en vano, son interpretaciones de los superpoderes de los héroes a los que viste”.
Bryn Imagire (Pixar Studios)
Si Deanna vela por el look de los personajes, Bryn, que ya trabajó en la primera parte de Los Increíbles, experimenta con diferentes materiales para dar color y textura a sus trajes. “Puedo coger un mismo patrón de camiseta”, explica sobre su labor en el filme, “y darle shades distintos, cambiándola de tejido para que pueda utilizarse en diferentes escenas. Piensa que no únicamente nos encargamos de diseñar los trajes que los personajes visten en las secuencias de acción, sino también aquella ropa que llevan en su día a día”.
Si las mallas, apuntaba Marsigliese, nos informan de los superpoderes de quién las porta, la ropa de estar por casa también está cargada de información, incluso en su ausencia. “Me gustaba mucho la idea de que Jack Jack”, dice Imagire del bebé de Los Increíbles 2, “no llevase nada más que un pañal cuando Bob se queda al cargo de la casa, después de que su mujer se lance en solitario a la aventura. Solamente verás a Jack Jack vestido en las escenas dónde Helen está en casa”.
Para esta secuela, no sólo se amplía el fondo de armario de la familia Parr, sino que también lo hace el de sus secundarios. “Para Evelyn Deavor, uno de los personajes nuevos que presenta Los Increíbles 2, buscamos inspiración en mujeres como Patti Smith o Diane Keaton”, confiesa Bryn. “Queríamos. que transmitiera independencia y bohemia, pero también una sensación de comodidad, puesto que es una workalcoholic que no deja de moverse arriba y abajo”.
Si los diálogos de los personajes pueden darnos pistas sobre su personalidad, ¿cómo es vestir a aquellos otros que no cuentan con línea alguna en la película? “Los personajes que salen de fondo, de esos hay cientos, suponen un desafío especial, porque tienen que ser elegantes pero a la vez no distractivos”, advierte Marsigliese. “Tuvimos que alejarnos de la alta costura, de aquello que fuera demasiado específico, demasiado icónico. Una vez lo conseguimos, creamos un armario completo para cada género y edad”.
Deana Marsigliese (Pixar Studios)
Imagire, además de trabajar en el vestuario de Los Increíbles 2, también se encarga del shading del resto de departamentos, incluido el de los sets. De entre los profesionales con los que trabaja de forma más estrecha, encontramos a Nathan Faris, supervisor de escenarios. “El hecho de que la tecnología con la que trabajamos haya avanzado tanto”, hace balance Faris, de unos ordenadores que han pasado de tener giga y medio a cientos de ellos, “ahora nos permite hacer las cosas de una forma más detallada y compleja”.
Esa complejidad hace que, en cada dobladillo, haya un mundo; el universo del que hablaba Carl Sagan. “Cada color elegido cuenta una historia”, concluye Deanna. “Si está hecha con intención, cada prenda te cuenta un poco más del personaje que la viste. También ocurre en la vida real: si miras la ropa de la gente, puedes obtener muchas pistas sobre cómo son. La ropa no sólo habla de nosotros, sino de nuestra motivaciones: si nos vestimos como lo hacemos, es para proyectar algo muy concreto de nosotros mismos”.