El caso más polémico del año en Perú casi acaba en linchamiento público: "Por una mentira casi nos queman el restaurante"
Cerca del linchamiento. Eso le ocurrió a Liu Xiunhuan, cocinero y propietario del restaurante Chifa Asia, en Lima, cuando unas personas vieron que en su maletero llevaba unos fardos de carne y un perro vivo dentro de un saco.
A vuela pluma sacaron sus cálculos: aquellos trozos de carne rosada eran de perro y el animal, que asomaba la cabecilla dentro del saco, iba a ser el próximo en pasar por la sartén. Se armó un gran revuelo gracias a los medios, que compraron esa versión de los hechos y viralizaron la noticia.
Nunca hubo pruebas fehacientes que apoyaran los argumentos de la docena de personas enfurecidas que golpearon al cocinero Liu Xiunhuan y lo persiguieron dentro de su restaurante, cuyos nombres no han sido revelados a pesar de haber interpuesto la denuncia, y que en aquel momento se encontraba operativo. Incluso los medios dieron a conocer datos personales del agredido como su apellido y el de su socio y la matrícula de su coche. en una emisión en directo.
Y cuando las hubo, las pruebas demostraron la inocencia del cocinero: el informe toxicológico confirmó que la carne que el cocinero llevaba en el coche (sí, gran error: junto al perro y sin refrigerar) era de origen vacuno. No importó que Liu Xiunhuan lo explicara y contara que aquel perro era Negro, su nueva mascota, que se la había regalado la mujer a quien compró la carne y que lo llevaba en un saco para que no ensuciara la mercancía (otro gran error de higiene).
No se le escuchó.
“En el Chifa Asia preparan platillos con carne de perro porque esa es la costumbre China”, dijeron los agresores. Estamos en 2018 y seguimos pensando que todos los ciudadanos chinos comen carne de perro. Penoso.
Porque son raros, ¿no? Son personas migrantes y por fuerza tienen que hacer cosas completamente distintas y reprochables. No importa que la comunidad cantonesa empezara a emigrar hacia Lima y la costa peruana hace más de un siglo, ni tampoco que la influencia de la cocina china se haya entretejido tanto con la peruana hasta crear una gastronomía propia, la chifa. Pero también es un ejemplo de xenofobia de manual, tal y como han denunciado ya en las redes:
El caso del Chifa Asia es de una negligencia periodística galopante con medios nacionales con titulares como "Detenidos los dueños de un restaurante chino en Perú tras hallarse una camioneta con perros muertos". Todo sin contrastar información que casi provoca una tragedia aún mayor: "Por una mentira casi nos queman el restaurante", dijo en sus últimas declaraciones.
Por suerte, los medios entonaron el mea culpa, reconocieron el agravio que habían causado a la imagen del local y a la comunidad china (representada por Gustavo Cordero, quien ya ha emprendido acciones legales), y organizaron con el restaurante una jornada de puertas a abiertas para mostrar sus platos y explicar su versión de los hechos, con tal de ayudar a restaurar su imagen.
Es más, incluso cocineros famosos se han volcado en ayudar al Chifa Asia: Gastón Acurio ha dicho que irá a visitarlo gracias al llamamiento que hizo el chef Héctor Solís o la crítica gastronómica Paola Miglio. Liu Xiunhuan se mostró contentísimo de poder darles la bienvenida.
Lo único que le falta es que le devuelvan a Negro, que a día de hoy se halla en paradero desconocido.
